El principio activo de no-alineación latinoamericano luce cada día más y más proactivo. La guerra en Ucrania, las crisis políticas, alimentarias y energéticas, la inflación, las victorias avenidas o por venir de una izquierda de un color rosa por fuerza más pálido que en los años 2000, los desfallecimientos del dinamismo económico de la Unión Europea (UE) y de EEUU, todo impacta sobre las decisiones geopolíticas del Sur Global en general y de América Latina en especial. En Quito o en Ciudad del Cabo, en la mediterránea Brasilia (la capital brasileña de hoy, pero más todavía la de un eventual tercer gobierno de Lula) o en las islas Salomón, cada vez se afirma más, y torna más inconmovible, la spengleriana conviccíón del Declinar de Occidente. Pero maridada a la certidumbre, antaño tan tercermundista o maoista, de que Oriente, en su encarnación sínica, si pierde velocidad en su ascenso, sin embargo reasegura su sólida permanencia triunfante en la altura. Buenos o malos, los augurios coinciden: en 2050, las tres primeras economías del mundo serán China, India y EEUU, en este orden. Y de las diez primeras economías de 2050, sólo tres seguirán siendo occidentales.
En cada una de las diez estaciones que recorre este jueves El mundo es azul como una naranja, Newsletter Semanal de Política Internacional de elDiarioAR que hoy les llega aquí y así, nos enfrentará vez a vez una nueva faz de quienes desde el Global South quieren vender pacíficamente sus productos a todos y no temen llevarse bien con todos. Porque prefieren abstenerse de todo compromiso a ultranza en una nueva Guerra Fría que esta vez tiene tres protagonistas variadamente antagónicos -y la China Popular es uno de ellos.
1. Bye Bye Gorby
Nada de todo lo que sigue en esta Newsletter sería como es sin un hombre que cambió el siglo XX y que murió este martes. A nadie dejó de sorprender cuando en 1985 fue el nombre de Mijail Gorbhachov el que se oyó al fin de la reunión del Politburó que debía elegir al sucesor de Konstantin Chernenko. En vez de pasar el cargo a otro añoso representante de la gerontocracia que había gobernado la URSS por tres décadas, el Partido Comunista siguió la recomendación que Yuri Andropov, ex director de la KGB, y antecesor de Chernenko, había pronunciado antes de morir: “Elijan a un joven, elijan a Gorbachov, porque es el único que puede hacer que la Unión Soviética, que se está quedando sin aire, recobre aliento para seguir avanzando con su misión mundial”.
Fue así que el 11 de marzo de 1985, a los 53 años de su edad, Mijail Sergueievich Gorbachov, que sólo desde hacía poco tiempo era miembro efectivo del Politburó, el órgano de gobierno supremo de la URSS, estaba sentado en el sillón del Gen Sek, el Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). La coronación de una larga carrera, aunque más breve que la de sus provectos adversarios para el cargo, iniciada en su juventud junto a Crimea, el territorio peninsular sobre el Mar Negro que hoy disputan a Rusia los ejércitos de Ucrania.
La situación soviética, como a nadie se le escapaba en la KGB, y mucho menos a Andropov, il capo di tutti i capi del espionaje soviético, era desastrosa en 1985. Al estancamiento económico de la era de Leonid Brezhnev había seguido, en la segunda mitad de la década de 1970 el relanzamiento de la carrera armamentística.
Ronald Reagan le había dado un golpe fatal con su programa misilístico Star Wars, que había hecho vibrar de pánico a muchos altos cargos de las FFAA soviéticas. Y había devorado recursos, tratando de encontrar una respuesta, que eran sistemáticamente sustraídos a la construcción y renovación de infraestructura para enfrentar la recuperación económica.
La URSS fracasaba en la producción de bienes de consumo de calidad aceptable para una población que cada vez demandaba más, y era más intolerante sobre su baja calidad. Los gastos militares eran cada vez más elevados, y llegaban a ser casi lunáticos en proporción al resto del presupuesto. La aventura intervencionista militar en el 'Vietnam ruso“, Afganistán, donde las tropas del Ejército Rojo habían ingresado para salvar al Comunismo del 'avance capitalista', desangraba a la URSS de recursos, hombres, y moral. A los incentivos a la productividad, en el programa de aceleración industrial soviético, siguió el plan de vincular el trabajo al salario, poniendo fin a un punto clave del ideario fundacional de la Revolución Bolchevique de 1917, el igualitarismo.
