Durante los últimos días, los precandidatos presidenciales con mayor intención de voto se presentaron en la Expo Rural 2023 con el objetivo de generar buenas sensaciones entre los sectores más poderosos del país. Javier Milei, Horacio Rodríguez Larreta, Juan Schiaretti, Patricia Bullrich y Sergio Massa pasaron por el recinto de la Sociedad Rural Argentina (SRA) y expusieron frente al sector representante de los grandes terratenientes de la pampa húmeda.
Uno de los tópicos candentes fue la situación con el dólar y la posibilidad de salir del cepo e ir hacia un régimen cambiario unificado. En este punto, la precandidata presidencial por Juntos por el Cambio Patricia Bullrich fue tajante al decir que, junto a su principal asesor económico, Luciano Laspina, estaban preparando un “blindaje” con su correspondiente “ingeniería jurídica” que le permitiría salir del cepo “lo más rápido posible” con un “colchón” de dólares para poder maniobrar las primeras turbulencias de dicha salida.
Unas horas después de eso, en el set televisivo de La Nación+, la ex ministra de trabajo del gobierno de Fernando de la Rúa, ratificó sus dichos y fue más allá. “Bajo un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que nos blinde en dólares nosotros vamos a abrir el cepo lo antes posible”, expresó la precandidata. Sin embargo, al ser consultada sobre si ya había entablado conversaciones con el organismo internacional, la respuesta fue negativa. Esta situación puede ser comparable a la promesa de “lluvia de inversiones” que realizó el ex presidente Mauricio Macri durante la campaña del 2015.
El argumento de Bullrich es que, bajo un programa de ajuste combinado con un régimen de protección de inversiones y reforma laboral, el FMI desembolsará los fondos necesarios para financiar la unificación cambiaria.
La lógica y el sustento teórico que encuentra dicha propuesta está relacionada con la necesidad de generar confianza para atraer inversiones que incrementen la producción y, de esta manera, generen los recursos necesarios para el pago de las deudas asumidas con el FMI -las porque, a la deuda contraída por el gobierno de Macri y a la renegociada por el gobierno de Alberto Fernández, se le sumaría el “blindaje” de Bullrich-. Según la ex ministra de seguridad del presidente Macri, el despegue del campo, la industria de los minerales y la explotación de hidrocarburos serán los principales motores del desarrollo argentino.
Este tipo de planteos suelen tener cierto grado de inexactitud a la hora de saber como se van a suceder los acontecimientos. Es decir, cuando los candidatos -Javier Milei- dicen que van a “dolarizar” la economía, pero no argumentan a qué tipo de cambio se haría -o sí lo argumentan, pero hay una gran diversidad de opiniones que estiman valores muy alejados entre sí-, o bien que van a salir del cepo lo antes posible a través de un préstamo con el FMI -con el cual aún no se ha hablado- o que si ganan habrá una “lluvia de inversiones”, se torna difícil entender con precisión cuales serán las consecuencias de dichas medidas.
Sin embargo, en el caso de Bullrich hay una “ventaja”. En la campaña del 2015, Mauricio Macri dijo algo muy similar al exponer que iba a levantar el cepo durante el primer día. Básicamente la confianza que generaría su gobierno atraería una avalancha de inversiones que permitiría sostener el valor del dólar sin sufrir una salida traumática del cepo: muy similar a lo expuesto por la ex funcionaria durante la exposición en la SRA.
La eliminación del cepo el 16 de diciembre de 2015 generó una devaluación del 43% cuando el valor del dólar oficial pasó de $9,80 a $14 -$1 por debajo de lo que cotizaba el blue-. La inflación, durante 2016, alcanzó el 40,3% -el nivel más alto desde el 2002- y si bien al año siguiente descendió a 24,8%, los efectos de la completa desregulación cambiaria comenzarían a hacerse carne durante el año siguiente. En 2018, el esquema macroeconómico entró en crisis y durante junio de ese año, el FMI le otorgó, al gobierno de Mauricio Macri, un crédito de USD 57.000 millones -el más grande de la historia- con el objetivo de restaurar la confianza del mercado y reducir los desequilibrios fiscales. La inflación durante ese año fue de 47,8% para llegar a 2019 teniendo que reinstaurar el cepo y finalizando con una inflación del 53,8%.
La propuesta principal -en términos económicos- de Patricia Bullrich se parece mucho a lo realizado por Mauricio Macri en 2015. Sin embargo, la situación actual es bastante más delicada a la que le tocó al último ex presidente. Por ese entonces, la Argentina contaba con una mayor robustez en sus variables macroeconómicas: no había programa con el FMI, el nivel de deuda externa era muy bajo, el poder adquisitivo de los salarios era un 20% superior al actual y la inflación rondaba el 25% anual.
Si haber liberado el cepo en 2015 de un día para el otro fue uno de los principales causantes de tener que hacer un acuerdo con el FMI, pensar que la liberación propuesta por Bullrich saldría mejor no parece tener mucho sustento.
