Los cinco principales bancos de España (CaixaBank, BBVA, Santander, Sabadell y Unicaja) terminaron 2022 con poco más de 10.000 sucursales abiertas en todo el país. Las oficinas son las grandes damnificadas, junto a las plantillas, de los planes de recortes de gastos de los bancos. En 2022 desaparecieron 1.392 locales de estos bancos. O lo que es lo mismo, cada día hubo casi cuatro (3,98) cierres de sucursales. Fue el mismo año en el que las seis entidades más grandes del país cerraron el ejercicio 2022 con un beneficio récord: CaixaBank, Santander, BBVA, Sabadell, Bankinter y Unicaja ganaron más de 20.800 millones de euros.
Así se desprende de la información financiera que fueron publicando estos grupos en las últimas semanas junto con los resultados del pasado ejercicio. El año terminó con un 12% menos de oficinas de estas entidades. El registro definitivo del conjunto del sector lo publicará el Banco de España en los próximos meses. Pese a la envergadura del cierre, se aprecian grandes diferencias entre entidades, dando muestra de un cierto freno.
El año 2021 estuvo marcado por el anuncio y la firma de grandes procesos de ERE (Expediente de Regulación de Empleo) en España en los que se vieron implicados estos cinco bancos. Entonces, la desaparición de locales fue sensiblemente superior a la que se produjo en 2022. El pasado año, el grueso de los cierres los acumulan solo dos bancos: CaixaBank y Unicaja. En ambos casos, los últimos efectos de los procesos de recorte de costes se apreciaron a lo largo del pasado año.
CaixaBank, entidad participada por el Estado, tiene la mayor red del país, con algo más de 4.000 sucursales. Y eso pese a que el ejercicio culminó con casi 890 oficinas menos, como efecto todavía del ERE acordado con los sindicatos en 2021. Otros 400 locales bancarios cerraron por la consolidación de la red de oficinas de Unicaja tras la fusión con Liberbank. La primera eliminó el pasado año el 17% de sus centros en España y la segunda, casi el 30%.
Las demás optaron por políticas de cierres mucho más moderadas. Santander apenas clausuró 34 y BBVA, 8. Sabadell, la tercera que más cierres hizo, ni siquiera superó las 60 en todo el país. Bankinter, el otro banco que se encuentra en el Ibex 35, no especificó por el momento en su información al mercado el número de oficinas que tenía en España al cierre de 2022, pero un comunicado de CCOO de esta semana señalaba que no se había producido ningún cierre el año pasado.
Las diferencias se hacen más relevantes en lo que respecta a las plantillas. Estas cinco entidades terminaron 2022 con casi 113.900 trabajadores. Son 5.454 trabajadores menos que un año antes. Sin embargo, no todas han reducido su tamaño en el último año. El ajuste de empleo está centrado fundamentalmente, como ocurría con las oficinas, en CaixaBank. La entidad registró más de 5.000 salidas en el último año, debido al gran ERE firmado en 2021 y que suponía la salida de más de 6.400 despidos.
Junto a CaixaBank, los efectos del ERE acordado en Unicaja tras la fusión también se vieron a lo largo de 2022. En su caso, salieron del banco andaluz más de 1.400 trabajadores. Sabadell, por su parte, redujo en 864 personas su plantilla en España durante el pasado año.
Sin embargo, BBVA y Santander finalizaron el año en sentido contrario. Ambos aumentaron su plantilla tras haber realizado sendos despidos colectivos en 2021. En el caso de BBVA, el aumento fue de más de 1.100 trabajadores y en el Santander, de 782 trabajadores, según figura en los resultados financieros de estos bancos del pasado ejercicio.
Ambas entidades achacan el aumento de plantilla a las incorporaciones de nuevos perfiles en el banco, vinculados a las nuevas tecnologías y a la atención de canales digitales. BBVA, por ejemplo, explica que puso en marcha un nuevo centro en Bilbao para servicios digitales. A ello se suma la llegada de ingenieros y expertos en ciencia de datos.
Si se amplía el foco a todos los países donde tienen presencia los bancos españoles, la imagen es muy similar. Cerraron 1.700 oficinas, con CaixaBank y Unicaja como las más activas en cierres. Pero, en lo que respecta a las plantillas, el saldo es positivo. Aumentan en 4.800 empleados el número de trabajadores que dependen de entidades españolas en el mundo. Sin embargo, esto se produce exclusivamente por el negocio internacional de Santander y BBVA.
Sin nuevos recortes en el horizonte
Tras los ERE firmados en 2021, que contemplaban más de 19.000 despidos y el cierre de miles de oficinas que se prolongaron durante el pasado curso, para este no se esperan grandes cambios. Sin fusiones a la vista y con un adelgazamiento de las redes y de las plantillas muy sensible en los últimos años, las direcciones de los bancos descartaron durante las presentaciones de resultados realizar este curso nuevos recortes. A ello se suma el cambio de la política monetaria con las subidas de tipos, que afloja la presión sobre los bancos para el recorte de costes a corto plazo.
Los grandes despidos colectivos sellados hace dos años tensionaron la relación de los bancos con sus plantillas. Tras el final de estos ERE, la tensión volvió a subir con los sindicatos a finales del año pasado y comienzos de este por la inflación. Las organizaciones presionaron con protestas para buscar alzas salariales añadidas a las inicialmente pactadas en el convenio para este año. Finalmente, se acordó una subida extraordinaria. Ahora, el sector vive estos días elecciones sindicales que marcarán la negociación del próximo convenio, a partir del año que viene, y con sindicatos como CCOO planteando la necesidad de ampliar la subida salarial de este año tras los resultados de los bancos.
Sin embargo, la atención a corto plazo la tiene el sector puesta en su batalla frente al impuesto extraordinario. Tras ganar más de 20.800 millones en 2022, de los que 7.500 millones fueron en España, tendrán que pagar algo más de 1.000 millones por este nuevo tributo. Las dos grandes patronales del sector, la AEB y la CECA, presentaron este miércoles un recurso ante la Audiencia Nacional contra esta nueva fiscalidad del sector. A ello se sumarían las decisiones individuales de las entidades, si bien únicamente Bankinter y Abanca anunciaron públicamente su intención de llevar el caso a los tribunales. El resto de entidades señalan que lo están analizando, a falta de la decisión que tomen los respectivos consejos de administración.