En medio de una recesión fulminante, sin congresos ni convenciones muy convocantes, solo Javier Milei es capaz de seguir amontonando empresarios en almuerzos cueste lo que cueste el cubierto. Esa fascinación por el Presidente volvió a advertirse esta semana en el hotel Alvear, donde más de 400 hombres de negocios pagaron entre 200 y 250 mil pesos para escucharlo durante una hora, convocados por el tradicional Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (CICyP), sin más posibilidad de interactuar luego con él más que para una selfie con los pulgares en alto.
Es un oasis en el desierto de la crisis. Sobre todo porque nadie repara en gastos. Tres semanas atrás âen el GoldenCenter de Parque Norte, que Armando Cavalieri logró escriturar definitivamente a nombre del gremio mercantil con una ayudita de Mauricio Macri en 2017â el stand up de Milei para la Fundación Libertad también agotó las localidades aunque la mesa cotizaba 8 millones de pesos. El Javotour sigue después del viaje de este fin de semana para hacer campaña con la ultraderecha de Vox en España: la ONG Libertad y Progreso se tiene tanta fe para el show del 12 de junio que directamente decidió tarifarlo en dólares. Acreditarse para los dos días de debate con el Instituto Cato en el Yacht Club de Puerto Madero vale U$S 600, aunque hasta este lunes hay una “promo” de 500.
Hay que ver cuánto tiempo más querrán o podrán pagar esos tickets los empresarios. Sobre todo industriales como el dueño de Sinteplast, Miguel Angel Rodríguez, sentado justo enfrente de Milei en la mesa principal del miércoles. “Estamos cayendo menos que el promedio del mercado”, respondió resignado a la pregunta de elDiarioAR. Es el consuelo del momento: para un proveedor de un sector como la construcción, cuya actividad se desplomó 42% en marzo, vender 25% menos pintura que un año atrás luce casi como un alivio.
El problema, claro, es el efecto cascada que empieza a tener ese desplome de la actividad. Muchos industriales textiles Pyme ya se reconvirtieron en importadores o están planeando hacerlo. Otros, como los dueños de Taverniti, la mayor fábrica de denim del país, tienen a la mitad del personal suspendido. Y aguas arriba también empieza a haber despidos, como los 50 de esta semana en la hilandera TN Platex, de la familia Karagozian, que desde enero ya echó a 250.
En otros rubros fabriles ya hubo licenciamientos en Acindar, Pepsico, General Motors y esta semana en FATE. Todos atados a la retracción del consumo local y al freno a las exportaciones que genera la sobrevaluación cambiaria sostenida por el cepo. En total, según las primeras proyecciones a partir de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) de marzo, en el primer trimestre del año se destruyeron unos 100 mil puestos de trabajo formales en el sector privado.
El supermercadista es un sector clave a monitorear por el volumen de empleo en peligro. Solo en las grandes cadenas son unas 120 mil personas. Las 150 cesantías en Chango Más, de Francisco De Narváez, que revirtió temporariamente el viernes una conciliación obligatoria en Trabajo, se suman a las que ya se habían registrado la semana anterior en Jumbo y Diarco. Pero es apenas la punta del iceberg. La consultora Scentia detectó para abril un derrape interanual del 13,8% de las ventas en volumen, casi el doble de lo que habían caído en marzo (7,5%). El peor frío se siente en las góndolas fuera del AMBA, donde la caída fue del 18,1%. “No se vio ni en la pandemia. Hay que remontarse a 2002 para ver una baja así”, comentó un ejecutivo que entró al negocio justo aquel año de saqueos.
Brazos
No es algo que desvele al ministro de Economía, Luis Caputo, que en la entrevista de 38 minutos que concedió esta semana a un medio afín como LN+ no pronunció ni una vez la palabra “desempleo”. Sí tuvo tiempo para términos como “banco” (29 veces), “crédito” (23), “inflación” (21), “tasa” (16) y “cepo” (13), mientras intentaba explicar de dónde vendría la reactivación. La esperanza de que el crédito bancario sustituya la demanda destruida por la pulverización de los salarios es a la que se aferran por ejemplo los ejecutivos de Corven, presentes el miércoles en el Alvear y que apuestan a los préstamos en UVA âpersonales y prendariosâ para imaginar un futuro tras la baja del 20,5% de los patentamientos de motos nuevas en el primer cuatrimestre.
¿Qué aplaudía entonces exactamente el círculo rojo al que convocó el CICyP? Básicamente el ajuste fiscal del “chanchito de yeso” Caputo y la perspectiva, todavía incierta en el tiempo, de que baje la presión impositiva sobre los dueños del capital. Un banquero que pidió no ser identificado saludó con especial énfasis una decisión menos comentada: el cambio en el registro contable de las letras intransferibles y los adelantos transitorios del Banco Central, que implicó computar una pérdida de $44.000 millones en el balance de 2023. “Es como si (Santiago) Bausili se hubiera cortado un brazo. Si tenía dos brazos para emitir, se cortó uno. Históricamente una de las vías de emisión son los adelantos y la otra es la distribución de dividendos. Así que con ese anuncio ya empezó a cumplir con su promesa emisión cero”, reivindicó.
