La polémica comenzó apenas se firmó en julio pasado el preacuerdo entre el gobierno de Alberto Fernández y el de China para que capitales de ese país invirtieran más de 3.700 millones de dólares para establecer nuevas granjas con 300.000 cerdos en tierras criollas. Pronto comenzó una campaña ecologista advirtiendo sobre los virus nacidos en estos establecimientos en China y hace pocas semanas se sumaron actores en redes sociales. En ese contexto, la actriz Liz Solari y el presidente de la Unión Vegana Argentina (UVA), Manuel Martí, visitaron el 25 de noviembre pasado a Fernández, que sorprendió a todos posando con un cartel que repudiaba el convenio firmado por su gobierno. “No al acuerdo porcino con China”, decía el letrero de una caja que reunía medio millón de firmas contra el pacto y cuya imagen se difundió recién ayer.
Pero el convenio avanza. Aunque a paso lento. En septiembre, ante la polémica, la Cancillería que encabeza Felipe Solá pidió que se sumara un agregado al preacuerdo que había sellado dos meses antes y que se refiere al bienestar animal y al cuidado del medio ambiente. El nuevo artículo dice: “China considera que dicha cooperación debe hacerse en un marco de respeto al ambiente, las leyes de protección de la naturaleza y los compromisos internacionales en materia de biodiversidad y cambio climático aprobadas por ambos países, promoviendo las buenas prácticas ambientales contribuyendo a que estas actividades conjuntas no sólo sean respetuosas de las respectivas leyes ambientales minimizando sus impactos, sino que además contribuyan activamente a promover la salud ambiental de nuestros ecosistemas y a la protección de los recursos naturales en las regiones directamente involucradas”. El gobierno de Fernández esperaba que el de Xi Jinping lo rubricara en noviembre, pero ya pasó un mes. Una vez que Beijing lo ratifique, se firmará el pacto final entre los ministerios de Agricultura.
En la provincia de Santa Fe, uno de los principales polos de la producción porcina, tanto el gobierno de Omar Perotti como los empresarios del sector observan que el acuerdo va camino de caerse por la fuerte presión ecologista. Frente a ello, un grupo de productores, proveedores y al menos un frigorífico grande están armando un proyecto de capitales locales para abastecer al gigante mercado chino. Gobierno y sector privado de Santa Fe coinciden en que la demanda de carne de cerdo continuará creciendo, tanto en el mercado doméstico como en el internacional, aunque los márgenes tienden a reducirse. El reciente aumento de los precios de las materias primeras y las perspectivas de que sigan subiendo llevan a que los jugadores de la industria busquen mayor escala para acotar costos. Justo lo que los ecologistas critican: el tamaño de las granjas.
A.R.