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De 20 metros cuadrados a un palacete de casi 1000: la mega apuesta de la Galería de arte Nora Fisch en San Telmo

Candelaria Penido

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Recientemente mudada, la Galería Nora Fisch sigue firme en su impronta de representar la experimentación dentro del arte argentino, ya sea desde su primera sede “un espacio que era la nada misma. No llegaba a tener 3 metros por 7” nos contó su creadora, Nora Fisch; hasta en la actualidad en el mega espacio que ocupa desde octubre del 2022. Un palacete del siglo XX de cinco pisos en San Telmo (Avenida San Juan 701), donde la cálida luz de la tarde acompaña la visita y el verde del parque de en frente se cuela por cada ventana.

Me recibe Ariel Authieruno de los directores, y juntos emprendemos un recorrido por su nueva sede. Un espacio inmenso, con paredes blancas, mucha luz, lleno de obra, pero que no intimida sino que invita a un disfrute hogareño, cómodo y hasta casi íntimo.

Atravesamos las distintas muestras que hoy ocupan sus seis salas expositivas. Una planta baja que invita a adentrarse a una nueva faceta en la creación de Sofía Bohtlingk aunque siempre con la fragilidad como eje en Ilusión y bochorno. Un subsuelo, en donde viajamos hacia el underground para encontrarnos con Flores silvestres. Obras de Alejandra Fenochio, producidas en los 90 y 2000 —grandes desnudos y pequeñas representaciones de su universo cotidiano—; junto con una salita audiovisual en donde se reproduce El Brujo de Rodrigo Moraes.

Un primer piso en donde conviven por un lado, el trabajo con tintes irónicos que representa eso que queda luego del desastre de Ana Tiscornia en Una vez más. Y por el otro, las interesantes creaciones de Guzmán Paz en Un teatro para las manos. La intención de este artista emergente es invitarnos a interactuar con la obra y descubrir un universo aparentemente escondido en una primera instancia.

Con nuestro último ascenso descubrimos un segundo piso dedicado única y exclusivamente a la trastienda. “Una trastienda desplegada y curada” nos aclara luego Fisch. Un espacio divido en cuartos, con sillones, sillas, mesitas, luces y obras por todos lados.

La Ecuación del Disfrute - el newsletter conjunto entre elDiarioAr y el medio de lifestyle MALEVA www.malevamag.com - se acercó al nuevo edificio que ocupa la galería y charló acerca de las posibilidades y juegos que habilita el nuevo formato expositivo con uno de sus directores, Ariel Authier.

-Se mudaron de un monoespacio en Villa Crespo a este edificio de cinco plantas en San Telmo. ¿Qué fue lo que les indicó que era hora de cambiar?

-En concreto queríamos un lugar más grande. El espacio de Villa Crespo había cumplido su ciclo. Estuvimos ahí 7 años. Por un lado, todos nuestros artistas ya habían hecho una o dos muestras allí. Y al artista el lugar físico lo interpela. Es decir, le genera cosas y lo hace crear. Entonces por ese lado, nos interesaba renovarnos. Y por otro, la galería en sí creció mucho en los últimos años.

-¿Cómo fue la búsqueda de un nuevo lugar que los represente?

-Fue difícil. Estuvimos 2 años buscando. Mirábamos por Villa Crespo, Chacarita, Palermo o La Paternal, pero nada nos terminaba de cerrar. Y de repente un día apareció este lugar, así medio por casualidad lo vimos y nos encantó. Supimos que era acá.

-¿Qué significa para la galería este cambio de sede?

-Una súper renovación que nos permite encarar una nueva etapa. Y un esfuerzo muy grande, que por suerte todos enfrentamos con ganas.

-¿Qué es lo que más te inspira de esta nueva locación?

-Su versatilidad. Su formato —dos salas grandes (planta bajo y subsuelo) junto con otras salas más pequeñas (primer y segundo piso) —, nos permite estar siempre mutando, variando, cambiando. Contar con tanto espacio nos da la posibilidad de estar constantemente imaginando nuevas disposiciones. Nos invita a pensar diferente. Y también poder explotar visualmente la variedad. Este lugar nos da la posibilidad de presentar desde propuestas under, como la tienda que arman las chicas de Belleza y Felicidad Fiorito en las inauguraciones para vender sus creaciones, hasta tener una muestra de un maestro modernista, o un “pintorazo” como Juan Tessi.

-Desde mi lugar, veo esta renovación como una gran apuesta ¿puede ser?

-Sí totalmente. Fue una mega apuesta. Una locura, pero bueno, el arte es una gran locura y si nosotros como galería no acompañamos eso…

-¿Qué se siente, entonces, haber encarado esta apuesta?

-Precioso porque significan muchas cosas. Es el poder hacer ruido, inauguraciones enormes o cualquier tipo de evento. También, es generar lugares en donde la gente se relacione con el arte de una forma más personal, donde pueda estar rodeada de él, donde básicamente pueda habitar el arte.

-¿Habitar el arte?

