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El oficialismo, lejos de los acuerdos

La visita de Posse al Senado no aceleró la negociación con los opositores y la ley Bases pasaría para junio

El recinto del Senado se iba a abrir este jueves para tratar la ley Bases y el paquete fiscal pero eso no va a ocurrir porque aún no hay dictámenes de comisiones. Este miércoles sí hubo sesión pero para escuchar, por primera vez, el informe del jefe de Gabinete, Nicolás Posse.

“Hay acuerdo y se está avanzando con la redacción. Pero no dan los tiempos para apurarlo hoy”. El diagnóstico que salió de un despacho importante de La Libertad Avanza en el Congreso marca el tono con el que el oficialismo encabezará este jueves otra vez la cuesta arriba de buscar tener dictamen para la ley Bases y el paquete fiscal de Javier Milei. La agenda oficial plantea para hoy el último tramo de expositores invitados que darán su opinión sobre las iniciativas, pero no hay certezas entre los libertarios de que el Gobierno conseguirá el ansiado despacho en las comisiones para ir a sesionar la semana que viene. Esto hace que, con suerte, el Senado le pueda dar sanción a ambas propuestas recién en la última semana del mes, post “Pacto de Mayo” --o la deriva narrativa que encuentre la Casa Rosada para el sábado 25--. Con todo, las reformas que desregulan la economía recién podrían ser ley en junio, ya no este mes, porque deberían volver a Diputados para ser ratificados los cambios de la Cámara alta.

El paso de ayer del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, por el recinto de la Cámara alta no aceleró las negociaciones con los opositores aliados (el PRO, la UCR, los bloques federales y provinciales). Una fuente parlamentaria que lo cruzó aseguró que en los pocos minutos que hubo de receso cerca de las 13, el funcionario “fue solamente al baño”. Sí estuvo con otra ímpetu recorriendo los pasillos del Palacio su segundo, José Rolandi. Es el encargado del poroteo y de juntar los apoyos, reconocieron al lado de la vicepresidente Victoria Villarruel, ahora desdibujada en la negociación.

En el oficialismo reconocen que aún “hay trabas” en blanqueo de capitales que incluye el paquete fiscal. Y también en el RIGI, el régimen para inversiones de más de US$ 200 millones que contempla una gran cantidad de perdones impositivos durante tres décadas. Habría habido algunos avances en la cuestión de la reforma previsional y ajustes en la reforma laboral, aunque los detalles de las negociaciones se mantienen bajo siete llaves. El oficialismo sí acercó posiciones tácticas con el radicalismo al asegurar el presupuesto de las universidades, aunque en la UCR afirmaron a este medio que eso no estaría dentro de la ley Bases. También en La Libertad Avanza dijeron haber tenido conversiones auspiciosas con algunos bloques federales, como el que conduce el entrerriano Edgardo Kueider. Con la senadora del PRO Guadalupe Tagliaferri también hubo contactos y ayer ella tendió la mano: le dijo a Posse que quería ser una “oposición constructiva”.

“Va a haber acuerdos si la ley corrige las asimetrías que tiene de origen y si en el proyecto final se tiene en cuenta la situación de la clase media con deducciones; si hay reformas al blanqueo; si el RIGI protege la industria nacional; si incorporamos una recomposición de los haberes para los jubilados y los pensionados, que fueron los que más han perdido en este periodo; si hay financiamiento para las universidades”, dijo anoche en TN el radical Maximiliano Abad, que tiene un juego autónomo del jefe del partido y también senador, Martín Lousteau.

En la misma pantalla, el senador libertario Francisco Paoltroni (Formosa) defendió el blanqueo e hizo una llamativa analogía con la tragedia de Los Andes de 1972: “Si nosotros nos vamos a poner a juzgar a todos los que comieron carne humana en la cordillera... Bueno, acá, ¿sabes qué? Quedaban todos muertos”. El oficialista dijo que “los argentinos que necesitan blanquear son supervivientes” y indicó que ellos son “los empresarios”.

Los tiempos mileístas

Ya pasó la primera quincena de mayo y los senadores no sólo no han firmado los dictámenes para ambas iniciativas sino que les introducirán una gran cantidad de cambios. Esto significará que, en caso de conseguir el número para su aprobación en general —y también al articulado—, ambos proyectos deberán ser devueltos a la Cámara baja, que según la Constitución podrá aceptarlos o insistir en su redacción orginal por la misma mayoría con que fueron aprobados en el Senado.

Javier Milei asumió como presidente de la Nación hace cinco meses y seis días y todavía no tiene aprobada su ley ómnibus, esa ley fundacional de cada gobierno nuevo, que en su caso se da en llamar Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos. Ni esa iniciativa ni la reforma impositiva, que el ministro de Economía, Luis Caputo, bautizó como paquete fiscal. Todo sigue empantanado en el Congreso, donde los planes del Poder Ejecutivo chocan no solamente contra su propia situación de hiperminoridad (La Libertad Avanza tiene menos del 15% de los diputados y menos del 10% de los senadores) sino también con la resistencia de una oposición variopinta a la que, más allá de sus diversos intereses, tampoco le gusta que todas las semanas desde un atril los traten de “coimeros” y “delincuentes”.

La Cámara baja le dio media sanción a los dos proyectos el 29 de abril, después de que el 6 de febrero la primera versión del proyecto Bases fuera devuelto a comisiones por falta de consenso, en plena sesión. El objetivo del Gobierno era que el Senado les diera sanción definitiva en la primera quincena de mayo para que las dos leyes sean la ofrenda floral del “Pacto de Mayo”, ese acuerdo federal al que con pompa y circunstancia convocó el presidente Milei el 1 de marzo pasado, ante la Asamblea Legislativa, un decálogo de 10 compromisos para ser suscripto con los gobernadores. Pero el cronograma falló.

En ese contexto, después de la media sanción de la Cámara de Diputados, contra el entusiasmo del principal negociador, el ministro del Interior, Guillermo Francos, y otros funcionarios, el trámite parlamentario se trabó en el Senado, cámara donde no sólo los gobernadores tienen un mayor predicamento sino que está integrada por figuras que sin responder a ningún gobierno provincial tienen peso propio y son más difíciles de convencer. El Senado nunca es fácil. Ahora desde la Casa Rosada dejaron trascender que el evento del 25 “se hará igual” aunque sin los gobernadores y legisladores.

JJD/MC

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