Fue entonces que Perestroika y Glasnost se popularizaron como palabras clave y fórmulas del reformismo de Gorbachov. La primera, reestructuración del sistema económico soviético con la introducción de muy poderosos elementos de mercado. La segunda, el principio liberal de transparencia, de publicidad de los actos de gobierno, con la cual Gorbachov buscaba el consenso popular.
2. Gorbachov, paredón y después
Mijail Gorbachov no tuvo miedo en enfrentar el gran tabú soviético que era, y es, el gran tótem occidental, las elecciones libres. En 1990 llegó la histórica abolición del artículo 6 de la Constitución Soviética, que establecía el rol guía del Partido Comunista para la Unión, y se abría la competencia multipartidaria.
El resto de la historia es la parte mejor conocida en Occidente. El Secretario General del Partido Comunista de la URSS trataba de convencer a Occidente de que convenía poner un freno a la carrera armamentista. La primera en creer en él fue la neoconservadora Margaret Thathcher: “We can do business together”.
En el primer encuentro de Gorbachov con el neoconservador Ronald Reagan, en Ginebra, el presidente republicano se mostró receloso. Pero después siguieron los tratados de limitación de pruebas nucleares y de misiles intercontinentales, con Reagan, y con George H. Bush, el padre de W. Cayó en 1989 el Muro de Berlín, y de Alemania Popular a Bulgaria, de Hungría a Polonia, los países de Europa Oriental, gobernados desde el fin de la Segunda Guerra Mundial por un Partido Comunista prosoviético, llamaron a elecciones.
La URSS podía ahora dedicar sus recursos a mejorar la suerte de sus conciudadanos. Acaso. Pero, acaso también, ya era demasiado tarde. En 1991 llegó la disolución de la URSS. Se fundó la Federación Rusa, y de la los países bálticos al Asia Central, del Cáucaso a Ucrania, ex repúblicas socialistas soviéticas buscaron y consiguieron la independencia.
3. Lula y Bolsonaro, candidatos más heterogéneos que contrastantes
Las campañas de Lula y Bolsonaro para las presidenciales brasileñas de octubre enfrentan una dificultad engorrosa, vergonzante: inconfesable. Todo aquello en lo que el ex capitán del Ejército y ex diputado federal y el ex obrero y sindicalista dos veces sucesivas presidente no se contraponen con tanta nitidez y resolución contrastiva como desearían sus jefes de campaña.
El actual presidente candidato y el candidato del PT son los dos muy partidarios de la misma no-alineación internacional prudente. Uno y otro se presentan como Mesías de los pobres en tiempos de necesidad (crisis financieras, crisis sanitaria). Y como Salvadores mesiánicos de la Democracia y del Brasil. Todas las veces que Bolsonaro hace alusiones golpistas, las justifica como última violencia, necesaria para redimir al voto popular de una manipulación diabólica y elitista.
A causa de esa compartida impostación nacionalista, han manifestado cortés indiferencia (Bolsonaro) y sonora abstención (Lula) ante la cruzada por la Democracia contra la Autocracia con la cual el norteamericano Joe Biden une a Occidente contra el ruso Vladimir Putin. Y ni uno ni otro ha logrado jamás disimular su impaciente exasperación temperamental ante las políticas del presidente ucraniano Volodimir Zelenski.
4. Demasiado cerca de Dios y muy cerca de Rusia y de China
Si Bolsonaro viajó a Rusia para visitar a Vladimir Putin en Moscú antes de la guerra en Ucrania, a Lula no le hace falta viajar a Pekín para que se sepa que está más cerca de China de lo que nunca antes lo estuvo.
Los dos candidatos irreconciliables comparten algunas ideas que pueden parecer más rusas o chinas que occidentales. Los dos están a favor de los precios controlados de los hidrocarburos en el mercado interno, los dos están de acuerdo en que la política se ubica muy por encima de la autonomía de Petrobras, los dos juran que la razón de mercado debe doblar su rodilla ante la razón de Estado, los dos son hinchas a favor del empresariado constructivo y parceiro del Estado.
