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Sobre este blog

Punto de Encuentro es un espacio de Amnistía Internacional para amplificar las voces y miradas de periodistas, comunicadoras y fotógrafas que trabajan en temas relacionados con mujeres y disidencias.

En un contexto de violencia creciente contra activistas de derechos humanos y ante la reducción de estas agendas en muchos medios masivos de comunicación, Amnistía Internacional y elDiarioAR se unen para dar un espacio destacado a contenido federal e inclusivo. 

El rol de periodistas feministas ha sido clave en los avances de los últimos años y el ejercicio profesional riguroso y libre es clave para garantizar esas conquistas que son para toda la sociedad. 

Punto de Encuentro pretende ser precisamente un espacio de coincidencia, pero también de debate constructivo. Porque no se puede ser feminista en soledad.

Denunciantes de un ex profesor universitario por abusos sexuales llevan cinco años esperando Justicia en Mendoza

Mauro Aguirre era docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo. Un grupo de estudiantes y militantes de su agrupación política lo denunciaron por abuso

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El año 2018 ya tocaba su fin. Los feminismos en Argentina habían consolidado una gran marea verde cuyas olas tocaron costas de otros continentes. El 11 de diciembre de ese año, el colectivo de Actrices Argentinas convocó a una conferencia de prensa para acompañar la denuncia de Thelma Fardin contra Juan Darthés por haberla violado cuando ella tenía 16 años. Todo el país se sacudió. Miles de mujeres empezaron a relatar sus experiencias y se animaban porque, tras la denuncia de Thelma, sabían que serían escuchadas. Las llamadas al 144 aumentaron, en 24 horas, hasta un 240%. Una gran olla a presión se destapó. 

La Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), en Mendoza, no fue ajena a todo aquello. Al día siguiente de la conferencia de Actrices Argentinas, surgió una cuenta en redes sociales cuya consigna era “fuera machos de la AUN”. La AUN era la Agrupación Universitaria Nacional y en la UNCuyo tenía una fuerte presencia a través de la FCPyS: allí daba clases su líder, Mauro Aguirre. El 17 de diciembre de aquel año se realizó una Asamblea de Mujeres e Identidades Disidentes a la que concurrieron cerca de 200 personas. Ese fue el contexto en el que se pudo decir lo hasta entonces indecible: estudiantes que militaban en su agrupación acusaban a Mauro Aguirre de abuso sexual. Los hechos habrían transcurrido cuando ellas tenían entre 18 y 19 años y el docente rondaba los 55. Inmediatamente, la facultad inició una investigación interna que derivó primero en un sumario y luego en la aplicación de la pena máxima administrativa: el 14 de abril de 2021, Mauro Aguirre fue exonerado de la UNCuyo, lo cual implica la inhabilitación para cargos, premios, jurados, colaboraciones, apariciones públicas y emeritazgo en el sistema universitario público.

En paralelo, en abril de 2019, seis estudiantes formalizaron la denuncia contra Aguirre en la Unidad Fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual de Mendoza. El 10 de mayo de ese año Mauro Aguirre fue detenido por siete hechos de delitos sexuales que incluyen abuso sexual simple, tentativa de abuso sexual con acceso carnal y abuso sexual con acceso carnal. Cinco años han transcurrido y las denunciantes todavía no tienen una respuesta de la Justicia. En junio de 2019, Aguirre fue puesto en libertad bajo fianza hasta que, siete meses más tarde, fue detenido nuevamente por un fallo de la corte provincial. Durante la pandemia por COVID-19, a Aguirre se le otorgó el beneficio de la prisión domiciliaria porque, a sus 67 años, era considerado integrante de los grupos de riesgo de contraer el virus. En agosto de 2022 se venció el plazo que contempla la normativa judicial para la prisión preventiva, por lo que en un mismo día se confirmó la elevación a juicio oral de la causa, pero el principal acusado fue puesto en libertad hasta tanto se concretara esa instancia. Poco más de dos años después, aún no se ha concretado.

Es que la defensa de Aguirre, a cargo del abogado Carlos Varela Álvarez, interpuso un recurso de casación ante el máximo tribunal de Mendoza en el que se cuestiona el agravante de los delitos que tiene que ver con su rol de educador. Así, la Suprema Corte de Justicia tiene que decidir si Mauro Aguirre llega al juicio con ese agravante o no. La complejidad del asunto está en que el docente integraba la cátedra de Doctrina e Ideas Políticas II de la licenciatura en Ciencias Políticas y no todas las denunciantes cursaban esa carrera. Sin embargo, en el marco de la militancia de AUN, era obligatorio para todes cursar una cátedra optativa que impartía el acusado, llamada Cátedra libre Pensamiento Político: Argentina en Latinoamérica. Con el agravante de su rol de educador, Aguirre arriesga hasta 20 años de prisión.  

