Por más que un Javier Milei presidente no impida que la Argentina comercie con Brasil, su principal socio comercial y novena economía mundial, y con China, segundo destino de las exportaciones y segundo mayor PBI del planeta, si los gobiernos no destraban barreras que ahora existen, el potencial de crecimiento del intercambio se desaprovecharía. Incluso pueden aparecer trabas sanitarias o no arancelarias a futuro que podrían reducir el flujo actual.
“Lo que dice Milei se puede explicar de dos maneras: o producto de la ignorancia o producto de un dogmatismo ideológico en el cual el mundo que él desea es el mundo que él ve”, opina Roberto Bouzas, economista experto en relaciones internacionales y profesor de la Universidad de San Andrés.
“Independientemente de lo que haga la Argentina, el comercio internacional está regido por innumerables regulaciones que aplican los estados, algunas de manera legítima, otras de manera más borrosa y otras ilegítimas. Tanto en el caso de Brasil como en el de China existen infinidad de regulaciones del tipo sanitario, fitosanitario, estándares técnicos, procedimientos aduaneros, que requieren negociaciones puntuales. El marco multilateral no define esas áreas, por lo que hay mucho margen para la discrecionalidad y eso requiere acción diplomática. Por ejemplo, el 50% del comercio de la Argentina con Brasil son automóviles y autopartes. Sin intervención estatal, ¿sería posible ese comercio? De ninguna manera. Porque comercian empresas privadas dentro de un régimen diferencial. Si ese régimen no existiera, las exportaciones argentinas de autos serían muchísimo más bajas de lo que son”, se refiere al acuerdo de intercambio compensado que rige hasta 2029, es decir, que no debería renegociarse en el próximo gobierno. “En el caso de China, acceder a mercados de alimentos requiere la autorización de autoridades sanitarias y fitosanitarias chinas”, agrega Bouzas.
En la actualidad, el gobierno argentino acaba de conseguir que se destraben las exportaciones de menudencias bovinas y porcino, trigo y lana, pero aún siguen las barreras al pollo, frenado por la influenza aviar, y a los frutos secos. Con Brasil hay quejas por trabas a la exportación de uva a granel para usos no vínicos, dificultades de procedimientos aduaneros al ingreso de muestras de vinos, imposibilidad de registrar agroquímicos, aplicación de impuestos sobre las exportaciones de servicios y productos digitales, exigencias para describir la composición química de productos cosméticos en portugués, complicaciones para el registro de medicamentos que demoran más de dos años una vez que ingresan en el sistema, la falta de reconocimiento de los ensayos realizados en el país y la aplicación por parte de autoridades brasileñas de multas millonarias por errores formales en los certificados de origen de bienes argentinos.
Si Brasil o China imponen vallas a los productos argentinos, es difícil llegar a esos mercados triangulando por terceros países, como propone Milei. “Es cierto que en los commodities como la soja, si China no te compra, le va a comprar a otro país y ese otro ya no podrá venderle a su cliente habitual, que va a terminar comprándole a la Argentina”, admite Bouzas, aunque aclara: “Pero en mercados de productos un poquito más sofisticados, no existe la posibilidad de hacer comercio sin negociación de estándares, normas o de otro tipo de regulaciones. Lo de triangular ese tipo de bienes es una verdadera tontería porque supone que no hay reglas de origen, supone que podés exportar a Malasia y de allí a China, cuando existen para la admisión reglas de origen que justamente determinan cuál es el origen de los bienes. Son normas que están hechas para reducir el rango de triangulación”.
Diana Tussie, directora del área Relaciones Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), bromea sobre lo que propone Milei: “Vendele soja y pollos a Fiji...”. Advierte que sin negociaciones comerciales con Brasil y China, la Argentina terminará padeciendo un mayor déficit comercial y más endeudamiento, dada la caída del ingreso de divisas que de alguna manera debería compensarse.
“Milei mostró un desconocimiento importante sobre cómo funciona la política internacional, entre los estados y los agentes económicos privados, que son los que efectivamente comercian”, arranca Luciana Ghiotto, otra experta de comercio internacional en la Universidad de San Martín. “No hay ningún estado cuyos agentes económicos hayan ido a jugar a la economía mundial sin que antes sus gobiernos de origen hayan impulsado antes las reglas y condiciones para el desarrollo. Los agentes económicos solos no pueden desarrollar una política comercial por sí mismos ni abrir mercados ni generar acuerdos de aranceles. Desde hace 30 años es la Organización Mundial de Comercio (OMC), compuesta por estados, los que desarrollan la política en cuyos acuerdos se desarrolla el comercio entre agentes privados. A Milei le falta cursar de vuelta la materia de economía política internacional”, se refiere Ghiotto a la que ella justamente dicta.
De todos modos, la experta recuerda que también Jair Bolsonaro asumió el gobierno brasileño en enero de 2019 diciendo que iba a cortar relaciones con China por ser comunista. El mismo discurso actual de Milei. “Pero la verdad es que el mercado global se impone a cualquiera de esas argumentaciones ideológicas. China es el principal comprador de las exportaciones de muchos de los países de América Latina, incluido Brasil”, advierte Ghiotto. En octubre de 2019, Bolsonaro terminó viajando a Beijing para sellar una reconciliación. “China es nuestro principal comprador de soja y Brasil, de productos regionales como el aceite de oliva. Pensar que desde la ideología uno puede controlar a los agentes económicos muestra desconocimiento, ingenuidad y malicia. Nunca funcionó así en los 200 años de capitalismo global que tenemos”, concluye Ghiotto.