“Los resultados ya los conocemos, los hemos visto. No se resuelve la cuestión estructural de escasez de dólares, porque, en el marco de un levantamiento del cepo, esos dólares que entran por el ”blindaje“ sirven para garantizar el planteamiento de una estructura económica basada en la especulación financiera como fue el modelo económico durante el macrismo. La incorporación de más endeudamiento para tapar una situación insostenible estructural, genera más carga de intereses, más problemas de reservas, es decir, no traen una solución. Si no hay un planteo estructural ligado al desarrollo productivo basado en el aumento de las exportaciones, esos créditos, en términos generales, terminan profundizando los problemas financieros vigentes, con nuevas devaluaciones que presionan a la inflación, deteriorando los ingresos y aumentando la pobreza” argumenta Cecilia Garriga, economista de CIFRA-CTA.
Con la inflación interanual alcanzando el 115%, la pobreza superando el 40% y una brecha cambiaria en el orden del 100%, una unificación del tipo de cambio de manera abrupta generaría -muy probablemente- una importante devaluación que deterioraría fuertemente -en el corto y mediano plazo- los indicadores sociales -ya vienen deteriorándose desde el 2015-. En este sentido, es muy probable que con la devaluación de la moneda se suceda un fuerte incremento de la inflación -principalmente en alimentos- que erosionará -aún más- el magro poder adquisitivo de los ingresos fijos o semifijos, desembocando en una profunda recesión con destrucción de puestos de trabajo y pérdida de valor por parte de las empresas nacionales. Esto generará, muy probablemente, un nuevo deterioro en el tejido social del país, profundizando las desigualdades y acrecentando la pobreza y la indigencia.
Ricardo Delgado, presidente de la consultora Analytica sostiene que “está bastante aceptado (incluso entre la gente que quiere levantarlo el primer día) que liberar el cepo sin dólares no es posible. Sí me parece que no es un buen camino ir a pedir un crédito adicional al FMI, primero por lo que implica en términos de endeudamiento con el organismo, pero básicamente porque tampoco el fondo te va a dar una línea adicional. La Argentina está muy excedida en su capacidad de tomar crédito de ese organismo. Ahora, ciertamente hay que fortalecer reservas: vos no podés eliminar el cepo sin que tangas un violento salto cambiario si no tenes dólares en el Banco Central. Cuantos más dólares consigas para fortalecer las reservas, más rápida será la posibilidad de eliminar el cepo -o reducirlo gradualmente- y a un tipo de cambio menor, que es lo deseable. Al final de todo se trata de como haces para juntar dólares en el Banco Central”
En este sentido, el ex ministro de economía Domingo Cavallo, en su blog, explica que sería recomendable evitar un salto devaluatorio abrupto en la unificación cambiaria. Para esto, una alternativa es mantener los controles asociados al dólar oficial, pero limitar este mercado a la compra-venta de divisas destinadas a la importación y exportación de productos, dejando en el mercado libre -hoy el mercado blue-, el resto de las transacciones.
¿Cuáles podrían ser las consecuencias de profundizar la deuda con el FMI?
Liberar el cepo basándose en supuestos desembolsos que aún no han sido ni siquiera negociados con el FMI parece un poco arriesgado. Aún si hubiera un crédito pre acordado con el organismo, el mecanismo de tomar más deuda puede poner en riesgo el desarrollo futuro del país.
Contraer deuda no es ni malo ni bueno en sí, es una herramienta que bien aprovechada puede impulsar inversiones que, de otra manera, el país no podría hacer. Sin embargo, las deudas tomadas con el FMI no suelen ser para financiar inversiones productivas. El Fondo es el prestamista de última instancia y en teoría abastece de divisas a los países “ayudándolos” a ordenar su macroeconomía.
En términos prácticos, los programas con el FMI suelen ser bastante problemáticos porque, si bien, el organismo internacional, puede liberar fondos a modo de préstamos, a su vez, establece condiciones para su repago. Estas condiciones suelen tener que ver con las políticas macroeconómicas que diseñan y ejecutan los países.
Tomar un nuevo crédito con el FMI, agigantaría la -ya enorme- deuda que tiene Argentina con el organismo. Esto generaría serias limitaciones a la hora de imaginar el desarrollo nacional ya que, si el país está necesitado de dólares para pagarle el crédito al Fondo, tiene un poder de negociación significativamente bajo a la hora de intentar sacar provecho de las inversiones, por ejemplo, en recursos primarios estratégicos. La urgencia por conseguir dólares puede atentar contra el desarrollo industrial basado en distintos minerales -litio, cobre- y los hidrocarburos al priorizar la exportación primaria de estos bienes. Es decir, cuanta mas urgencia haya por conseguir dólares para el repago de la deuda, menos condiciones se podrán poner a la hora de negociar el tipo de inversiones que Argentina necesita.
Resulta clave entender cual es el modelo de país a seguir. Si es un modelo de país basado en el extractivismo de los recursos naturales postergando el desarrollo industrial o, si el país utilizará los minerales y los hidrocarburos como insumos para transformar la matriz productiva nacional y lograr una diferente y más fructífera inserción en el mercado mundial.
IC