Cuando el jueves pasado los secretarios de la fiscalía y los policías se asomaron por la puerta de la calle Viamonte, en el entorno del presidente de la AFA creyeron que el escenario tan temido podía comenzar a cristalizarse. Claudio Tapia supo resistir los vientos de cambio político, en gran parte porque la pandemia modificó prioridades y desde el Gobierno resolvieron esperar otro momento para avanzar sobre el ex yerno de Hugo Moyano. Pero la decisión del fiscal federal Eduardo Taiano de allanar sus oficinas les generó a varios dirigentes una sensación extraña. Aún están tratando de entender si la medida judicial, que tiene el sello de sectores de la oposición en Comodoro Py, también provocó simpatías en la Casa Rosada y si podría ser utilizada por el oficialismo para avanzar sobre los destinos del fútbol argentino.
El operativo fue en el marco de una causa que puso la lupa en contratos que firmó la AFA con empresas para la explotación de los servicios de imagen digitales y los partidos de fútbol de la Selección. Se investigan los delitos de presunto lavado de activos y administración fraudulenta. También hace un par de semanas, la diputada Graciela Ocaña citó a Tapia a la Cámara de Diputados para que le puedan preguntar por estas supuestas irregularidades financieras.
Un viejo dirigente del ascenso, que supo sentarse en la mesa chica de las decisiones y hoy terminó desplazado en AFA, dice una frase para provocar un poco: “Tapia consiguió cerrar la grieta, desde el macrismo y el kirchnerismo duro le apuntan y lo quieren sacar. Luego verán que hacen. Saben que no los une el amor pero sí el espanto por Tapia. Los problemas judiciales serán la excusa a la que se van a aferrar los que lo quieran voltear. Se pondrán legalistas, vas a ver”, sostiene. Varios de los dirigentes consultados para esta nota ven la mano de Daniel Angelici detrás de los allanamientos, pero no necesariamente de todo Juntos por el Cambio. Creen que la arremetida es personal y que su estrecha relación con el fiscal Taiano es clave en el avance de la investigación. Cabe recordar que en 2018 Angelici puso a Taiano como integrante del Comité de Apelación de la Superliga.
La semana pasada los funcionarios judiciales se llevaron de la AFA toda la documentación vinculada con las empresas Cellbank SA, World Eleven SRL, World Eleven Sport SA y Metro World Digital. Dos de estas compañías están relacionadas al histórico agente organizador de partidos de la Selección, Guillermo Tofoni, y a Carlos Varela, quien reemplazó a Tapia como presidente de Barracas Central, cuando el dirigente se fue a la AFA.
Todo comenzó el 23 de marzo con una denuncia anónima sobre estos hechos, que llegó a la fiscalía de Guillermo Marijuan. Este entendió que había sustento como para abrir una investigación. La causa fue a sorteo y le tocó a Sebastián Casanello y a la fiscalía de Taiano. En paralelo, otra denuncia no judicial fue ingresada en el Tribunal de Ética de AFA y luego llevada, por su titular, Pablo Caruso, a la Conmebol y la FIFA.
Pero no se agotan ahí los frentes que tiene abiertos Tapia. Hace exactamente un año una asamblea remota lo reeligió hasta octubre de 2025. En ese momento, el club Nueva Chicago pidió a la Inspección General de Justicia (IGJ) que esa elección sea declarada inválida, por entender que había irregularidades en el procedimiento, y solicitó que se vuelvan a convocar a los clubes para elegir a las autoridades. La resolución de la IGJ aún está pendiente y funciona como una fuerte presión para Tapia desde el Gobierno, vía el Ministerio de Justicia. Como se puede ver, lo rodean problemas y no de fácil resolución.
“Todavía Tapia tiene el apoyo del ascenso. Y cada vez que parece que le rodean la manzana, salen todos los dirigentes a demostrar públicamente que lo bancan. Es mucho más probable que a Tapia se lo carguen desde afuera del fútbol que desde adentro”, explica otro de los dirigentes que supo integrar el Comité Ejecutivo de AFA. De la mano de Tapia, el Ascenso fue construyendo su poder, al punto de que en 2023 sus clubes tendrán la mitad más uno de la representación en la Asamblea. Con lo cual, hacia adentro, Tapia tendrá con qué resistir.
"Buscamos que en la AFA no vuelva la matriz de corrupción estructural. Que represente a los clubes y no se transforme en un agujero negro de negociados para los dirigentes, que se vuelven ricos mientras los clubes tienen enormes dificultades económicas.
“Buscamos que en la AFA no vuelva la matriz de corrupción estructural que durante muchos años funcionó en forma habitual. Que represente a los clubes y no se transforme en un agujero negro de negociados para los dirigentes, que se vuelven ricos mientras los clubes tienen enormes dificultades económicas. Queremos que se investiguen todos esos contratos que Tapia firmó, muchos de ellos con personas cercanas a su entorno. Por eso Tapia debe explicar en la Justicia y el Congreso todas esas irregularidades”, explica Ocaña a elDiarioAr, sobre las causas y la citación a Tapia.
