“This is cinema!”. “Absolute cinema”. El meme es bien conocido para los usuarios de las redes sociales: la frase viene acompañada de una fotografía de Martin Scorsese en blanco y negro y suele utilizarse, con bastante sentido del humor, para acompañar alguna película o vídeo al que no se toma muy en serio: ya sea Supermario Bros. o a un joven que graba cómo es una mañana con su abuela yendo al supermercado.
A sus 81 años, Martin Scorsese sigue en plena forma. Este año se ha convertido en el cineasta que más veces ha sido nominado a los Oscar en la categoría de mejor dirección, superando al mismísimo Steven Spielberg: ha recibido un total de 10 nominaciones por Toro salvaje, La última tentación de Cristo, Uno de los nuestros, Gangs Of New York, El aviador, Infiltrados, La invención de Hugo, El lobo de Wall Street, El irlandés y Los asesinos de la luna, su trabajo más reciente. Eso sí, el italoamericano solo ha ganado una estatuilla dorada a mejor director, por Infiltrados.
Su nombre sigue siendo sinónimo no solo de buen cine, sino sobre todo de amor por el cine. Una fama, la de cineasta cinéfilo, que él mismo ha cultivado: hay están sus documentales Un viaje personal con Martin Scorsese a través del cine americano (1995) o Mi viaje a Italia (1999), en los que el director recorre aquellas películas que más le han marcado (no necesariamente las mejores) del cine estadounidense y del italiano, respectivamente.
El mundo de las redes sociales también ha recogido esa vertiente del Scorsese más cinéfilo, y su rostro se ha convertido en todo un símbolo para representar a esos usuarios anónimos que dicen sentir una pasión similar a la suya por el séptimo arte.
Scorsese también ha estado muy presente estos últimos años en las redes por sus críticas a las películas de Marvel y hacia las películas de superhéroes en general: “He visto unas pocas y no son para mí, me parece que están más cerca de un parque temático que de las películas que he conocido y amado a lo largo de mi vida. Para mí, eso no es cine”, dijo en una entrevista con la revista Empire.
Unas palabras que el cineasta posteriormente matizaría en una tribuna en The New York Times: “Muchas de estas películas están hechas por gente de considerable talento. Lo puedes ver en la pantalla. El hecho de que esas películas no me interesen es un tema de gusto personal y de mi carácter. Sé que si fuera más joven me habría emocionado con estas películas y puede que incluso hubiera querido hacer una yo mismo”.
También explicaba que la principal crítica que tiene hacia este tipo de películas es que considera que les falta tomar ciertos riesgos creativos que considera imprescindibles en el cine como forma artística, que el problema es “la misma naturaleza de las franquicias de películas: basadas en investigaciones de mercado, probadas con el público, revisadas, modificadas, revisadas de nuevo y de nuevo modificadas hasta que están listas apta el consumo”.
“El cine que me interesa es sobre una revelación: estética, emocional o espiritual. El cine que me interesa es sobre personajes: la complejidad de la gente, sus naturalezas contradictorias y a veces hasta paradójicas, la forma en la que se hacen daño mutuamente y en la que se aman y en cómo de repente se enfrentan cara a cara con ellos mismos”. Unas declaraciones que el mundo de los aficionados a los cómics y al cine de superhéroes se han tomado, en general, con mucho sentido del humor.
Pero el lanzamiento más reciente de Scorsese como fenómeno de las redes sociales ha venido de la mano de su hija, Francesca Scorsese, de 24 años, una estrella de TikTok. Francesca graba vídeos con su padre en los que, por ejemplo, el cineasta hace un casting a su mascota (un perro que se llama Oscar, por cierto) e intenta dirigirlo. O en los que Scorsese padre va eligiendo con un movimiento de cabeza su película favorita de entre dos opciones, en un campeonato de eliminatorias en el que se acaba quedando con un solo filme (a ver si adivinas al verlo cuál es el que gana).
El impacto de esos vídeos es tal, especialmente entre la gente más joven, que cuando Francesca acompañó a Martin en la pasada gala de los Globos de Oro se hicieron varias bromas en internet que subrayaban lo adorable que era ver cómo las estrellas mostraban su lado más tierno al llevarse a las entregas de premios a sus propios padres.
La simpatía hacia Francesca por parte de internet es enorme, motivada también por declaraciones en las que asegura que está dispuesta a ser “la mejor nepo baby posible”, refiriéndose así al término usado en el mundo anglosajón para describir a quienes o se dedican a lo mismo que sus progenitores, o tienen padres de alguna forma famosos y que, presumiblemente, los habrían ayudado en sus carreras, poniéndoselo más fácil, aunque solo sea gracias a contactos y a visibilidad. Una idea que en España se manifiesta con la broma, también muy frecuente en internet, que dice “me encanta cuando me meto en la Wikipedia de mis artistas favoritos y veo siempre que el nombre de sus padres aparece en azulito”. Es decir, que esos padres también tienen su propia ficha de Wikipedia, y de algo les habrá servido eso a sus hijos.
Padre e hija protagonizan este 2024 también un anuncio para la Superbowl, han anunciado recientemente que escribirán un libro juntos y, además, han dejado caer que hay un par de cosas más en las que trabajan, sugiriendo que podría tratarse de una película. Y es que esa segunda juventud de Scorsese no solo se manifiesta como fenómeno de internet, sino también en su cine. En los últimos 10 años ha estrenado películas mucho más ambiciosas en su magnitud, duración y envergadura (Los asesinos de la luna, Silencio, El irlandés y El lobo de Wall Street), que en los 10 años anteriores (La invención de Hugo, Shutter Island, Infiltrados, El aviador). Además, ya ha comentado en más de una ocasión que su nuevo trabajo será una película sobre Jesucristo ambientada en la actualidad y que se centrará en el núcleo de sus enseñanzas, y que estará basado en el libro ShÅ«saku EndÅ, el mismo autor japonés que escribió Silencio, el libro homónimo que ya adaptó Scorsese. Esa es su forma de responder como católico a la llamada del papa Francisco a los artistas, según hizo saber.
Ese nuevo trabajo en marcha será la segunda adaptación del cineasta de una historia protagonizada por Jesucristo, después de su famosa (y polémica) La última tentación de Cristo (1988), basada en la novela del griego Nikos Kazantzakis. Scorsese tiene ya el guion escrito, asegura que su rodaje arrancará este mismo año y que la duración de la película no superará los 80 minutos, una idea de la que ya se andan haciendo bromas en redes sociales, puesto que la mayoría de sus películas, y muy especialmente sus proyectos más recientes, no han bajado de las dos horas y media de duración, superando en muchas ocasiones las tres horas. De hecho, su largometraje más corto fue uno de los primeros que rodó: El tren de Bertha, estrenada en 1972, y duraba 85 minutos.
Veremos si el cineasta puede “mejorar su marca” y, sobre todo, si nos regala una nueva película compleja, arriesgada y que nos cause algún tipo de revelación, sea espiritual o artística. Lo que parece asegurado es que Scorsese nos seguirá iluminando con su amor por el cine y que internet y las redes sociales lo seguirán con mucho interés, de la mano de Francesca.