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Raíces Entrevista

José Luis Aguirre: “En Buenos Aires también siento una raíz muy profunda con la tierra”

El músico y poeta cordobés José Luis Aguirre

Claudia Regina Martínez

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Cada tanto aparece un artista que conmueve desde lo más profundo de la raíz y sin embargo suena a nuevo. Es el caso del cordobés José Luis Aguirre, que lleva ya varios años haciendo crecer su base de público fiel, a fuerza de compromiso y arte, tanto que agota las entradas allá donde se presente.

Por estos días, será en Buenos Aires y alrededores. Después, no sabe, porque “El Jose”, que viene de Villa Dolores, en el Valle de Traslasierra, no está pendiente de su carrera y, sin embargo, desde la más absoluta humildad, su patio en la sierra, las guitarreadas con los amigos y las peñas fue armando una trayectoria que lo llevó, entre otras cosas, a recibir este año el premio Consagración en el Festival de Cosquín.

Presentó esa noche una canción que habla de la simpleza del barrio y que quizá resuma un poco toda su cosmovisión. Sobre esa composición habló con elDiarioAR, al igual que sobre la importancia de la comunidad para enfrentar estos tiempos oscuros y la necesidad de mantener el contacto con la madre tierra, aun viviendo en plena ciudad, entre muchos otros temas.

Aguirre, creador de canciones que ya son clásicas como “Bailecito para iluminar” o “Pisando nubes”, se presentó este jueves en el CAFF, a donde volverá el domingo 28 a las 21. Además, este viernes toca en el Auditorio Oeste de Haedo. Está dando a conocer su disco más reciente, Suelto, luego de que el anterior, Chuncano, se alzara en 2020 con un Premio Gardel.

-¿Cómo van a ser los shows que vas a ofrecer estos días?

-Vengo con una banda de jóvenes talentosos de Córdoba que me van a estar acompañando, con los que tocamos en Cosquín. Vamos a estar presentando canciones del último disco y algunas canciones inéditas y las canciones que me acompañan siempre, en un formato de banda de cinco. El jueves va a estar de invitada la Chiqui Ledesma, que va a cantar unos temas. Y así en el transcurso de los días me voy encontrando con amigos, gente querida, que se suma a cantar unos temas para acompañar la noche. Así va a ir pasando con el resto de los días, pero principalmente con la banda y con las canciones que me acompañan, también los clásicos de siempre.

-Cada vez que venís a Buenos Aires se terminan agotando las entradas. ¿Qué te parece que les pasa a los porteños con tu música?

-No sé muy bien qué pasa, pero veo y siento también acá una raíz muy profunda con la tierra, con la necesidad de volver a la ancestralidad y a la música de raíz y de milenios y de melodías antiguas. Eso se da acá, me sorprende mucho, a veces inclusive más que en los pequeños pueblos. Así que me parece que ese provincianía, esos abuelos, esa gente que sembró semilla acá, sembró no solo la semilla humana, sino también la cultural y de la madre tierra de sus regiones. Así que me sorprende cómo se baila, cómo cantan, cómo se hace folklore. Y yo contento siempre de sentirme bien recibido aquí, como en casa.

-Los que te conocen saben que sos siempre el mismo, estés en el patio de tu casa, en Cosquín, acá o donde sea. ¿Qué es lo que te hace mantener el eje?

-No sé si mantengo algún eje. Solamente intento eso, como decís vos. Para mí, simplemente soy un ser humano como cualquiera y me gusta estar ahí plantado desde mi visión de que antes que músico soy montones de cosas, que no se ven y que son esenciales. Y que a veces me calzo la guitarra y salgo a cantar pero que no soy todo el día eso ni ahí. Pero también me gusta esa parte en la que salgo a cantar y me convierto en artista. Y el artista forma parte del padre, del cocinero, del amo de casa y de un montón de otras cosas que vienen a complementar mi vida. Y creo que eso me mantiene ahí en un estar tranquilo y no necesitando tanto llamar la atención.

-Pero así y todo llamás la atención y sos parte de una generación que está creando un cancionero nuevo. ¿Sentís eso también?

-Ojalá que sea así. De verdad que no me pongo a pensarlo mucho y si me pongo a pensar me limitaría a querer ser algo y la verdad que yo no quiero ser nada. Simplemente estar acá, acompañar con canciones y, bueno, eso será algo que suceda o no. No es algo que me preocupe a mí ahora, ni estoy buscando. Simplemente sí me gusta la idea de pertenecer a un grupo de artistas de música independiente, de música que vuelve a encontrarse con el sentido popular de la música en todos sus aspectos. Así que sí, mientras sea desde ahí, yo feliz y contento, pero la verdad que no estoy buscando nada de eso. Pero sí me gusta sumar y soy consciente también que pertenezco a un grupo de artistas. Y eso me pone muy feliz y me compromete y a la vez dejo que las cosas pasen.