Más cerca en esto de Putin que de Xi Jinping, Lula y Bolsonaro se persignan a favor de las iglesias evangélicas y arrojan agua bendita para espantar a Satanás y su antipática y diabólica Majestad. Los dos sustentan su legitimidad en lo que han conseguido para la famélica legión de familias, grupos, vecindarios, parroquias, templos, sectores y clases desfavorecidos, olvidados o venidos a menos.
5. Brasil, o cuando el debate que embellece a la democracia afea a los presidenciables
El primer debate entre candidatos presidenciales brasileños, el domingo por la TV Bandeirantes, no benefició ni al presidente brasileño Jair Messias Bolsonaro ni tampoco a su adversario, el ex gobernante Luiz Inácio Lula da Silva.
Bolsonaro “reveló, a poco de comenzar, que su 'métier' no es la moderación y sí la misoginia”, escribe Eleonora Gosman desde San Pablo. En un intento de superar sus derrapes, sexistas después de insultar a una periodista, el presidente candidato alegó: “Yo defiendo a las mujeres, cuando planteo que es preciso que haya armas en cada casa de campo. Es la chance que tienen las mujeres para defenderse”. En cuanto a Lula, su presencia fue muy sosegada “al punto de casi pasar desapercibido en las dos primeras partes”.
Millones de personas siguieron en línea este debate con resultado incierto: Bolsonaro sin filtro, Lula moderado. El actual presidente fue a fondo con sus epítetos insultantes a su opositor, quien intentó mantener una postura más neutral. Como era de esperar, Bolsonaro respondió con números sobre la inflación. Casi sin excepción, los demás candidatos sostuvieron que la educación y la salud pasan en Brasil por el peor momento de las últimas décadas.
6. Chile, una loca geografía, un muy cuerdo plebiscito
El domingo Chile eligiió entre Apruebo o Rechazo para el nuevo texto constitucional que busca sustituir el de la Constitución pinochetista aún hoy vigente. Nadie quiere el retorno a 1981, nadie quiere imponer sin modificar la nueva Ley Suprema.
El proyecto que se vio sometido a votación fue redactado por la Convención Constitucional que halla su origen en el pacto de reforma acordado en noviembre de 2019 como vía de desahogo, o escape, para el 'estallido social' que había explotado en Santiago en octubre. Fue un logro -aquel acuerdo- del gobierno del centroderechista Sebastián Piñera, antecesor del actual presidente de izquierda Gabriel Boric.
Al asumir el 11 de marzo en La Moneda, Boric había ligado el buen éxito de su gobierno a una victoria del Apruebo en el plebiscito de este domingo. Poco a poco, se fue desligando de esa hipótesis, con más realismo y prudencia que desesperación o improvisación.
Todas las encuestas, incluso las del oficialismo, daban por ganador al Rechazo. Y no existían las opciones polarizadas del Apruebo a secas (la nueva Constitución tal como la redactó la Convención) y del Rechazo a secas (y por lo tanto el continuismo de la Constitución pinochetista). Las dos opciones contrapuestas han visto así su antagonismo mitigado.
El 4 de septiembre, el electorado chileno, convocado a votar con carácter obligatorio en un país donde desde 2012 el sufragio es opcional, eligió Rechazo entre dos alternativas excluyentes, pero que ahora se ven reformuladas como Apruebo para reformar vs Rechazo para reformar. Cada una a su modo, las dos aprueban continuar y ahondar el proceso constituyente, y las dos rechazan cancelarlo.
7. Drones turcos, buenos y baratos, señor
La guerra en Ucrania se prolonga ya más de seis meses, y su fin, la paz, no está a la vista. Por fuera de EEUU y de la UE, que apoyan a Ucrania, por fuera de Rusia, por fuera del mercado de hidrocarburos y alimentos, que sufre sus efectos, a otros países, aunque a veces también a algunos de los afectados, el conflicto ofrece ejemplos de conducta, que son imitados. Así ha ocurrido con los drones turcos BayraktarTB2, que forman parte del arsenal de Kiev, y de los que en este semestre otros países han buscado dotarse para integrar la panoplia armamentista de sus propias defensas nacionales. Estos drones ya habían demostrado su mortífera eficacia desequilibradora regional usados por Azerbaiyán contra Armenia.
