El newsletter semanal de música en vivo de elDiarioAR.
El pulso es la unidad mínima para medir el tiempo en la música. Y tomar el pulso es el modo que tenemos los humanos de verificar que estamos vivos. Este espacio tiene que ver con la música y con un modo muy particular de estar vivos. Acá van a encontrar las coordenadas para llegar a los mejores conciertos de la ciudad y alrededores y también nos daremos el tiempo para pensar ese ritual tan longevo y a la vez tan vigente de ver música en vivo.
¿De qué hablamos cuando hablamos de música en vivo? De lo que pasa arriba y abajo del escenario. De lo que pasa con el cuerpo y con la mente cuando estamos en un recital. De las ganas que tenemos de encontrarnos en conciertos y de esos shows que marcaron nuestra vida y nunca vamos a olvidar.
Verano en Buenos Aires: música, transpiración y refresco
Músicos emergentes y los que desde hace años transitan el under se adueñan de las noches del verano porteño. Festival Refresco ya tiene programadas cinco fechas para febrero en Niceto Club con lo mejor de la música emergente de Argentina (más algunos artistas clave de Uruguay).
Una de las discusiones más inútiles y apasionantes que desde hace años agita las aguas de la red social Twitter es aquella que nos ubica a todos dentro de uno de estos dos equipos: la banda de invierno y la banda del verano. La facción que en esta disputa abraza las bajas temperaturas del invierno suele correr a los amantes del calor con la pregunta sobre el contexto: ¿Verano dónde? ¿Verano cómo? ¿Verano en qué condiciones? Por supuesto que nadie va a rechazar la posibilidad de un verano a la orilla del mar o al costado de una pileta, con una caipirinha en la mano. Pero el verano en Buenos Aires está lejos de ofrecer esa postal. Los días en que la temperatura supera los 30 grados y el asfalto empieza a arder se hace difícil amar a esta ciudad. Difícil pero no imposible. La clave para abrazar la idea del verano en la ciudad es dejar pasar algunas horas, acompañar el descenso del sol y la temperatura y encontrar un plan nocturno que nos devuelva las ganas de vivir. Las noches de verano en Buenos Aires se configuran como uno de los contextos ideales para salir y especialmente para salir a ver música.
Si activamos el radar en busca de recitales vamos a notar que en verano no seguimos las mismas coordenadas que durante el resto del año. En enero pudimos ver el éxodo de muchos de los artistas más convocantes hacia los centros de veraneo y algunos de los lugares en los que acostumbramos a ver música durante el año bajaron su oferta musical al mínimo o directamente la suspendieron. Ni Movistar Arena, ni Luna Park ni Obras o Vorterix tuvieron actividad musical en enero. Mucho menos los estadios como River, Vélez o Argentinos Juniors, que en 2022 fueron puntos clave del increíble fenómeno de convocatoria de la música en vivo. Sin visitas internacionales y con los artistas mainstream argentinos aprovechando la posibilidad de girar por la costa y los festivales de la provincias, son los músicos emergentes y los que desde hace años transitan el under los que de algún modo se adueñan de las noches del verano porteño.
En este contexto disfrutamos de ciclos que ya son un clásico del verano porteño como Parador Konex, pero además en estos días estamos viendo nacer una propuesta totalmente nueva e inesperada como la del Festival Refresco, que ya tiene programadas cinco fechas para febrero en Niceto Club con lo mejor de la música emergente de Argentina (más algunos artistas clave de Uruguay). La primera impresión al ver el cartel de este evento es que acá no hay, como en los festivales masivos, una idea de headliner, de cabeza de cartel. Si bien no todos los artistas participantes gozan del mismo nivel de popularidad, todos son presentados con la misma jerarquía.
Si en los festivales masivos, las cabezas de cartel funcionan como anzuelo para capturar al público y que luego, si tiene ganas y llega temprano, pueda descubrir algún artista que desconoce, en este caso se borra esa división y todo la programación funciona como algo nuevo o novedoso y en definitiva, refrescante. Bajo ese criterio de programación, con una propuesta estética de impacto (a cargo del artista visual Sael) y aprovechando los huecos de lo que podría considerarse la temporada baja del año, se abre una nueva plataforma para artistas cuya música no suena por todos lados, músicos de los cuales se habla poco pero que van construyendo, paso a paso, una base de público que pueda sostenerse en el tiempo.
