El Gobierno obtuvo USD 10.000 millones en yuanes: ¿Un alivio para las cuentas externas o un nuevo riesgo?

El gobierno argentino obtuvo, en su visita a Shanghái, el equivalente a USD 10.000 millones de dólares -en yuanes- en concepto de renovación y ampliación del Swap de monedas firmado entre Argentina y China. Fuentes oficiales indican que las divisas serían de libre disponibilidad, aunque no hay certezas al respecto.

Según explico el ministro de Economía Sergio Massa, Argentina renovó el viernes pasado el swap de monedas con China por un monto equivalente a USD 19.000 millones – 130.000 millones de yuanes-. El plazo de vigencia de este intercambio de monedas es de 3 años.

Durante la última semana, la delegación encabezada por Sergio Massa y Máximo Kirchner viajó a China con el objetivo de conseguir divisas para hacerle frente al difícil contexto externo y también para financiar inversiones del gigante asiático en nuestro país.

¿Qué es el Swap con China?

En el 2009, Argentina y China firmaron un swap de monedas. Esto es un acuerdo de intercambio recíproco entre pesos y yuanes a partir del cual, Argentina deposita pesos en el Banco Central Chino a cambio de que China deposite yuanes en el Banco Central de nuestro país. Mientras los yuanes se encuentren depositados en el BCRA sin ser utilizados, el swap no tiene costo y se contabiliza dentro de las reservas internacionales. En cambio, si las divisas se utilizaran -para intercambios comerciales, pago de deudas o intervención en el mercado de cambios-, se pagará una tasa de interés del orden del 7% anual. Esta tasa está compuesta por la tasa Shibor -la tasa de interés promedio de los bancos comerciales chinos- más 400 puntos básicos -4%-.

El swap tiene la característica de ir negociándose -y activándose- por tramos. Antes de la renovación, Argentina contaba con USD 5.000 millones -en yuanes- producto del acuerdo negociado con el Banco Central Chino durante 2020. Esta cifra estuvo compuesta por cinco desembolsos de USD 1.000 millones -el último realizado durante el pasado mes de mayo-.

Con la renovación y extensión obtenida durante la semana pasada, a los USD 5.000 millones que quedaban del tramo anterior, se le suman USD 5.000 millones más -que estarán disponibles una vez que se agoten los USD 5.000 del primer tramo-. Es importante aclarar que, por motivos de mayor facilidad y comodidad, los montos se expresan en dólares, pero lo que tiene el BCRA en su poder son yuanes.

Por otro lado, el swap es un incentivo para las compañías chinas a invertir en la Argentina ya que, contar con dicha divisa, facilita los giros de utilidades y dividendos en esa moneda. En este sentido, el ministro de economía puntualizó que “es clave el diseño y la puesta en marcha del swap, con nuestro Banco Central, porque permite imaginar en el caso de las empresas de la República Popular China la oportunidad de desarrollar un flujo de divisas de inversiones sobre la base de la movilización del yuan como instrumento de inversión”.

Los sectores más codiciados por las empresas del gigante asiático son los relacionados a la minería, energía y agroindustria. La secretaria de energía Flavia Royón confirmó el interés de la compañía energética Power China en participar de la construcción de la segunda etapa del gasoducto Néstor Kirchner.

Otro de los objetivos encarados por la delegación argentina fue el de discutir la posibilidad de ingresar al banco de los BRICS -el NBD-. Este proyecto se tratará en agosto y, de tener un veredicto positivo, permitirá a la Argentina obtener financiamiento para obras de infraestructura.

¿Los yuanes obtenidos son de libre disponibilidad?

Sergio Massa explicó que “el swap habilita a la Argentina ya no solo a la utilización para flujos comerciales sino a su utilización como instrumento del flujo de divisas de inversiones y también de mecanismos de uso de nuestro Banco Central para todo tipo de intervenciones”.

Desde la firma del primer acuerdo en 2009, el swap, para poder activarse -es decir, poder utilizar las monedas que se encuentran contablemente en la hoja de balance del BCRA- debe contar con la autorización del gobierno chino. En este sentido, la libre disponibilidad de los yuanes sería una novedad.

El concepto de “libre disponibilidad” no aclara el costo extra que tendría la conversión de yuanes a dólares en el caso en el cual, el gobierno quisiera utilizar la divisa norteamericana para intervenir en el mercado de cambios – compra y venta de títulos para afectar el valor del dólar MEP-. A su vez, no está claro si la “libre disponibilidad” es para flujos comerciales y financieros provenientes de cualquier país o solo de China. Es decir, si los yuanes estarán disponibles para pagar cualquier tipo de importación.

¿Cuáles son los riesgos de este acuerdo con China?

Con la negociación con el Fondo Monetario Internacional estancada y con pocas probabilidades de ampliar el crédito, China se ha transformado en el prestamista de última instancia. La sequía y las casi nulas posibilidades de acceso a los mercados internacionales han puesto en jaque las cuentas externas de nuestro país, comprometiendo el pago de importaciones -y por ende el nivel de actividad- y generando situaciones de fuerte inestabilidad cambiaria. Sin embargo, la profundización de la relación con China no está exenta de riesgos.

Durante el 2022, Argentina tuvo un déficit comercial equivalente a USD 9.494 millones de dólares con la República Popular China, mientras que Brasil, Chile, Uruguay y Perú tuvieron superávit. Si bien entre enero y abril de este año, el déficit se redujo casi un 50%, el hecho de endeudarse en una moneda cuyo país emisor -China- tiene superávit comercial con nuestro país representa un riesgo relacionado a la sostenibilidad de dicha deuda. Es decir, si Argentina le compra más a China que China a Argentina ¿de dónde van a salir los yuanes para el pago de la deuda? ¿es un mecanismo de China para financiar las compras provenientes de Argentina?

Por otro lado, China, hoy por hoy, está mucho más ligada a los intereses relacionados con el libre comercio que al régimen económico comunista. Este año, Ecuador y China firmaron un tratado de Libre Comercio que se suma a los vigentes entre el gigante asiático con Chile (2004), Perú (2009) y Costa Rica (2010). Uruguay, intentó en abril de este año cerrar un acuerdo de características similares, pero desde el gobierno chino argumentaron que “idealmente” prefieren sellar un acuerdo de este tipo con el Mercosur.

Si bien Argentina y Brasil se manifestaron en contra del tratado de libre comercio con el Mercosur, el hecho de que China esté intentándolo, al mismo tiempo que focaliza sus inversiones en sectores primarios de la economía, podría poner en riesgo el futuro de la industria local.

IC