Hoy África vive un boom de compras de drones turcos. Los compró y usó en Libia el gobierno de Trípoli contra los rebeldes de Cirenaica. Y quedó muy satisfecho. Los compraron Togo, Etiopía (que libra una sangrienta, minuciosa, cruel guerra contra los separatista de Tigray), Marruecos (que mantiene latente su conflicto en el Sahara), y Túnez. Níger está haciendo tratativas para comprarlos -es uno de los países centroafricanos más pobres. Y también Angola, que tan pobre no es -es el segundo exportador africano de petróleo después de Nigeria.
Los drones turcos son más baratos que los occidentales, menos contraindicados que los chinos, soportan muchas horas de vuelo persiguiendo a sus objetivos antes de atacar, y ultimar. El gobierno del presidente Erdogan hace un negocio, y afianza el predicamento de Ankara en África, donde Turquía abre o amplía embajadas, ofrece y presta cooperación y asistencia. Uno de los dueños de la empresa Baykar, que produce los TB2, es su yerno. E incluso Rumania, Serbia, Eslovaquia se mostraron interesados en comprarlos. Países pobres de aquella Europa oriental donde alguna vez el Imperio Otomano fue rico.
8. La decadencia de Occidente, o la peste china y las letras norteamericanas
La pandemia hizo retroceder 30 años el nivel educativo de EEUU. Las notas de las evaluaciones de matemática y comprensión de texto en las escuelas primarias se derrumbaron a niveles tan bajos como no se veían desde hacía décadas. Es la conclusión que arroja el primer informe representativo a nivel nacional del National Center For Education Statistics. El estudio comparó las notas que obtuvieron los alumnos (de 9 años o que cursan cuarto grado de primaria) justo antes de que se desatara la pandemia, con las de ahora, dos años después. En matemática, cayeron siete puntos en promedio. En lectura cinco, lo que representa la mayor caída en 30 años en la Evaluación Nacional para el Progreso Educativo, o NAEP.
Otros estudios han demostrado un aumento en problemas de atención, violencia escolar, ausentismo, acoso cibernético e inasistencias docentes y falta de personal. En las escuelas, además, aumentan las solicitudes del alumnado que reclama, y no recibe, servicios de asistencia y acompañamiento para una salud mental deteriorada.
9. Copa América, o los independientes no neutrales
La estrategia de no alineación latinoamericana difiere de la neutralidad. El ex ministro del gobierno socialista de Michelle Bachelet y ex embajador chileno en Pekín, Jorge Heine, la define con mayor precisión como el rehusarse a tomar posición sobre determinadas cuestiones internacionales que por lo común son también extracontinentales para los países latinoamericanos. En la práctica, esto significa rehuir alinearse con una u otra de las grandes superpotencias. En el mejor de los casos, si esta política resultara fructífera, redundaría en colocar en el centro del interés de cada gobierno aquellos intereses que son centrales para el bienestar de cada uno de los países.
Comentando esta estrategia, Brian Winter escribe en el Americas Quarterly que es una novedad con reminiscencias setentistas, Pero que “marca un alejamiento importante respecto al panorama de 30 años atrás, cuando, con bien conocidas excepciones obvias, la mayor parte de los Estados latinoamericanos se hallaba ampliamente alineada con Occidente en materia de comercio, políticas anti-droga, gobernabilidad democrática, y otras orientaciones geopolíticas”. Donde dice 'Occidente', léase 'Washington'.
10. Las lágrimas amargas de Ursula von der Leyen
Si EEUU llora, o deplora, las costas occidentales del Atlántico no tienen el monopolio de las lágrimas y de la pérdida. El llanto del corazón llueve en las ciudades de Washington o Bruselas. Un informe interno de la Unión Europea (UE) advierte que el Viejo Continente metropolitano está perdiendo influencia política y caudal de flujo comercial en América Latina, y que en cambio están ganando una y otro China y Rusia. Bruselas vierte las mismas lágrimas con que Washington ya antes llenó lacrimatorios, apunta Winter.
Gabriel Boric y Gustavo Petro son los nuevos presidentes de izquierda de dos estados latinoamericanos prósperos, los dos únicos sudamericanos integrantes de la OCDE, el club de los países ricos. Pero tanto el chileno como el colombiano “están menos atentos al Atlántico y más abiertos a alianzas alternativas”. Esto ha revelado al diario español El País una fuente de la UE, que hizo también hincapié en el hecho de que 21 de los 33 países latinoamericanos se han adherido a la Belt and Road Initiative china. En Ecuador, este año ha reconfirmado la República Popular su condición de socio comercial primero, prioritario y primordial.
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