-Sí, convivir con él. Esa es la magia de esta trastienda. Cada sala de este segundo piso está dedicada a desplegar obra que solía estar guardada. Hoy, en cambio, tenemos una presentación pensada y curada para que el público venga, se siente en los sillones y pueda estar rodeado de obra.

-La verdad que la trastienda es enorme y con esto que me contás propone una experiencia diferente a las de otras galerías. ¿Era parte del plan original al cambiar de sede?

-Era parte de nuestra intención. Queríamos podemos generar un espacio en donde la gente pueda relacionarse con el arte como un coleccionista. Es decir, mirar la obra sentados, cómodos, poder estar en silencio apreciando distintas piezas de distintos artistas de la gale. Que puedan venir con afectos y charlar un rato entre ellos. Habilitar el disfrute de un espacio artístico.

-¿Por qué?

-Creo que es en el back en donde pasa todo. Y si encima podés estar tranquilo y apreciar las distintas creaciones a tu tiempo, sin la necesidad de tener al galerista encima, el goce es asegurado.

-¿Y cómo lo vive el público?

-De una forma muy orgánica, por suerte cayó muy bien. Es muy lindo ver cómo la gente incorporó esta nueva sede, cómo se acercan y visitan las exposiciones y viven la trastienda.

-Si hablamos de apuestas todas conllevan un riesgo. ¿Cuál fue el que tomaron en esta oportunidad?

-El riesgo fue económico, porque es un espacio muy grande el que hay que mantener. Pero creemos que vale la pena. Tampoco lo vemos como un delirio. De hecho está funcionando, le está yendo muy bien. La galería creció enormemente en estos últimos meses.

-¿En qué sentido creció?

-En todos te diría. Desde tomar nuevos artistas hasta nuevas incorporaciones al staff. Para que te des una idea, en la sede anterior, teníamos más o menos 5 exposiciones por año, y hoy estamos con 5 exposiciones en simultáneo.

-Ya que me mencionás a los artistas…¿Cómo es el vínculo con los que forman parte de la galería?

-Muy cercano. Con Nora venimos del mundo del arte, no del de los negocios, por ende tendemos a generar una relación personal con ellos. Por más de que los representamos, los vemos como socios, nos interesa trabajar acompañando su evolución y carrera.

Nora aparece en escena. Entra a la sala en la que estamos hablando con Ariel con una gran sonrisa. Galerista hace más de 30 años, supo crear uno de los puntos artísticos más importantes de la escena del arte contemporáneo en el país. “¿Qué te parece nuestro nuevo hogar? —me pregunta—. No me digas que no es un espacio único.”

El lugar es increíble Nora. ¿Cómo te sentís hoy, acá, habiendo atravesado una segunda mudanza con la galería, y estar ocupando su tercer espacio expositivo?

“Es absolutamente un sueño. Yo creo que las galerías tienen una doble función. Por un lado, está lo comercial, es un negocio y hay que poder darles dinero a los artistas mientras les construís carrera. Pero también, tiene esa función cultural pública. Porque cualquiera puede venir de manera gratuita a apreciar arte. Entonces contar con un espacio tan grande hace que ese rol sea más rico”.

De esta forma hay mucho estimulo sensible e intelectual, se pueden ver artistas muy distintos y comparar obra de cada uno. A nivel programación es muy divertido también y abre muchas posibilidades.

-¿Cuáles son esas posibilidades en las que hoy pueden incursionar pero que el espacio anterior les limitaba?

-Estamos tomando artistas nuevos. Antes era imposible. Ya que al representar artistas en exclusividad, mínimamente le tenés que garantizar una muestra cada dos o tres años. Entonces no teníamos lugar ni espacio para tomar a nadie más.

-¿Crees que el espíritu de la galería sigue intacto o ha ido mutando con los años?

-Sigue intacto. Somos lo que somos.

-¿Cómo describirías ese espíritu?

-Joven y maduro al mismo tiempo. Nos gusta lo experimental, lo que empuja los límites de las cosas pero al mismo tiempo somos muy profesionales y muy maduros. Tanto Ari como yo tenemos décadas de estar en el arte, con mucho estudios, por ende tenemos un suelo muy sólido. Y eso se representa en lo que hacemos y en cómo trabajamos.

CP

Fotos: son todas gentileza para prensa de la galería Nora Fisch.

Recientemente mudada, la Galería Nora Fisch sigue firme en su impronta de representar la experimentación dentro del arte argentino, ya sea desde su primera sede “un espacio que era la nada misma. No llegaba a tener 3 metros por 7” nos contó su creadora, Nora Fisch; hasta en la actualidad en el mega espacio que ocupa desde octubre del 2022. Un palacete del siglo XX de cinco pisos en San Telmo (Avenida San Juan 701), donde la cálida luz de la tarde acompaña la visita y el verde del parque de en frente se cuela por cada ventana.

Me recibe Ariel Authieruno de los directores, y juntos emprendemos un recorrido por su nueva sede. Un espacio inmenso, con paredes blancas, mucha luz, lleno de obra, pero que no intimida sino que invita a un disfrute hogareño, cómodo y hasta casi íntimo.