Muchos ven en Milei la concreción de viejas promesas que no supieron concretar cepas anteriores del liberalismo criollo. El vice de la Sociedad Rural que conduce el CICyP, Marcos Pereda Born, que habló antes que el Presidente (aunque el mandatario eligió esperar su turno en el VIP), ya estaba impaciente un año atrás, cuando presentó a un Mauricio Macri que todavía soñaba con su segundo tiempo en la Rosada. “Hay un gran desafío por delante pero ya no hay más tiempo. Hay que hacerlo”, lo apuró apenas terminó su ponencia, casi a modo de reclamo en su condición de principal financista de la fallida candidatura a la reelección de María Eugenia Vidal. “Trabajen con Milei el primer día después de ganar”, ordenó después. Vueltas de la vida, terminó siendo al revés.
Sociópatas
En el grupo de WhatsApp ‘Nuestra Voz’, nacido justamente para coordinar la militancia por Macri del gran empresariado, muchos terminaron aquel primer tiempo más chocados que como lo empezaron. Algunos abandonaron ese chat en 2019, apenas el Frente de Todos desalojó del poder al heredero de Franco, y otros se sumaron años después, a medida que el plan económico peronista también empezó a naufragar. Uno de los nuevos, el publicista rosarino Sebastián Abramovich, osó compartir un video donde Néstor Kirchner reivindicaba el superávit fiscal de sus primeros años y bromeó: “Néstor era más mileísta que Milei”.
No hizo reír a nadie. Al contrario.
âSeba, Néstor era un sociópata y un mentiroso compulsivo. Nada de lo que haya dicho tiene ningún significado. Lo que importa es lo que hizo y el lamentable legado que dejó. En ese mismo discurso dijo que iba a terminar con la corrupción âlo cruzó Daniel Melhem, un operador del mundo petrolero.
âEso de Néstor fue el principio del relato porque no hizo absolutamente nada por mantenerlo en el tiempo. Por eso es responsable junto con Cristina de lo peor de la historia argentina âlaudó otro contertulio.
Es la sofisticación que alcanzan los análisis políticos más difundidos en el establishment en estos meses de transición acelerada hacia un destino totalmente incierto. El ajuste fiscal y del sector externo vía la depresión autoinducida de la actividad, que Carlos Melconian comparó esta semana con los programas antiinflacionarios desplegados en dictaduras militares, alcanza por ahora para el aplauso y el pago del cubierto. Pero el mismo día que ‘Toto’ ratificaba la dolarización por TV, el jefe de Gabinete Nicolás Posse la descartaba al rendir cuentas ante el Senado. ¿Será o no será ése el horizonte? El Fondo Monetario, cuyos técnicos desprecian al ministro por la crisis que hizo estallar con Macri, pareció enterrarla definitivamente esta semana, en el escrito donde equiparó la “competencia de monedas” a un esquema de tipo de cambio flexible “como los de Perú o Uruguay”.
Posse demoró todo lo que pudo esa exposición en el Senado, que fue a su vez su debut en público tras cinco meses de gestión. Esa semiclandestinidad en el ejercicio del poder es un pedido expreso de su esposa, que no confía tanto como él en que su amigo de la Corporación América vaya a llevar el barco de la economía argentina a buen puerto. Si su marido no se expone tanto, intuye con sabiduría, podrá reciclarse más fácilmente si todo termina mal.
Es que un ajuste tan abrupto como el que emprendió el Gobierno puede costar bastante más que empleos. El viernes pasado, por ejemplo, pudo haberse cobrado decenas de vidas en el tren San Martín que chocó en Palermo.En el mundillo ferroviario circuló esta semana que Milei le pidió a Posse la renuncia de Adrián Luque, el jefe de Trenes Argentinos que antes había sido tres años gerente de Legales de la gestión massista y a quien sus subalternos advirtieron una semana antes que todas las líneas metropolitanas funcionan “al límite de lo prudente”.
Era un candidatazo a convertirse en el chivo expiatorio de ese choque, sobre todo con los antecedentes de Milei a la hora de eyectar funcionarios que no funcionan. Pero según la versión, Posse le respondió que lo había designado ahí a pedido de Santiago, el otro Caputo de su círculo áulico. Un recién llegado a la casta que aprende rápido a detectar los recovecos del Estado donde se maneja dinero negro de retornos por licitaciones y tercerizaciones. Al fin y al cabo el año que viene hay elecciones y muchos de los que se fundan, aunque simpaticen con el César, ya no van a poder expresarlo de modo contante y sonante.
AB/MG