La AUN y su modus operandi

La Agrupación Universitaria Nacional era parte del entonces Movimiento de Integración Nacional (MIN) y respondía al peronismo ortodoxo de derecha. Su gran lucha estudiantil en la UNCuyo se relacionaba con la habilitación del turno noche de cursado para que estudiantes trabajadores pudieran realizar su carrera universitaria. En cada comunicado o publicación de sus redes sociales, así como en sus banderas, era frecuente que finalizaran con la frase “¡Malvinas volveremos!”. Particularmente en la FCPyS era costumbre que armaran grupos de estudio de diversas cátedras de las distintas carreras de grado que existen en esa facultad. Al menos en sus redes sociales, repudiaban la “violencia en contra de la mujer”.

Los siete hechos de violencia sexual por los que Mauro Aguirre está imputado ocurrieron en el marco de la AUN. Viviana Beigel es la abogada que representa a las denunciantes y, consultada para la redacción de esta nota, aseguró que en el relato de ellas se evidencia la estructura de esta organización estudiantil dirigida por el acusado. En la AUN era moneda corriente que recabaran información sobre sus militantes y fomentaran las relaciones sexoafectivas sólo entre quienes integraban la agrupación, según comentó la abogada. De esta manera, evitaban que quienes militaban allí tuvieran relaciones con personas por fuera de la agrupación. También tendían a alejar a les militantes de sus familias de origen, animando a que se “independizaran” y vivieran solos y solas o bien que se mudaran con otres integrantes de la agrupación. La mayoría de sus militantes tienen entre 18 y 19 años y estaban en el inicio de sus carreras universitarias. 

Según algunos relatos que se hicieron públicos en redes sociales antes de la Asamblea de Mujeres e Identidades Disidentes de la FCPyS, otra de las lógicas tenía que ver con la cantidad de horas que debían dedicarle a la militancia en la agrupación. Entre las actividades había reuniones, cursos de formación y el cursado de la cátedra mencionada. En ese contexto, asegura que se generaban situaciones de violencia de todo tipo y no sólo contra las mujeres: humillaciones, gritos, golpes en el escritorio del aula o agresiones físicas. Gran parte de las actividades de la AUN estaban relacionadas con la formación teórica, por lo que sus militantes debían leer textos y luego exponerlos. Si quien disertaba cometía algún error o respondía mal alguna pregunta, relatan que Aguirre le violentaba psicológicamente humillando a esa persona y despreciando sus capacidades intelectuales. Estas violencias estaban normalizadas y Aguirre las ejercía de manera generalizada contra les militantes. La particularidad de las agresiones que ejercía contra las mujeres de la agrupación habría sido la violencia sexual. 

De las violencias sutiles a la violación

Según Beigel, sus representadas denunciaron distintos grados de violencia por parte de Mauro Aguirre en el marco de la estructura de la AUN. Además de las violencias generalizadas que habría ejercido Aguirre sobre sus estudiantes y militantes, en el ámbito de la agrupación se organizaban cenas o reuniones en domicilios particulares. Según lo denunciado, esas oportunidades eran aprovechadas por el ex docente para cometer sus abusos. Algunes militantes favorecían estas situaciones y por ello fueron acusadas otras tres personas, quienes fueron también imputadas como partícipes primarios de los delitos por los que se investiga a Aguirre. Uno solo fue sobreseído en agosto de 2022. 

Una de las denunciantes, cuya identidad se reserva, dio su testimonio para esta nota. Contó que el calvario transcurrió durante todo su primer año en la facultad. “Fue muy loco porque yo siempre tuve esto en la cabeza. No lo asumía, tenía muchísima vergüenza. Mi psicóloga y mi familia me ayudaron a salirme de la agrupación”, afirmó. Ella continuó la carrera universitaria de manera regular hasta tercer año. “Prácticamente hice libre la carrera. Recién volví a cursar una materia después de la denuncia. Yo tenía todo esto en la cabeza, pero pensaba que no podía hacer nada porque creía que era la única a la que le había pasado y porque yo seguía siendo alumna de esa facultad. Y yo tenía muchísimo miedo de que enfrentarme a él (Aguirre) me perjudicara en mi carrera. Que, de hecho, lo hizo, porque yo tuve que dejar de cursar en mi facultad. Casi que me perdí la mitad de mi vida universitaria”.

Beigel aseguró que algunas de las denunciantes se habían visto obligadas a dejar sus carreras universitarias mientras que otras debieron cambiarse a alguna que pudiera cursarse en otra facultad. Todo ello porque era tal el poder que Aguirre había construido en la FCPyS, que ciertos sectores de militantes que defendían la inocencia de él acosaban a las sobrevivientes y las maltrataban. Quien dio testimonio para esta nota aseguró que llegaron a rayarle su auto. “Teníamos miedo de los militantes. Yo dejé de ir a la universidad porque esta gente, cuando yo iba, estaba en la universidad. Los militantes me rayaron el auto, me perseguían, me amenazaban, me hacían comentarios en los pasillos. Y este tipo (Aguirre) también me acosaba en la facultad. O sea, yo iba al buffet, él iba al buffet. Yo iba al patio, él iba al patio. Era una cosa insoportable. Me hablaba. Yo evitaba ir al buffet porque sabía que él estaba ahí todo el día, tomando un café y fumando. Porque yo llegaba y me acosaba. Me amenazaba, me decía cosas espantosas. Entonces ahí fue que dije ‘no vengo más’”. 

