Nick Drnaso (Palos Hills, Illinois, 1989) es uno de los últimos grandes nombres surgidos de la novela gráfica estadounidense. Pese a su juventud, la calidad de sus cómics lo ha hecho sobresalir, primero con Berverly (Fulgencio Pimentel, 2016) y después, sobre todo, con Sabrina (Salamandra Graphic, 2019), obra que se convirtió en el primer cómic nominado al prestigioso galardón literario Man Booker. Su tercer libro, Clase de actuación, llega a España editado por Salamandra Graphic y traducido por Carlos Mayor, y confirma que estamos ante un autor clave.
En Clase de actuación, Drnaso presenta diez personajes marginales, inadaptados, en los que confluyen la precariedad, la discriminación y la ansiedad social. Todos necesitan un cambio en sus vidas, algo que les dé sentido, y por ello se apuntan a clases de interpretación, impartidas en un centro cultural por un peculiar profesor, John Smith, que con sus extravagantes técnicas, sumergirá a su casual alumnado en un estado mental en el que la realidad se confundirá con las ficciones que construyen durante las clase. “El argumento de Clase de actuación no proviene de ninguna experiencial personal”, confiesa Drnaso en una entrevista con elDiario.es. Aunque nunca ha hecho teatro, el autor sentía interés por esta forma artística. “Me parecía que no podía ser más diferente a dibujar cómics, por eso me resultaba atractiva. Yo siempre he sido lo opuesto a alguien que disfruta interpretando. De pequeño tenía un miedo terrible a hablar en público, y nunca busco ser el centro de atención. Por eso me interesa la interpretación en términos teóricos”, cuenta.
Los Estados Unidos que retrata Drnaso en sus obras son un lugar oscuro y paranoico, el perfecto reflejo deformado del sueño americano en tiempos de trumpismo. Clase de actuación captura perfectamente el espíritu de su época y expone las miserias de un sistema que expulsa a las personas de su seno. Sin embargo, el autor niega cualquier intención de crítica explícita. “Por supuesto, tengo mi punto de vista, pero espero que emerja en mis historias de un modo indirecto. No tengo ninguna intención de dictar una conferencia sobre el estado actual de los Estados Unidos, y no me interesa expresar nada más allá de lo que ya hay en mi libro”.
Yo siempre he sido lo opuesto a alguien que disfruta interpretando. De pequeño tenía un miedo terrible a hablar en público, y nunca busco ser el centro de atención
Pese a ello, el catálogo de protagonistas de Clase de actuación parece escogido, precisamente, para dejar constancia de diversas formas de opresión y alienación, desde los trabajadores precarios a la madre primeriza cuyos sentimientos hacia su hijo no son tan positivos como la sociedad espera, pasando por personas neurodivergentes o una pareja heteronormativa que pasa por una crisis en su matrimonio.
Sorprende la capacidad de Drnaso para dotar de personalidad a todos ellos y llevar su experiencia a un clímax final en el que todas confluyen. “No tenía un plan o una idea clara acerca de hacia dónde iba cada personaje, así que tuve que inventármelo sobre la marcha, por decirlo de forma simple”, comenta el dibujante. “No tengo formación como escritor, así que no tengo una filosofía acerca de lo que estoy haciendo más allá de que la historia avance, pero me preocupan mucho todas estas decisiones”. Para el desarrollo de esos personajes, resultan de vital importancia las muchas escenas de conversaciones que desarrolla Drnaso, excelente dialoguista, que resultan inquietantes en muchas ocasiones por el hieratismo de los rostros de sus personajes: “Siempre tiendo a las caras planas y no expresivas, aunque luche contra ello”.
De entre todos los protagonistas, sobresale el misterioso profesor de teatro, un personaje escrito con cierta ironía, que se mueve entre la autoayuda y las estrategias de gurú para intentar llevar a sus alumnos a experiencias de improvisación y creación de historias que provocarán una progresiva pérdida de identidad. Drnaso afirma que no está basado en ninguna persona real, aunque sí se nutre de su proceso de documentación. “He leído mucho acerca de sectas y líderes religiosos carismáticos, o incluso artistas que crean algún tipo de culto a su persona, así que todo eso influyó en el personaje de John Smith. Pero también lo hice deliberadamente menos corrosivo de lo que había planeado en un principio. Es más humilde, lo que esperaba que hiciera sus acciones más ambiguas”.
Mi objetivo es que mis libros se puedan leer de una forma intuitiva, que inviten a alguien que quizás nunca ha leído un cómic antes a hacerlo
El estilo narrativo de Nick Drnaso lo sitúa en la reciente tradición del cómic adulto contemporáneo, en la línea de Daniel Clowes o Chris Ware. Más centrado en el drama que en la acción, no sorprende que Drnaso reconozca no haber sido un gran lector de cómics desde su infancia.“No tengo una historia personal con los cómics muy profunda, por lo que nunca he tenido una idea fija de cómo se suponen que tienen que ser. Pero yo diría que hoy ya no es inusual que existan cómics cuyas raíces están en la vida cotidiana y que consisten sobre todo en conversaciones”, explica Drnaso.
Se intuyen en Clase actuación muchas influencias ajenas al cómic, aunque el autor no las detalle cuando se le pregunta por ellas. “Siempre estoy buscando obras interesantes y diferentes en todo tipo de medios. Ahora mismo estoy leyendo ficción y escuchando música, sobre todo. El último libro que he leído es Strangers to Ourselves (2022) de Rachel Aviv, que es fantástico”, dice.
Clase de actuación ya está recogiendo todo tipo de alabanzas, tanto en Estados Unidos como en España, donde se ha publicado muy poco tiempo después de la edición original. Para muchos es ya uno de los cómics del año, aunque Drnaso se muestre cauto y humilde. “Mi objetivo es que mis libros se puedan leer de una forma intuitiva, que inviten a alguien que quizás nunca ha leído un cómic antes a hacerlo”, reflexiona. “Estoy razonablemente satisfecho con Clase de actuación. Siempre hay dudas cuando al fin veo uno de mis libros impresos, pero tiende a desaparecer después de unos pocos meses. En términos generales, no suelo revisitar mis trabajos ni tenerles mucho afecto una vez que los he terminado”.
GV