El dólar blue o ilegal sigue pegando saltos, antes y después de la victoria del dolarizador Javier Milei. Este miércoles alcanzó los $780, 6,8% encima del martes. El contado con liquidación (CCL, usado para girar legalmente al exterior) se elevó 3%, a $722. En cambio, el dólar MEP (Mercado Electrónico de Pagos), donde interviene el Banco Central, bajó 2,4%, a $651. Pero las subas del blue, el CCL y, sobre todo, la del oficial de este lunes, un 22%, hasta $365, están impactando en términos de subas de precios o de parálisis de ventas por falta de nuevas cotizaciones.
En el medio de la jornada, el diputado oficialista Eduardo Valdés sugirió que Sergio Massa renuncie al cargo de ministro de Economía para ocuparse de su campaña a presidente y en el Palacio de Hacienda tuvieron que negar la dimisión. “Massa no sale, no se va. Matamos todo rumor de salida de Massa. Está reunido con el equipo económico, sigue a fondo”. “Hay muchas reuniones intensas para evitar que los precios suban desmedidamente”, agregaron. Es el reto que debe vencer el ministro candidato para soñar con una segunda vuelta con Milei y para ello se vale de todo su elenco, desde el viceministro Gabriel Rubinstein hasta el nuevo controlador de precios, el jefe de la Aduana y aspirante a diputado por Entre Ríos, Guillermo Michel.
“Suben el blue y el CCL porque hay inestabilidad política y enorme inoperancia oficialista”, comenta Pablo Bachur, analista de la sociedad Tomar Inversiones. “Antes de las primarias, estaban conteniendo el dólar como podían. Pero el cimbronazo del resultado abrió otro panorama”, agrega Bachur. En cambio, otro colega suyo que prefiere mantener el anonimato atribuye la estampida de la divisa a la victoria de Milei, que quiere desterrar el peso como moneda, lo que provoca la huida de los inversores.
Los títulos públicos en dólares continuaron cayendo este miércoles hasta el 0,8%, con lo que el riesgo país se elevó 0,6%, a 2.187 puntos. “Los bonos acomodan un poco porque antes de las elecciones venían intervenidos, no caen tanto como parece, pasa que no deberían haber llegado tan altos a esta fecha”, explica Bachur. Por el contrario, su colega antes citado considera que hay “pánico” por Milei: “Los inversores creen que es malo porque la situación de Argentina es muy débil. Hay miedo a una nueva reestructuración de deuda. Además, su plan de dolarización incluye la venta de letras intransferibles en dólares que tiene el Banco Central. Entonces habría una oferta muy grande de bonos soberanos en el mercado”.
Las acciones de empresas argentinas en Wall Street, los llamados ADR, en cambio, comenzaron a repuntar tras el bajón del lunes y martes. Telecom, de los dueños del Grupo Clarín, subió 6,8%; Transportadora Gas del Sur (TGS, del grupo Techint), 5,5%; la agrícola e inmobiliaria Cresud, de Eduardo Elsztain, 5%; Edenor, de José Luis Manzano, Daniel Vila y Mauricio Filiberti, 4,2% y la estatal YPF, que Milei quiere privatizar, 3,9%. “Están comprando de fuera porque tienen buenas expectativas en función de lo que fue la elección”, observa Bachur. En eso coincide su otro colega: “Milei debería ser bueno para las empresas, en especial las energéticas, pero en el pánico inicial todos descartaron activos argentinos. Pero si desregula y deja que los precios internos se acomoden, abre importaciones y exportaciones, para las empresas es buenísimo”. Hay que ver si es positivo también para la población en general, en el corto y en el largo plazo.
Por lo pronto, se ha ahondado la crisis inflacionaria que ya venía arrastrando la Argentina. “No hay moneda. Todo es un bochinche”, suelta uno de los dueños de las principales fortunas del país. Uno de los capitostes de la Unión Industrial Argentina (UIA) definía el panorama como un “desastre”: “En muchos casos todavía no hay precios tras la devaluación del lunes. Se vende con remito abierto o precios con cobertura. Es todo muy complicado”. Admite que cada sector fabril está negociando con el Gobierno para que las remarcaciones no sean tan grandes y para conseguir las autorizaciones de las SIRA (Sistema de Importaciones).
Por lo pronto, Michel, escoltado por el degradado secretario de Comercio, Matías Tombolini, anunció que en las grandes cadenas de supermercados por 90 días los precios no aumentarán por encima del 5% mensual. Pero recién ahora están sentándose con cada una de las empresas de alimentos para ajustarlas a esa pauta. Las compañías querían remarcar hasta 22%, como el dólar.
“Nadie tiene posibilidad de hacer costos bien, ya que al día de hoy mucha gente tiene problemas para pagar la Siras vencidas: uno tiene fecha de pago y cuando llega la fecha te desaparece, el verificador de la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) se cae y no podés pagar la deuda”, cuenta con otro alto dirigente de la UIA. “Hace 20 días que viene pasando. Debido a esto vos no sabés el costo de reposición de tu producto. Realmente está todo muy complejo y el que da precio se está cubriendo”, agrega.
En una carnicería premium cuentan que esta semana los precios de los cortes vacunos subieron entre 20% y 30%, mientras que el pollo y el cerdo por ahora se mantienen pero amenazan con saltar. “Antes todo estaba retrasado respecto de la inflación. Empezó a subir en julio y agosto. Ahora subió por la devaluación y además hay aprovechadores. No sé a quién le van a vender la carne, pero por fobia o suerte quizá a mí me están pidiendo un montón”. En cambio, en un local del conurbano profundo, la cajera contaba este miércoles casi al borde de las lágrimas: “Me llegaron aumentos el lunes, ayer y hoy”. En uno de los mayores frigoríficos de la Argentina, que está negociando precios internos para evitar un cierre exportador, están analizando cómo se acomodan y esperan que este jueves haya alguna solución.
“No hay precios, nadie te entrega nada, el que te entrega te cobra tres veces más, estamos en bolas”, advierte otro pope de la UIA. Mientras las petroleras aumentan la nafta y el gasoil 12,5%, las automotrices siguen analizando qué hacer. Pero un empresario autopartista alerta: “Alto impacto de la devaluación. Por un lado, las terminales importan la mayoría de las autopartes que utilizan, aproximadamente 65% del total. Ahí el impacto es directo, aunque lo calzan con las exportaciones. A su vez, los proveedores locales tienen insumos importados, aproximadamente 25 o 30%, pero es muy heterogéneo. Y al mismo tiempo, las materias primas locales, aluminio, diversos aceros, materias primas plásticas, están dolarizadas en sus precios. Otro efecto que hay es un comportamiento bastante generalizado de las terminales en no reconocer la suba de costos en tiempo y forma a sus proveedores locales. Sí a los del extranjero, a los que les pagan automáticamente en dólares, lo cual genera conflictividad comercial que afecta económica y financieramente a las empresas locales autopartistas. Un quilombo”.
AR/JJD