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Sobre este blog

Punto de Encuentro es un espacio de Amnistía Internacional para amplificar las voces y miradas de periodistas, comunicadoras y fotógrafas que trabajan en temas relacionados con mujeres y disidencias.

En un contexto de violencia creciente contra activistas de derechos humanos y ante la reducción de estas agendas en muchos medios masivos de comunicación, Amnistía Internacional y elDiarioAR se unen para dar un espacio destacado a contenido federal e inclusivo. 

El rol de periodistas feministas ha sido clave en los avances de los últimos años y el ejercicio profesional riguroso y libre es clave para garantizar esas conquistas que son para toda la sociedad. 

Punto de Encuentro pretende ser precisamente un espacio de coincidencia, pero también de debate constructivo. Porque no se puede ser feminista en soledad.

Mujeres mbya: pilares de la cultura y memoria de un pueblo

Artesanía y cultivos son los principales ingresos de la comunidad, que se traslada para vender en Posadas o municipios cercanos.

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Conviven con el monte, no viven de él. Hay una diferencia: sacan lo justo y necesario, siempre tratando a la tierra como sagrada. El fuego se mantiene siempre encendido, las ollas con harina, maíz y mandioca. 

En la cultura mbya guaraní la  mujer cumple una función no solamente de pilar, sino de piedra fundacional de una familia. 

Las mujeres mbya, desde niñas, aprenden en el seno de una aldea, el pertenecer a una comunidad, vivir y convivir en ella. Desde tratar y cultivar la tierra, cuidar el monte, cosechar en sus propias huertas, hasta inclusive plantar y cuidar aquellas de las cuales se obtienen las semillas para los collares y pulseras, o la madera específica para realizar las tallas.

La harina, el maíz y la mandioca son ingredientes característicos en una cocina mbya, junto con el fuego que siempre se mantiene encendido a leña. Chipa mbocá, mandioca, batata y poroto son algunas de las recetas y productos que se encuentran en las ollas de la aldea.

Conviven con el monte, no viven de él, sacan lo justo y necesario, siempre tratando a la tierra como sagrada. El calor del fogón une y más cuando el vínculo lo cierra una comida.

Ser madre en la comunidad

Las mujeres mbya pueden formar pareja y ser madres desde muy jóvenes. Y esa unión   debe tener la bendición del cacique (jefe de la comunidad), con esa aprobación avanza la conformación de una nueva familia. 

Muchas veces se observa en Posadas, la capital misionera, a familias guaraníes que llegan en búsqueda de ayuda monetaria, para vender sus artesanías o limones. Arriban en colectivo desde el interior de la provincia y acampan en zonas cercanas a la terminal de ómnibus y en las avenidas principales. 

Otro movimiento en familia muy frecuente es el traslado de una aldea a otra, o desde la aldea hasta cierto punto de interés, todo se hace caminando, sobre la ruta y con los niños a cuestas. Los grupos familiares pueden llegar a caminar varios kilómetros entre comunidades, o hasta el pueblo más cercano. Andan caminos de tierra, barro, piedra, por el monte o sobre la ruta.

Dentro de la comunidad, algunas casas son de material, con techos de chapa de zinc y paredes de ladrillos, pero hay otras que son de barro ñaú con techos de paja y el piso de tierra. Todo se obtiene del monte donde están asentados.

Según Hirsh* (2008) la maternidad es un componente fundamental del matrimonio entre los guaraníes, tiene sentido ya que define la femineidad, implica la inserción como adultas en el seno de la familia extensa y por ende en la comunidad. La maternidad en las mujeres guaraní es constitutiva de su rol en la sociedad, los hijos tienen una fuerte carga identitaria, que le otorgan legitimidad y estatus a la mujer dentro de la familia, y también brindan una gratificación emocional y un acompañamiento a lo largo de la vida. La cantidad de hijos que una mujer tenga a lo largo de su vida es de importancia para la familia, un mayor número de hijos es lo aceptable y deseado.

Guardianes de la selva

Hay escuelas bilingües en Misiones, donde asisten niños y jóvenes de todas las comunidades, por ejemplo en Puerto Iguazú se encuentra la aldea mbya Jasy Porá y dentro de la aldea se sitúa la Escuela Intercultural Bilingüe N° 941 Jasy Porã y en el Paraje Yacutinga, se encuentra la aldea Yacutinga y dentro de ella la Escuela Intercultural Bilingüe Tajy Poty. 

En ellas los ingresantes aprenden a escribir en guaraní y en español y las nociones de su cultura. En la secundaria, aprenden sobre artesanías en barro, a cultivar la tierra y al cuidado de la misma. Las madres pueden llevar a sus hijos a las clases. 

