Algo en común: derechos, igualdad y democracia es una columna semanal en la que el Equipo ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) ofrece una mirada feminista sobre los temas de la agenda de género en Argentina.
En un contexto complejo que parece cuestionar muchas de los acuerdos que fuimos construyendo en las últimas décadas, en esta entrega semanal se analiza lo que nos une, las convicciones que compartimos, los anhelos que sostenemos mirando el futuro. Con el aporte de las investigaciones de ELA en temas como las violencias, los cuidados, los derechos sexuales y reproductivos y la participación social y política de las mujeres, se ofrece un retrato de un estado de situación y se explora la realidad del país y de la región buscando recuperar aquello que nos une. No son “temas de mujeres”, son temas de la sociedad que atraviesan a las mujeres y diversidades. Algo en común propone recordar(nos) que sin igualdad no hay democracia y no hay democracia sin mujeres.
ELA es una organización de la sociedad civil apartidaria y feminista, creada en 2003 y que trabaja para alcanzar una sociedad más justa y equitativa, promoviendo los derechos humanos de las mujeres y la igualdad de género a través del derecho y las políticas públicas. www.ela.org.ar
Grupos desean que el abuso sexual infantil vuelva a ser tabú en la Argentina
En medio de la tormenta de fake news, volver a lo importante: la Educación Sexual Integral protege a niñas, niños y adolescentes, ofreciéndoles herramientas para vivir libres de abusos, prejuicios y violencias. Pese a los esfuerzos de sectores conservadores para deslegitimarla con desinformaciones, es un derecho que hace del mundo un lugar mejor y más justo para las infancias.
¿Qué madre no querría que su hija pueda identificar un abuso y pedir ayuda? ¿Qué padre no desearía que su hijo sepa que no está obligado a callar si alguien lo hace sentir incómodo? En las últimas semanas, circularon declaraciones y expresiones de altos funcionarios del Gobierno nacional que pretendieron desacreditar la implementación de la Ley Nacional de Educación Sexual Integral, sancionada en octubre del 2006 por el Congreso argentino. Para hacerlo, circularon noticias falsas que desinforman y tergiversan los hechos, apelando a emociones negativas y sentidos comunes naturalizados que, justamente, la ESI pretende revisar.
Frente a esos discursos, es urgente recordar el verdadero propósito de la ESI: proteger y empoderar a las infancias y adolescencias frente a los abusos y las violencias. Aquí desmentimos las desinformaciones que circularon en estas últimas semanas con evidencia y argumentos, pero también con una invitación a reflexionar desde el corazón.
En estos tiempos de alto consumo de redes sociales, donde gran parte de las noticias que circulan buscan más el clickbait que brindar información seria y chequeada, las desinformaciones se han vuelto moneda corriente.
Quienes desinforman aprovechan los temas sensibles, los prejuicios sociales y los temores de distintos grupos para generar emociones fuertes en quienes las ven circular y así lograr que sean ampliamente compartidas. Los temas que son objeto de desinformación no son elegidos de manera inocente, sino que son seleccionados estratégicamente con el fin de influenciar la mirada social sobre determinadas agendas. Diversas políticas y programas que se orientan a reducir las desigualdades sociales y de género suelen ser un objetivo común de ataques desinformantes justamente porque son intervenciones que ponen en jaque privilegios y sentidos comunes que naturalizan esa desigualdad.
Esto se observa en una investigación de ELA y Chequeado durante las elecciones generales del 2023. Algunas desinformaciones de la ESI se presentan como simples comentarios en una entrevista, una nota periodística o un tweet. Otras veces son pronunciadas en discursos de referentes políticos, académicos y científicos o por parte de organizaciones sociales. Por ejemplo, como sucedió recientemente con el libro Cometierra de Dolores Reyes, hace tan solo un año circulaba por redes y medios de comunicación la noticia de que dentro de la bibliografía de la ESI figuraba el libro “Gonzalito y sus dos papás”, con ilustraciones de dos hombres descansando desnudos en una cama junto a un niño. Sin embargo, en este caso, se demostró que esto era falso y que el libro no formaba parte del material del programa argentino de Educación Sexual Integral. En realidad, se trataba de un libro español, cuya editorial aseguró que no se había distribuido en la Argentina. En el caso de Cometierra, se sacó de contexto un breve párrafo de un libro pensado para que adolescentes puedan reflexionar en el aula sobre el abuso sexual y cómo prevenirlo.
Lo que transmite cada desinformación individual no son mensajes aislados sino que, analizadas en conjunto, construyen grandes narrativas que presentan una visión muy particular sobre un tema determinado. De esta manera, cada desinformación puntual es interpretada por las personas como “una prueba más” de aquellas narrativas que se intentan imponer.
