Ante la previsible corrida cambiaria aún mayor a la previa de las primarias después de la victoria de Javier Milei, el Gobierno dispuso este lunes una suba del dólar oficial de $300 a $365, un 22% arriba, que se refleja ya en la pizarra del Banco Nación. Lo que busca con esta devaluación del peso que rige para el comercio exterior es que no se detenga la liquidación de exportaciones ante el alza del tipo de cambio paralelo y que tampoco se agolpen los importadores a pedir divisas en un momento en que las reservas escasean todavía más en el Banco Central.
“No te podés patinar todas las reservas que quedan para contener el dólar oficial”, cuentan en el equipo económico. “Porque si no devaluás, te patinás las reservas igual y al final tampoco contenés el dólar. Además hubo que subir brutalmente la tasa de interés, 21 puntos nominales, al 120% anual”, agregan.
En el equipo del ministro candidato, Sergio Massa, admiten que esta devaluación aumentará aún la inflación, que ya era del 115%. Pero señalan que también era una de las exigencias que había explicitado hace pocas semanas el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su comunicado del acuerdo.
El organismo internacional también había pedido en ese momento más ajuste fiscal: incrementos de tarifas de energía, congelamiento real (en relación a la inflación) de los salarios de empleados públicos y recortes de planes sociales.
Devaluación y torniquete del gasto son las dos condiciones que impuso el FMI para girar la semana próxima US$7.500 millones que no vienen a reforzar las reservas sino a pagarles a la Corporación Andina de Fomento (CAF) y a Qatar los préstamos de corto plazo que dieron a fin de julio y principios de agosto para saldar el préstamo récord que tomó el gobierno de Mauricio Macri en 2018.
AR