“Queremos garantizar el equilibrio fiscal”, dijo el lunes último la ministra de Economía, Silvina Batakis, en su primera conferencia de prensa desde su llegada al Palacio de Hacienda. “Creemos en el equilibrio fiscal, a partir de ahora no vamos a gastar más de lo que tenemos”, insistió.
Batakis buscaba así mostrar un programa económico -o al menos un horizonte- comprometido con los objetivos trazados por el FMI: déficit primario del 2,5% para todo el año, lo que supone una poda del gasto público del 8%.
A grandes rasgos, el gasto público se compone de previsión social, jubilaciones, asistencia, planes, subsidios, educación, salud. Esto explica el 65% del gasto, aproximadamente. ¿Hay margen para recortarlo, en un contexto de ingresos y salarios destruidos?
Claudio Caprarulo es director de la consultora Analytica y analizó por dónde podría meter la tijera el Gobierno: “Estamos atravesando una crisis financiera que genera costos. La pregunta es cómo el Gobierno los reparte de manera más progresiva. A su vez, el ajuste fiscal es la opción menos costosa respecto a entrar en nuevo default de deuda en pesos como el del 2019”.
El ajuste fiscal es la opción menos costosa respecto a entrar en nuevo default de deuda en pesos como el del 2019
Analytica elaboró un estudio con distintos escenarios de recorte de partidas presupuestarias, “donde las más golpeadas son las que denominamos flexibles, dado que el Gobierno puede frenarlas rápidamente y, políticamente, son las que suelen traer menor conflictividad”. Entre ellas, figura la obra pública, “que suele ser la variable de ajuste en todos los gobiernos, como en 2018 cuando se firmó el acuerdo stand by”, recordó Caprarulo y advirtió: “El problema es que eso no nos permite ser una economía más productiva y evitar nuevas crisis; necesitamos más y mejor infraestructura”.
En segundo lugar, están las partidas que tienen una flexibilidad media como los subsidios y los programas sociales. “Por su peso en el gasto público, son claves, y lo más progresivo es ajustar sobre los subsidios económicos; principalmente, a la energía”, propuso en diálogo con elDiarioAR.
Mara Pedrazzoli, economista del Departamento de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación, entiende que es una señal para cumplir con el acuerdo con el FMI y para los mercados, pero que no dará respuestas a la problemática económica argentina.
“Con estas medidas, se espera una desaceleración de la actividad económica, que implica una caída en la recaudación y de ahí nace la pregunta de qué hacer con el gasto. La idea de que el problema es el crecimiento económico se quedó corta. De cualquier forma, cuando se miran los números grandes del gasto público, no sé cuánto se puede tomar de ahí”, analizó.
El 65% del gasto público es lo que se conoce como gasto social. “Pienso en principio que habría que agrandarlo”, afirmó la economista y evaluó: “Las medidas tomadas por Batakis fueron un poco finas, lo cual de alguna manera significa que lo grande es difícil de tocar. Una alternativa puede ser tocar el sistema judicial, las famosas jubilaciones de privilegio”.
No sé si se puede hacer una megapolítica recaudatoria. La suba de impuestos, en general, rebota en el Congreso. Pero creo que se tiene que apuntar para esos lados, ver cómo recaudar más
En el mismo sentido, Pedrazzoli planteó: “El revalúo inmobiliario es difícil, pero va por ahí la cuestión. Se trata de cómo recaudar más, no de cómo gastar menos. La gestión de AFIP no es mala, pero siempre se moverá más lento que los grandes jugadores del sistema financiero. No sé si se puede hacer una megapolítica recaudatoria por ese lado. La suba de impuestos, en general, rebota en el Congreso. Pero creo que se tiene que apuntar para esos lados, ver cómo recaudar más”.
Orlando Ferreres es el director de la Consultora que lleva su nombre: OF y Asociados. Hace más de 30 años, Ferreres fue viceministro de Economía, durante el primer Gobierno de Carlos Ménem. Fue uno de los ideólogos de la Convertibilidad. En aquel entonces, la inflación era casi indescriptible, con porcentajes que superaban los 700% mensuales. Salir de aquello, recuerda Ferreres, requirió también de una fuerte reducción del gasto público.
Hay que hacer varias cosas para poder decir que se está reduciendo el gasto público; entre ellas, aumentar las tarifas, que se viene pateando y no se aumenta lo necesario
“Participé en la reducción del gasto que se hizo en el 89, con el Gobierno de Menem. Redujimos el gasto de las provincias y a nivel nacional; aumentamos mucho las tarifas, se dejaron las empresas del Estado en orden. Llevó un tiempo, pero se logró”, apuntó Ferreres en diálogo con elDiarioAR.
“Hay que hacer varias cosas para poder decir que se está reduciendo el gasto público; entre ellas, aumentar las tarifas, que se viene pateando y no se aumenta lo necesario”, consideró. Y agregó: “Está bien la señal y es una buena idea. También se pueden reducir algunos impuestos; por ejemplo, el IVA”.
Sobre el IVA, recordó también cómo se llegó al 21% actual. “En aquella época, era del 13,6%, un cálculo hecho para poder gastar lo que hacía falta. Después, se aumentó a 16 al 18 y de allí al 21%, con el fin de equilibrar las cuentas, pero con un aumento demasiado grande. Ya es tiempo de volverlo a valores razonables”, concluyó.
JR