“Pensaba que era la única”

Fue una amiga la que le compartió a la denunciante las cuentas en redes sociales que se crearon bajo el lema “fuera machos de la AUN”. “Pensaba que era la única”, dijo al relatar sus vivencias. Y fue en la asamblea que se encontró con las otras denunciantes. Las redes feministas fueron vitales para ellas : “Yo sola no hubiera podido con todo esto. Por suerte éramos seis, y también en el momento de la denuncia había un movimiento feminista mucho más cohesionado y eso, en su momento, nos ayudó muchísimo. Nos dio fuerzas. El acompañamiento de otras mujeres te da la fuerza que vos no tenés. Revitalizar esos espacios es fundamental”, expresó. 

En el mismo sentido se manifestó Viviana Beigel. Para ella, y en eso también coincidió la denunciante consultada, las seis se sienten solas en la actualidad. El recrudecimiento de la vida social, el desprestigio contra las luchas feministas y las militancias, sumados a los procesos de desmovilización de las agrupaciones desde la pandemia han repercutido en esa soledad; justamente porque cuando hubo un movimiento importante en las calles, cuando los feminismos tenían otra fuerza, estas denunciantes se sintieron genuinamente acompañadas. Para Beigel, “es difícil el contexto. Hay menos interés en resolver estas causas debido a la falta de movilización social. Si hubiera más movilización, quizás podríamos tener respuestas más rápidas”.   

Sin justicia ni reparación

La ausencia de respuestas rápidas por parte de la Justicia ha tenido consecuencias poco gratas para las denunciantes de Mauro Aguirre. Entre ellas, sucedió que el viernes 23 de agosto del año corriente, la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) le otorgó un reconocimiento al ex docente en el marco de diversas actividades por los 30 años de la Reforma Constitucional de 1994. Es que Aguirre fue constituyente por Mendoza y por parte del Movimiento por la Dignidad y la Independencia (Modin), dirigido por el carapintada Aldo Rico. El Consejo Superior de la UNCuyo solicitó a la UNL que rectificara esta distinción y la FCJS-UNL respondió en ese sentido y le exigió a Aguirre que devuelva el diploma y la medalla que se le había otorgado. 

Ambas universidades acordaron trabajar en la elaboración de un dispositivo que permita comunicar cuando un docente es exonerado al resto del sistema universitario público del país, ya que la UNL aseguró no tener conocimiento de la sanción que se le había aplicado a Aguirre al momento de otorgarle la distinción. Por otro lado, las denunciantes solicitaron a las autoridades de la FCPyS-UNCuyo la posibilidad de elaborar una memoria institucional sobre lo que les ocurrió a ellas para que nunca más vuelva a suceder algo semejante. Hasta el momento, según la denunciante consultada y su abogada, no han tenido respuesta positiva al respecto. 

En cuanto al ámbito penal, para las denunciantes y su abogada es imperioso que la Suprema Corte de Justicia de Mendoza se expida ante el recurso presentado por la defensa del imputado para poder iniciar el juicio oral. Esto responde a la necesidad de reparación para las denunciantes. Beigel señaló que el hecho de que la Justicia determine la responsabilidad de los hechos es reparador. “Que no haya una sentencia condenatoria que determine claramente que ellas fueron víctimas de situaciones de violencia sexual genera un vacío importante”, explicó la especialista en Derechos Humanos. Y agregó que “la Justicia, cuando habla a través de sus sentencias y determina un hecho, repara. Siempre y cuando lo haga desde una perspectiva de género y comprenda qué fue lo que efectivamente pasó en ese momento”. Asimismo, señaló que es importante que haya una sanción y que la reparación pasa por un proceso de reconocimiento eventual de las denunciantes como víctimas. 

La abogada cerró sus declaraciones afirmando que “la escucha es importante y su consecuencia es una decisión acorde a esa escucha por parte de la Justicia. Me parece que es necesario que haya una sentencia, un juicio. Y la escucha de lo que les pasó a estas chicas y una sentencia que vea de qué manera puede revertir situaciones pasadas y generar la no repetición hacia el futuro; medidas que dentro del ámbito universitario garanticen que a otras chicas no les vuelva a pasar, medidas que tiene que disponer la universidad y que a lo mejor la Justicia las podría sugerir y estaría bueno porque eso generaría también otras formas de reparación que no son solamente las punitivas”.

MMV

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