En la aldea, el contacto con los animales es muy cercano, al conocer tanto la selva, también conocen sobre cómo cazar y cómo tratar a cada especie. Loros, monos y apereá (cuis / roedor) suelen verse siendo mimados por los niños.

Sembrar y conocer sobre las especies nativas es también parte de la cultura mbya guaraní.

El conocimiento sobre las hierbas del monte y plantas medicinales se aprenden dentro del núcleo de la aldea por transmisión de generación en generación.

Religiosidad 

Las mujeres mbya también pueden ser opyguá, (lideres espirituales), que según la religiosidad del pueblo originario pueden establecer contacto con la divinidad y además sanar y realizar diferentes rituales para el bienestar de la comunidad.

Mujeres sabias

La abuela Rogelia Benítez de la aldea Perutí, con 80 años vive sola y sale a saludar todas las tardes, cuando ve una reunión o pequeña charla cercana a su casa, lentamente se acerca con su bastón, no duda en tirar unos besos al aire a aquellos que la saludan desde lejos.

Rogelia es la abuela de la aldea, abuela de todos y guarda en ella no solamente simpatía, sino también historia.

Los ancianos son los más respetados de la comunidad debido a su experiencia y sabiduría cuanto más anciana es la persona, mayor es su conocimiento. Por este motivo, el respeto hacia los adultos mayores es una forma de resguardar los saberes.

La artesanía mbya es hecha con elementos que da la naturaleza misma, y para que trascienda y no se pierda, la joven Florencia Gauto (26) transmite sus conocimientos de la talla, con paciencia para preservar este saber hecho con las manos. Es una destreza manual en conexión y equilibrio con el entorno natural.

Estas piezas características del arte mbya guaraní son trabajadas en madera kurupí kay, se colorean con alambre o hierro caliente, figuras como tucanes, yaguaretés todos animales del monte muy respetados, como todo ser vivo.

Florencia aprendió este oficio de artesano de niña, mirando a los mayores mientras tallaban, así, esta transmisión de cultura originaria potencia la posibilidad de trabajo para las familias de la aldea. Su juventud da esperanza a la comunidad toda, por el contagio del entusiasmo para rescatar el oficio del saber artesano y para que la tradición no se pierda.

Con el tiempo, hay mujeres que por alguna circunstancia quedan viudas, es el caso de las Venancia y Elena amigas de toda la vida, ambas viven en la aldea Peruti y se acompañan todas las tardes.

Por el modo de vida comunitario, los mayores no quedan solos, sino que están integrados a la familia extensa.

Otra de las bellezas que tiene este pueblo originario, es el canto y la danza, la abuela Aurelia Núñez artesana e integrante del coro, confecciona collares y pulseras con adornos de semilla, éstas tienen su significado espiritual y de unidad con el monte y con la tierra.

Una de sus ocupaciones en el día es transmitir a sus nietos y a los niños de la comunidad estos conocimientos que adquirió de chica, de su madre y abuela, como la danza, el canto y a usar las tacuaras para marcar el ritmo. 

Las mujeres juegan un rol primordial para preservar las melodías tradicionales, teniendo upa a sus bebés ya empiezan a entonar estas melodías, así los niños duermen con este canto para que luego ellos participen en un coro de la comunidad.

Con esta simple acción, la de cantar, la de tallar, confeccionar collares, reafirman su identidad, la mantienen y rescatan la cultura ancestral.

En la provincia hay 8 comunidades lideradas por mujeres. Una de las mujeres que ha llegado a ser cacique es Ruperta Morínigo, de la comunidad de Yacutinga, en Gobernador Roca.

La legislatura misionera designó que cada 5 de septiembre sea el día provincial de la mujer mbya guaraní.

* Hirsch, S 2008 Maternidad, trabajo y poder: cambios generacionales en las mujeres guaraníes del norte argentino. Mujeres indígenas en Argentina. Cuerpo, trabajo y poder, 231-251. Silvia Hirsch es especialista en comunidades indígenas de la Argentina en temas vinculados a la educación, salud, género e identidad.

NG/MA

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Punto de Encuentro es un espacio de Amnistía Internacional para amplificar las voces y miradas de periodistas, comunicadoras y fotógrafas que trabajan en temas relacionados con mujeres y disidencias.

En un contexto de violencia creciente contra activistas de derechos humanos y ante la reducción de estas agendas en muchos medios masivos de comunicación, Amnistía Internacional y elDiarioAR se unen para dar un espacio destacado a contenido federal e inclusivo. 

El rol de periodistas feministas ha sido clave en los avances de los últimos años y el ejercicio profesional riguroso y libre es clave para garantizar esas conquistas que son para toda la sociedad. 

Punto de Encuentro pretende ser precisamente un espacio de coincidencia, pero también de debate constructivo. Porque no se puede ser feminista en soledad.

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