A partir de este miércoles estarán disponibles los cinco “cortes navideños” que la Secretaría de Comercio acordó con un grupo de frigoríficos distribuir en los grandes supermercados hasta el 31 de diciembre. Muchas personas se acercarán a las sucursal más cercana de cadenas como Carrefour, Walmart, Día, Jumbo o La Anónima y es posible que algunas hagan largos traslados para sortear el mercado del barrio y hacerse del kilo de asado a $550 o de matambre a $600. Esta dinámica se replica con los productos de la canasta de Precios Cuidados, lo que en los últimos meses ha contribuido a aumentar las ventas en las grandes superficies, en detrimento de los comercios más pequeños.
De acuerdo con un estudio de la consultora Scentia, en los primeros 11 meses de 2021, comparados con el mismo período de 2020, el volumen de ventas en los comercios de cercanía cayó 7,6%, mientras que en las grandes cadenas aumentó 2,9%. La diferencia es mayor si se mira lo que ocurrió específicamente en el Área Metropolitana de Buenos Aires, donde el volumen de venta en los comercios de cercanía cayó 11,4%, mientras que en las grandes superficies creció 2,9%.
Los programas oficiales de control precios se concentran en los grandes supermercados (un puñado de empresas con las que es más sencillo, desde el punto de vista logístico, negociar) y difícilmente llegan a los autoservicios o las cadenas regionales. El Gobierno intentó alcanzar a los locales más pequeños con el lanzamiento de Súper Cerca, una canasta de 70 productos básicos a precios fijos, que sin embargo no logró la capilaridad esperada. También buscó acordar precios con los comercios mayoristas para intentar que, mediante una rebaja de precios en este eslabón de la cadena, el congelamiento se refleje en los comercios de cercanía.
Según Osvaldo del Río, director de Scentia, los productos de Precios Cuidados representan el 25% de las ventas en los supermercados, considerando el último listado (que ajustó de 1.432 productos a 1.332). “Además hay un tema de mejor posición de precios en supermercados versus negocios de barrio”, señala del Río, que deriva de su mayor poder de negociación con los proveedores en función de los volúmenes manejados.
Los grandes supermercados también atraen a los consumidores con promociones agresivas y reciben pagos con tarjeta, lo que otorga la posibilidad de financiar la compra en varios pagos. Muchos de los comercios de barrio no tienen posnet, lo que también obliga a los beneficiarios de la tarjeta Alimentar a ir a hacer sus compras a un gran supermercado. Esto significa, también, menos dinero para contribuir a la recuperación de los barrios y los negocios familiares.
Aun así, los comercios de cercanía representan actualmente más del 60% de las compras de los argentinos y argentinas. Las personas de menores ingresos compran menos en las grandes cadenas (en localidades del interior o barrios alejados de los centros urbanos directamente porque no existe esa posibilidad) y se ven obligados a pagar más caro.
De acuerdo con un informe de la consultora Scanntech, basado en un relevamiento de alrededor de 1.100 puntos de venta, en noviembre el aumento de precios promedio en los negocios chicos y autoservicios fue de 4,1% para la canasta de consumo masivo, casi el doble de lo que fue la inflación general medida por el Indec para el mismo mes (2,5%) y, particularmente, la de alimentos (2,1%).
DT