-Ahora, por ejemplo, te dieron el premio Consagración en Cosquín y presentaste una canción nueva, que es muy hermosa. ¿Cómo nació esa canción?

-Esa canción es el reflejo de de los últimos días antes de irme a cantar a Cosquín, el último mes de las cosas que estaban pasando en mi interior y en el afuera, fusionados desde el lugar en el que habito. Y a la vez hablan de ese lugar como si fuera un país, como si fuera, puede decirse, un planeta, pero es el pequeño barrio, que es lo mismo. Y desde ahí refleja las cosas que van sucediendo. Y también fue como un desafío de llegar al festival con esa impronta de decir: bueno, yo soy artista y quiero cantar una canción que refleje este último tiempo. ¿Lo puedo hacer? Y así fue un poco el desafío al que a mí me fue empujando la vida. Fue reflejando un poco, como en un cuadro, todas las pequeñas cosas que me parecen importantes, como los seres que habitan todavía el monte, los paisanos, todo lo que va relatando la canción, como un juego, que dije: ¿puedo yo hacer esto? Y, bueno, por suerte salió.

-¿Qué título le quedó al final?

-Y me parece que le quedó “Canción bonita”.

-Le cantás mucho a la importancia de hacer las cosas de manera colectiva. ¿Creés que en estos tiempos que estamos viviendo, así tan complejos, la cosa pasa por ahí?

-Sí, para mí, sí. Justamente por todo lo que se está desmantelando, todo lo que se está deshumanizando. Somos seres colectivos. Y todo esto viene a ser lo opuesto: la competencia, el odio, la división de lo que somos como familia, como seres humanos. Y justamente lo necesario es la comunidad, es el el saber que no estamos solos y que no se salva uno solo, sino habitando el planeta como una comunidad mucho más grande que los seres humanos. Ni siquiera el ser humano como el centro, sino como parte. Y hablo de una comunidad inclusive más amplia que la sociedad misma, que a veces nos dicen que que es lo único que tenemos que respetar. Y este individualismo, este capitalismo, esta destrucción de los derechos, todo esto que está pasando con este gobierno viene a romper justamente eso, la unidad.

-Acá en Buenos Aires estamos bastante alejados de la naturaleza y quizá parte de que a la gente le gusta ir a escucharte es que vos nos conectás de vuelta con la sierra, con los ríos. ¿Cómo hacemos para conectarnos de vuelta con eso?

-Yo veo que mucha gente está re conectada. Andar me da la suerte de poder encontrarme con gente que respeta, que está, no sé si necesariamente conectada con el paisaje, porque, bueno, quizás no tengas la posibilidad aquí, pero sí hay otras maneras de volver a la tierra: la danza, el rezo, una huerta vertical en tu casa. No sé. Miles de formas tenemos los seres humanos. Y creo que mucha gente está necesitando esa búsqueda y ese encuentro, ya sea en el medio del campo o acá en la ciudad. Pero también recordar y tener presente que cuando abrís una canilla, el agua no viene de cualquier lado, viene de algún lugar lejano. Todo lo esencial viene de un lugar lejano. Darse cuenta de eso es estar presente en la tierra y respetarla. Nada más abrir una canilla. Siento eso un poco, que aquí también se da esa posibilidad de ser seres humanos plenos, volviendo a la consciencia del planeta, no necesariamente viviendo en el centro del Amazonas. Y la música es una forma de conectar con eso. Por eso te digo que me sorprende cuando veo tanta gente bailando, haciendo música de raíz. Creo que es una manera de volver.

-¿Cómo sigue tu 2024?

-No sé bien. Se va armando. Generalmente no sé mucho. Me voy interiorizando más cercano a las fechas. Tengo un amigo que me ayuda, gente que me ayuda a organizarme. Yo llego, hago mis cosas. Y, mientras tanto, estamos grabando, yo sigo escribiendo, sigo produciendo más cotidianamente y, como digo, esa es mi vida real de músico que es tocar y encontrarme con los amigos a hacer música como algo familiar. Y eso siempre está presente y ahí van saliendo cositas. Se irán enterando a medida que yo me entere también (risas).

“Raíces” fue un programa radial dedicado a la música de raíz de Argentina y Latinoamérica que la periodista entrerriana Blanca Rébori condujo durante más de 30 años en diferentes emisoras. Titulamos esta columna con ese nombre en homenaje a su labor.

CRM

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