“Mi hija busca trabajo porque necesitamos más ingresos”, cuenta Santiago Vargas, camarógrafo de Escobar y casado con una enfermera. La mayor de sus dos hijos, Alexa, de 18 años, terminó en 2021 la escuela secundaria y en marzo comenzó el ciclo básico común (CBC) para estudiar medicina o biología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), pero también ha debido comenzar la difícil tarea de conseguir un primer empleo, al igual que sus amigos. “Internet cuesta, la tinta de la impresora cuesta, y los grandes no podemos cubrir todo. Necesitamos que colabore medianamente en los gastos que se dan. Porque también sube la energía, el celular”, agrega Santiago.
“Como cualquier adolescente, quiero tener mis cosas, tengo mis gastos de la facu y no quiero pedirle constantemente a mis papás”, cuenta Alexa. “Pero es un poco complicado conseguir trabajo porque, además de la secundaria completa, te piden experiencia, que no tengo, o te ofrecen trabajo pero te pagan muy poco. Está bien esforzarnos, pero tampoco ganando tan poco. A mis amigos les pasa lo mismo”, completa la joven. No es un caso aislado.
La realidad de Alexa y sus amigos se refleja en las estadísticas. Cada vez más familias deben sumar más integrantes a la fuerza laboral, entre la pérdida de ingresos por la inflación, aunque al menos la oferta laboral y la economía siguen creciendo. En el segundo trimestre de 2020, el de más restricciones por la cuarentena, el 60,2% de los jefes de hogar estaba activo, es decir, empleado o en busca de trabajo, y en el cuarto trimestre de 2021 (último con datos oficiales disponibles) llegaba al 69,4%, lo que supone un alza del 15,3%, según señala un análisis elaborado por la economista Ana Rameri, del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) para elDiarioAR. En cambio, la tasa de actividad de las mujeres de 14 a 29 años se elevó más en el mismo período, un 34,4%, del 29,8% al 40,1%, y las de los varones de igual edad, un 31,4%, del 39,9% al 52,4%.
La tasa de empleo también creció más entre los más jóvenes. La de los jefes de hogar subió 20,3%, del 55,2% en el segundo trimestre de 2020 al 66,4% en el último de 2021, mientras que la de las mujeres de 14 a 29 años creció 57,6%, del 21,3% al 33,6%, y la de los varones de la misma edad, un 47,2%, del 30,8% al 45,3%.
“El último dato del ingreso promedio de la ocupación principal de los hogares en el cuatro trimestre de 2021 era de 55.512 pesos, frente a una canasta básica total, la que marca la línea de pobreza, de 76.146 pesos, alrededor de un 40% por encima”, advierte Rameri. “Entonces, efectivamente, el resto de los integrantes de la familia necesita salir a completar los ingresos para el mantenimiento del hogar”, agrega la economista. La situación en el primer trimestre de 2022 se agravó por la mayor inflación (16,1%) frente a un menor crecimiento de los salarios del sector privado formal (14,6%) y del informal (10,7%).
Pero la búsqueda laboral no es fácil, pese a que el desempleo se derrumbó del 13% en 2020 al 7% en 2021. “Me pedían experiencia para ser repositora en un supermercado chino o para ser vendedora en tiendas de ropa”, cuenta Alexa. “Me ofrecieron ser acompañante terapéutico pero por 100 pesos la hora, cuando en general pagan 500. Entré a trabajar en una panadería por 1.200 pesos por día de 9 a 12 y de 16 a 20, pero el dueño nos retaba a mí y a otra chica de 19 años porque nos sentábamos a estudiar cuando no venía nadie”, recuerda. “¡Tienen que estar más atentas!”, les reprochaba el patrón. “¡Ustedes no saben lo que es la vida! ¡Tienen que bancársela!”, les respondía cuando se quejaban del salario.
“Les piden saber usar el Excel, pero eso no les enseñan en la escuela pública”, advierte Santiago, el padre de Alexa. “También le piden disponibilidad horaria, pero ella está haciendo el CBC”, agrega. “Ella sigue en la búsqueda, yo le doy muchos ánimos, le digo que ella va a encajar con su perfil. Todo lo que se trate de facturación bienvenido sea”, concluye el camarógrafo.
Altos funcionarios del Gobierno reconocen el fenómeno de que la inflación obliga a que más personas salgan a trabajar o de que busquen un segundo empleo, fenómeno que aún no se refleja en las estadísticas. Por eso, consideran que crece la masa salarial y se mantienen el consumo y la expansión económica.
Martín P., casado de 49 años y con dos hijas, es un caso de los que buscan un segundo trabajo para reforzar sus ingresos. Es empleado de un importador y gana $ 38.000, apenas un 31% más que hace dos años pese a la inflación acumulada. “Hago malabarismos para llegar a fin de mes, endeudado con un préstamo UVA que tomé para pagar la deuda de mi tarjeta en 2019 y del cual me quedan 11 cuotas. Mi vieja me da una mano porque tengo una familia que mantener. Hasta octubre de 2019 tenía una changa trayendo discos del exterior, pero se cortó cuando cancelaron las compras al exterior con tarjeta de crédito. Y después de los 45 años los márgenes de empleabilidad se achican notablemente. En los últimos años, me he anotado en unas 600 búsquedas de Computrabajo (portal laboral), de las cuales apenas pude ser entrevistado en ocho ocasiones, apenas...”, lamenta Martín.
AR