Esto que dice Ocaña tiene que ver con un acuerdo firmado el 8 de noviembre de 2018. Ese día, la AFA recibió la propuesta de Metro World Digital S.A. para convertirse en el agente digital de la Asociación. Al día siguiente, sin llamado a licitación y sin pasar por Comité Ejecutivo, la AFA rubricó el convenio. Luego, la AFA habría firmado otro contrato con World Eleven, de Guillermo Tofoni, para cederle la organización de los amistosos de la Selección hasta 2030. Por si faltara algo, luego surgió que el dirigente de Barracas Central, Jonatan Sanzi, habría pedido 100.000 dólares para entregarle a la empresa Cellbank los derechos de uso de imagen de los seleccionados nacionales.
Previo a la pandemia, el Gobierno pensaba tomar la iniciativa respecto de la AFA. A Tapia no le perdonaban sus lazos con el macrismo y no creían sus intentos por construir puentes con el oficialismo.
En marzo de 2017, Tapia asumió acompañado por Angelici y por su entonces suegro Hugo Moyano. Pero ahora la situación es muy distinta. Después de que la lista de Angelici perdiera en Boca y este saliera de la AFA, los vínculos entre el Tano y Tapia se volvieron cada vez más ríspidos. Con Moyano, luego de que Tapia se separara de la hija del histórico dirigente camionero, también hubo alejamiento. Si bien en los últimos tiempos hubo cierta recomposición, con Pablo, hijo de Hugo, el trato es de guerra total.
Previo a la pandemia, el Gobierno pensaba tomar la iniciativa respecto de la AFA. A Tapia no le perdonaban sus lazos con el macrismo y no creían sus intentos por construir puentes con el oficialismo. Necesitan una figura de reemplazo con consenso extendido pero, por el momento, no aparece ninguna que pueda aglutinar en la Primera y abrir grieta en el Ascenso. Nicolás Russo, dirigente de Lanús, de relación con Sergio Massa, podía cumplir esa función pero ya aclaró a sus contactos con la Rosada que se quiere lanzar a la intendencia de su distrito. Una variante, que cuenta con la simpatía de Alberto Fernández, es Cristian Malaspina, presidente de Argentinos Juniors, el club del Presidente. Los que conocen los pasillos del edificio de Viamonte creen que es un buen candidato para más adelante, pero con poco rodaje aún para ir a chocar contra el actual oficialismo.
En toda charla por la sucesión en la AFA aparece Marcelo Tinelli como posibilidad pero muchos de los que apostaron por su figura aún le cuestionan no haberle puesto el cuerpo a la campaña en el fatídico empate con Segura y no quieren quemarse de nuevo. Cuando en la Casa Rosada decidan poner en agenda los destinos de este deporte, muchos de los mencionados serán convocados para conversar.
Lo que dejó tocado a Tapia en la consideración de la Rosada fue la negociación de los derechos televisivos, que dejaron a la empresa Telecentro, de Alberto Pierri, fuera del acuerdo, tras un arreglo con Disney por menos dinero y plazos más extendidos.
El armado político de Tapia está hace tiempo en manos del secretario ejecutivo de la presidencia de la AFA, Pablo Toviggino, mano derecha de Tapia durante estos años. Es un hombre con poder, que llegó desde el fútbol de Santiago del Estero y que hoy tiene el control real de la Asociación. Toviggino es amigo del gobernador Gerardo Zamora y está en permanente contacto con Massa, que está encima de la suerte de Tigre, su equipo, que pelea por ascender nuevamente. Alberto no lo mira con simpatía a Toviggino, por entender que traicionaron a Luis Segura, ex dirigente de Argentinos y cercano a Alberto. Al Presidente le gusta consultar por temas del fútbol a Matías Lammens, actual ministro de Turismo y Deporte, que tampoco simpatiza con la dupla que gobierna la AFA.
En los primeros meses de Alberto, con Massa a cargo de las negociaciones, se produjo la reelección de Tapia. En el mismo movimiento se eliminó la Superliga, una creación macrista, se concretó la salida de Angelici del Comité Ejecutivo y se creó la Liga Profesional, a cargo de Tinelli. Al oficialismo le servía y dio el visto bueno. Esa estructura, que se autoproclamaba sólida, tuvo varias fisuras, como el fuerte enfrentamiento con River, cuando pidió jugar en su predio de Ezeiza por las remodelaciones en el Monumental.
En la Rosada fueron muy críticos con situaciones que sucedieron en 2020. Primero fue la violación de la cuarentena permitida a Deportivo Riestra, el equipo del polémico abogado y empresario Víctor Stinfale. Después, el conflicto con San Martín de Tucumán, que fue al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) para que le dieran el ascenso por haber sumado más puntos que sus rivales cuando se suspendió el torneo. El presidente del Santo, Roberto Sagra, y Toviggino escalaron tanto que debió mediar el gobernador tucumano, Juan Luis Manzur. Ese tipo de trapos ventilados en público molestaron mucho al Gobierno.
Pero lo que realmente dejó tocado a Tapia en la consideración de la Rosada fue la negociación de los derechos televisivos, que dejaron a la empresa Telecentro, de Alberto Pierri, fuera del acuerdo, tras un arreglo con Disney por menos dinero y plazos más extendidos. El beneficiado por esa movida fue nada menos que Disney, dirigida en la región por Diego Lerner, un empresario recordado por los enormes agasajos que le hacía a Mauricio Macri al final de su gestión.
AM