Fernando Portabales es una de los organizadores del Festival Refresco. Un experimentado realizador y productor audiovisual cuya carrera estuvo siempre vinculada a la música. Desde fines de los años 90 estuvo a cargo de decenas de transmisiones de recitales y festivales, de programas de música y proyectos documentales que capturaban la esencia de las culturas emergentes en grandes y pequeñas ciudades del mundo. Ahora, junto a Manuel Gomez Dodero trabajan en la producción y curaduría de de este festival, que tendrá este sábado en Niceto Club su esperado debut. A continuación, el productor responde sobre los mecanismos que se ponen en juego a la hora de armar un festival de música independiente.
¿Cuáles son los principales valores que tuvieron en cuenta a la hora de diseñar el festival? ¿Con qué criterio se eligió a los artistas?
Claramente, la imagen o mística de un festival se basa en sus valores como experiencia y en su curaduría. Quienes producimos y programamos el line up somos no solo melómanos sino que navegamos las distintas escenas permanentemente. Buscamos hacer un festival plural y amplio en cuanto a géneros y artistas, pero asegurando a quienes vengan la calidad de cada una de las bandas, independiente de cual sea tu estilo o show de preferencia. Buscamos artistas relevantes y shows de calidad sea cual sea su escena. Artistas por los que pagaríamos una entrada.
¿Cómo se elige la locación para un evento de este tipo? ¿Por qué Niceto?
Porque es un espacio mítico, con mucha historia. Es desde siempre el gran venue de conciertos de Palermo, por donde todos hemos pasado como publico, productores o artistas. ¿Qué amante de la música en vivo porteño no dejo un par de días de vida en Niceto? La sala vio crecer proyectos que hoy son enormes. Un espacio consagratorio en la carrera de cualquier artista emergente. Y ademas, porque es una casa amiga donde todos nos sentimos cómodos trabajando.
¿Qué beneficios y obstáculos tiene producir shows musicales en el verano porteño?
Producir ciclos de verano tiene ventajas y desventajas. Si bien hay un volumen importante de la masa critica que se encuentra fuera de la ciudad, también lo están los grandes shows o producciones, lo que hace que existan menos propuestas. Es natural que lo nuevo se abra espacio en verano. Pero entendemos que el publico de nuestro festival busca calidad artística y quizás puedan tener en propuestas como Refresco un espacio de encuentro de la escena, cosa que no suele suceder en los grandes festivales. Somos de los que quizás preferimos una buena pista a un galpón repleto de gente con un mal sonido.
Más allá del nombre Refresco, que alude directamente al verano, ¿el ciclo podría tener continuidad durante el año?
El ciclo emerge en verano pero creo que como proyecto no busca ser solo algo estacional. Es un momento histórico para los artistas argentinos y latinos, donde gracias a la tecnología tienen mucha mas visibilidad y alcance. Queremos que Refresco sea el faro de todas las tendencias en música, estamos abiertos a todas las tribus. Son todos bienvenidos.
HS
Una de las discusiones más inútiles y apasionantes que desde hace años agita las aguas de la red social Twitter es aquella que nos ubica a todos dentro de uno de estos dos equipos: la banda de invierno y la banda del verano. La facción que en esta disputa abraza las bajas temperaturas del invierno suele correr a los amantes del calor con la pregunta sobre el contexto: ¿Verano dónde? ¿Verano cómo? ¿Verano en qué condiciones? Por supuesto que nadie va a rechazar la posibilidad de un verano a la orilla del mar o al costado de una pileta, con una caipirinha en la mano. Pero el verano en Buenos Aires está lejos de ofrecer esa postal. Los días en que la temperatura supera los 30 grados y el asfalto empieza a arder se hace difícil amar a esta ciudad. Difícil pero no imposible. La clave para abrazar la idea del verano en la ciudad es dejar pasar algunas horas, acompañar el descenso del sol y la temperatura y encontrar un plan nocturno que nos devuelva las ganas de vivir. Las noches de verano en Buenos Aires se configuran como uno de los contextos ideales para salir y especialmente para salir a ver música.
Si activamos el radar en busca de recitales vamos a notar que en verano no seguimos las mismas coordenadas que durante el resto del año. En enero pudimos ver el éxodo de muchos de los artistas más convocantes hacia los centros de veraneo y algunos de los lugares en los que acostumbramos a ver música durante el año bajaron su oferta musical al mínimo o directamente la suspendieron. Ni Movistar Arena, ni Luna Park ni Obras o Vorterix tuvieron actividad musical en enero. Mucho menos los estadios como River, Vélez o Argentinos Juniors, que en 2022 fueron puntos clave del increíble fenómeno de convocatoria de la música en vivo. Sin visitas internacionales y con los artistas mainstream argentinos aprovechando la posibilidad de girar por la costa y los festivales de la provincias, son los músicos emergentes y los que desde hace años transitan el under los que de algún modo se adueñan de las noches del verano porteño.