El mundo de la cultura lamentó su muerte y redundaron los mensajes por redes sociales reconociéndola como “una de las poetas más importantes” de la Argentina, escritora “lúcida”, autora de una obra “excelsa” y “excelente persona”.
“No puede ser. No puede ser. Qué tristeza”, escribió en Twitter el sello Eterna Cadencia, responsable de la publicación, hace semanas, de “Chicas en tiempos suspendidos”, y decidió despedir a la escritora con “Hierba”, un poema de ese libro: “Lo real es un virus/ al que ninguna metáfora disuelve/ y debe ser por eso/ que lo que nace como poesía/ no puede nunca/ terminar como poesía”.
“Yo no puedo creer esto, tan linda persona, tan lúcida, maestra de tantos. Lo siento enormemente -agrega la escritora Claudia Piñeiro en esa red social y en Facebook-. Yo no sé cómo será procesar tanta muerte, que va a quedar de nosotros cuando esta época pase, cuando no tengamos la sensación de que cada día se puede ir alguien impensado, imprescindible, querido. Yo no sé”.
“Kamenszain fue mi primera maestra de poesía. En la adolescencia. Me enseñó a dudar. A decir 'yo no sé' como un mantra -comenta en Facebook el escritor Dani Zelko-. A preguntarle a las palabras con cuidado. A escuchar la voz que aparece entre los espacios. Me enseñó que las palabras y las plegarias son dos momentos en que la lengua descansa de sonar como verdad. Y que descansar de la verdad es importante”.
Y grafica: “Una vez me leyó el poema de las cerezas de William Carlos Williams con ojos brillosos y cadencia bíblica. ¡Pero esto no dice nada! le dije. ¿Vos tenés algo para decir?. ¡Por supuesto!. ¡Y decilo, no escribas poesía!. Me aconsejó seguir y seguir y seguir. Que escuche a todes pero no siga a nadie. Que confíe en mis intuiciones y desconfíe de las doradas de píldora. Y lo más hermoso es que sé que así como me enseñó a mí nos enseñó a muches, a muches, a muches. Una poeta maestra. Una maestra poeta. Qué persona tan valiosa. Qué lujo haberla tenido entre nosotres. Nos quedan sus libros”.
“Una pérdida enorme”, posteó Ediciones Ampersand. “La tristeza no tiene fin”, escribe la librera y escritora Cecilia Fanti: “fue una poeta enorme, una lectora curiosa e inteligentísima de la literatura contemporánea y su producción, cada vez más visible, era un lujo para los lectores. Una pérdida enorme, en efecto”.
“En este año con tantos duelos, vuelvo a congelarme de tristeza. Se fue Tamara. Sigo celebrando su último libro, Chicas en tiempos suspendidos. ¡Gracias!”, escribe la autora María Rosa Lojo.
“Profundo dolor”, “muchísima tristeza”, fueron algunas frases breves repetidas. La Unión Argentina de Escritoras y Escritores, la psicoanalista Alexandra Kohan, el escritor Guillermo Martínez, el Ministerio de Cultura de la Nación, las postean. La cartera de Cultura, además, la rescata como “maestra de generaciones de escritores”.
La escritora mexicana Margo Glantz, amiga íntima de la ensayista, docente, bibliotecaria, periodista, editora y gestora cultural (en los 90, del Centro Ricardo Rojas), evita las palabras en su perfil de Facebook y repostea la noticia de su muerte.
“Hace unos días hicimos planes, incluimos notas para un seminario sobre Foucault de Montalbetti en el programa y me pidió que lo diera. Después hablamos de novios y de planes. Se murió Tamara, la conocí en 1993, me enseñó muchísimo”, posteó Marina Mariasch, quien compartía cátedra con ella en la Universidad Nacional de las Artes (UNA) .
“No quiero contar ninguna anécdota, yo solo la quería muchísimo. Hablamos hace nada, del libro de @princesamonto que a las dos nos había encantado. Hace semanas como si nada importara más que los libros y el presente porque así era ella”, posteó Tamara Tenenbaum.
“Buen viaje queridísima -tuitea la investigadora y doctora en Literatura Latinoamericana Cecilia Palmeiro-. Una enorme poeta, gran crítica, finísima lectora y amiga de fierro. La vamos a extrañar mucho”. Y Clara Anich, autora, escribe: “Supe acompañarme mucho de sus poemas. Lo seguiré haciendo”.
Con información de la agencia Télam
CRM