De Cometierra al deseo de silencio
Entre las narrativas principales que se pronuncian en contra de la ESI, la investigación realizada por ELA y Chequeado identificó aquellas que aseguran que “es parte de un adoctrinamiento de las infancias” o que promueve comportamientos y se utilizan materiales inapropiados para la edad. Otras que tiene consecuencias en la salud mental como física, como la generación de traumas psicológicos, la iniciación temprana a la sexualidad, el aumento de los embarazos adolescentes, la infertilidad y aumento de las enfermedades venéreas. Finalmente, aquellas narrativas que afirman que tiene como objetivo la homosexualización de las infancias, la promoción de la pedofilia y el control poblacional.
En base al debate instalado con desinformaciones de estas semanas, nos parece fundamental abordar las siguientes:
“La ESI promueve la sexualización de los niños y comportamientos inapropiados para la edad”
Muy por el contrario, desde su sanción, la ESI ha constituido una herramienta fundamental para detectar situaciones de violencia sexual hacia niños, niñas y adolescentes. Sus principales ejes consisten en cuidar el cuerpo y la salud de las y los niños y adolescentes, valorar la afectividad; garantizar la equidad de género; respetar la diversidad y educarlos para ejercer sus derechos.
En Argentina se registraron, en el periodo 2017-2023, 15.699 casos de niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual, según datos de la Línea 137. En este marco, la ESI es fundamental en cuanto permite identificar conductas abusivas y violentas y contar con herramientas para denunciarlas. Un reciente estudio, basado en los datos de la Sala de Entrevistas Especializada realizado por el Ministerio Público Tutelar de CABA, reveló que 4 de cada 10 niños, niñas y adolescentes residen en la misma vivienda que la persona denunciada por abuso sexual infantil y que en 6 de cada 10 de los casos incluidos en el estudio el delito denunciado fue cometido por alguna persona con un vínculo familiar.
Además, del número de casos relevados en aquellas situaciones en que se demoró más de un año en hacerse la denuncia se observó en forma reiterada, que la develación sucede recién cuando el NNyA tiene un entorno de contención para poder relatar el hecho; o cuando encuentran palabras para relatar los hechos, por ejemplo,a partir de una clase de educación sexual integral.Según el informe, en 1 de cada 4 casos se devela el hecho en la escuela.
“La ESI es una agenda ideológica que busca adoctrinar a las infancias”
Imaginen por un momento a un adolescente que desconoce que “el amor” no justifica los golpes o las humillaciones. O una joven que no sabe que es falso que, en la primera relación sexual, no es posible quedar embarazada. Sin educación sexual integral, muchos adolescentes carecen de herramientas para reconocer y salir de relaciones violentas o prevenir embarazos no deseados. La ESI, basada en principios de derechos humanos, no “sexualiza”: empodera.
Argentina cuenta con un amplio reconocimiento del derecho a la educación sexual integral como un derecho humano y una obligación del Estado. El 16 de septiembre el Comité de Derechos del Niño instó al Estado argentino a asegurar la continuidad y el fortalecimiento del Plan ENIA, a garantizar la implementación efectiva de la Ley N° 26.159 sobre Educación Sexual Integral y asegurar que la política de salud sexual y reproductiva forme parte de la currícula escolar obligatoria, con especial atención a la prevención del embarazo precoz y las infecciones de transmisión sexual.
Nadie está libre de caer en la trampa de las falsas noticias. Por eso, frente a la alta circulación de desinformaciones es bueno estar alertas y buscar más información que nos permita ampliar lo que leímos o escuchamos. Hacer nuestro propio chequeo de fuentes.
La ESI no es lo que pretenden instalar estos sectores conservadores y reaccionarios. Es un escudo que protege a las infancias y adolescencias de la violencia, el abuso y los prejuicios que durante años silenciaron historias de dolor. Por eso, la ESI es un derecho. ¿Queremos que vuelva a instalarse la idea de que los chicos no deben “saber demasiado”? ¿Queremos que el abuso sexual vuelva a ser un tabú? ¿O queremos, en un mundo donde la pornografía está al alcance de un click, darles las herramientas necesarias para pensar críticamente, defenderse y prevenir esas situaciones de riesgo?
Las autoras, Agustina Rossi y Patricia Sotile, son integrantes de las áreas de Políticas y Jurídica del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), respectivamente.
AR/PS/JJD
¿Qué madre no querría que su hija pueda identificar un abuso y pedir ayuda? ¿Qué padre no desearía que su hijo sepa que no está obligado a callar si alguien lo hace sentir incómodo? En las últimas semanas, circularon declaraciones y expresiones de altos funcionarios del Gobierno nacional que pretendieron desacreditar la implementación de la Ley Nacional de Educación Sexual Integral, sancionada en octubre del 2006 por el Congreso argentino. Para hacerlo, circularon noticias falsas que desinforman y tergiversan los hechos, apelando a emociones negativas y sentidos comunes naturalizados que, justamente, la ESI pretende revisar.
Frente a esos discursos, es urgente recordar el verdadero propósito de la ESI: proteger y empoderar a las infancias y adolescencias frente a los abusos y las violencias. Aquí desmentimos las desinformaciones que circularon en estas últimas semanas con evidencia y argumentos, pero también con una invitación a reflexionar desde el corazón.