En la Unión Industrial Argentina (UIA) tampoco creen que un Milei presidente vaya efectivamente a congelar relaciones diplomáticas con Brasil o China, por más que quizás no se vea cara a cara con Luiz Inácio Lula da Silva o Xi Jinping. En el debate, el libertario recordó que Bolsonaro no se quiso ver nunca con Alberto Fernández en los tres años que compartieron como presidentes, entre diciembre de 2019 y el mismo mes de 2022.
El referente de Sergio Massa en política internacional, Gustavo Martínez Pandiani, recordó aquellos tres años: “Tuvimos una etapa con Brasil muy compleja con Bolsonaro, pero a nadie se le ocurrió cerrar relaciones. Lo mismo ocurre con la propuesta de cortar lazos con China. Estados Unidos, Japón y Corea del Sur tienen como principal socio comercial a China, países alejados de sistemas que otros candidatos denominan comunistas. Además, China es hoy un inversor relevante en la región, no sólo en el sector productivo sino, también, en proyectos de infraestructura. Cerrar la relación con China significaría que nuestras empresas pequeñas, medianas y grandes pierdan mercados, tendría un impacto negativo muy significativo sobre nuestras reservas, nivel de empleo e inversión, y generaría la suspensión proyectos clave para el desarrollo en sectores como minerales críticos, solo por mencionar algunos ejemplos”.
Martínez Pandiani fue quien le elaboró el informe a Massa para advertir en el debate sobre los empleos en riesgo por el enfriamiento de relaciones con Brasil y China. “Brasil representa el 15% de las exportaciones argentinas, unos US$12.000 millones. Todas las provincias exportan a Brasil. Para Buenos Aires, es el destino del 57% de las exportaciones. Para Córdoba y Santa Fe, el 14%. Es el primer destino de las exportaciones de las pymes, más de 2.000 exportan por US$ 2.200 millones, la mayoría bienes con valor agregado. De Brasil dependen 1,2 millones de empleos, incluidos de los sector autos en Córdoba, Pacheco, Rosario, Zárate, el trigo en La Pampa, los lácteos en Entre Ríos, los vinos en Mendoza, la maquinaria agrícola en Santa Fe, las frutas en Río Negro y las autopartes en Córdoba”, señala el documento de Martínez Pandiani.
Un resumen similar se refiere al gigante asiático: “China representa el 10% de las exportaciones totales, unos US$8.000 millones. Es el primer socio comercial de seis provincias: Chaco, La Pampa, Santiago del Estero, Entre Ríos, Catamarca y San Luis. Es el segundo socio de tres: Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Es el tercer destino de las exportaciones de las pymes, unas 500 venden allí por US$ 1.400 millones. Son 900.000 empleos, incluidos lo de minería en el NOA (noroeste), carne en la región pampeana (80% de la carne bovina va a China), soja en Buenos Aires y San Luis, sorgo en Jujuy, Chaco, Entre Ríos, La Pampa y Formosa, oliva en Catamarca, pesca en Patagonia y Buenos Aires. Otros impactos: inversiones productivas (por ejemplo, minería), proyectos de infraestructura (obras para el desarrollo), reservas (swap)”.
Pero no todos los expertos en comercio internacional están tan preocupados. “Milei nunca planteó dejar de tener relaciones diplomáticas con China: dice que no promoverá negocios desde el Estado y que lo hagan los privados”, analiza el consultor Marcelo Elizondo. “Si es así, no veo mucha diferencia con lo de hoy, o quizá algo peor, pero no mucho peor que hoy. No tenemos ningún tratado de libre comercio, como tiene Chile, ni de promoción o protección de inversiones bilateral. Y nosotros obstruimos las importaciones desde China, como desde todos lados. Hace unos años se fue de Argentina una petolera china por los problemas cambiarios. Por supuesto que siempre se puede empeorar. China es un país que puede poner restricciones técnicas a productos argentinos. Pero no sabemos si ocurrirá y la verdad es que en los últimos años ya ocurrió aún en tiempos de buen vinculo, incluso hace unos años contra el aceite de soja”, completa Elizondo. Preguntado sobre la necesidad de reabrir el mercado al pollo argentino, contesta: “Hay hoy trabas vigentes por qué no hay un acuerdo de fondo. Entonces tenés un caso por caso. Y la verdad es que hoy hay mucho producto con problema para entrar en China. Así como los chinos se enfrentan con las SIRA (Sistema de Importaciones) acá...”
“Con Brasil es diferente”, aclara Elizondo. “Tenemos el Mercosur. Ahora bien: el Mercosur está siendo hoy violado por todos lados. Argentina restringe por las SIRA las importaciones. Y ha creado un impuesto a la compra de dólares para importaciones que es violatorio del tratado, un cuasi arancel. Y las empresas brasileñas hoy en la práctica no pueden enviar utilidades a su país. Uruguay avanza por afuera y Brasil el año pasado redujo aranceles unilateralmente. La verdad hoy el Mercosur no está muy fuerte. Pensá en los muchos conflictos que tenemos con Paraguay hoy: desde la hidrovía hasta las bananas. Y creo también que Milei ha dicho que no hablará con Lula, pero no que rompería relaciones. Si es así, es lo mismo que ocurría entre Bolsonaro y Fernández. Creo que nos perderíamos de mejorar lo que debe agilizarse: hoy hay obstáculos entre los países. Pero en esto a priori no veo algo que ya no existiera. Ahora bien: Milei habla de una apertura argentina unilateral. Eso si sería ir contra el tratado del Mercosur. Si es así, generará problemas internos en el bloque. No sé hasta dónde llegarían en esa búsqueda. Pero esto último puede enrarecer más el clima interno en el bloque considerando los desplantes de Uruguay.”
AR/CRM