Hasta el pasado domingo, Sergio Massa sólo estaba preocupado por meterse en el balotaje y reforzar como fuera los ingresos de la población en una campaña entre las primarias y la primera vuelta en que se batieron dos máximos de inflación mensual en 32 años. Ahora que superó a Javier Milei por 6,5 puntos porcentuales y logró el pase a la segunda vuelta, su foco está puesto en las semanas previas al 19 de noviembre, pero los principales operadores del mercado quieren escuchar qué haría con la inflación en caso de cruzar la avenida Hipólito Yrigoyen para ir del Ministerio de Economía a la Casa Rosada el 10 de diciembre. Hasta ahora, el ministro candidato ni menciona la palabra “inflación” en sus discursos, pese al galopante 140%, pero cada vez más habrá presión para que ofrezca respuestas. Del otro lado del ring, Javier Milei seguirá insistiendo con derrotar la suba de precios a fuerza de dolarización. Así como Fernando de la Rúa se ponía terco en la crisis de 2001 sosteniendo que “el uno a uno no se toca”, en referencia a la paridad fija de $1 por US$1, ahora el libertario se obstina con adoptar el dólar y eliminar el peso, por más que se alíe con Mauricio Macri y Patricia Bullrich, que hasta hace días criticaban esta idea a partir del consejo de sus economistas como Carlos Melconian o Luciano Laspina.
En la cúpula de Unión por la Patria (UP) celebran que la victoria del domingo calmara a los dólares paralelos y detuviera la salida de plazos fijos. Paula Gándara, ejecutiva de la sociedad bursátil Adcap Assett Management, agrega que el ministro de Economía quedó así más fortalecido para gestionar y conseguir dólares. Por ejemplo, en Wall Street se especula con un préstamo de Noruega, país al que la Argentina le acaba de comprar cuatro aviones militares.
El triunfo parcial le permite a su secretario de Comercio, Matías Tombolini -cuya honestidad puso en duda Bullrich-, negociar con más firmeza la renovación de Precios Justos con alzas del 5% en noviembre y diciembre, respectivamente, con las cadenas de supermercados y las grandes empresas de alimentos, bebidas y productos de higiene. Antes de las primera vuelta, estas compañías proveedoras venían retaceando las entregas de mercaderías, sobre todo las de gaseosas, aguas, lácteos y productos frescos, a los súper porque preferían vender a los chinos y almacenes, donde prácticamente no rigen los Precios Justos.
Los faltantes se agravaban también por los clientes que se sobrestockeaban por si ganaba Milei y el dólar se disparaba aún más, con el consiguiente impacto hiperinflacionario. Los pasados sábado y domingo, en una de las grandes cadenas vendieron 60% más unidades que en el mismo fin de semana del año pasado, y la escena de cajas con demoras por changuitos abarrotados se repitió en las firmas rivales. A partir del resultado electoral, el lunes se empezó a normalizar el abastecimiento, aunque los proveedores pretenden que les autoricen incrementos mayores al 5%, sobre todo para afrontar la reapertura de paritarias a fin de año. No se descartan nuevas escenas de stockeo antes del 19 de noviembre. Mientras, escasea la nafta súper en las estaciones de servicio de YPF porque la ofrece más barata que Shell, Axion y Puma, y a ninguna autoridad se le ocurre cómo solucionarlo.
En el núcleo duro de UP advierten que la persistencia del plan dolarizador de Milei puede provocar nuevas turbulencias con los dólares y los plazos fijos en la medida en que se acerque una segunda vuelta que promete ser muy incierta y pareja. Se quejan no sólo de que el libertario haya incentivado la huida a la divisa sino de que algunos bancos como el Galicia hayan adelantado el pago del aguinaldo a sus empleados de diciembre a octubre y les hayan ofrecido 50% de descuento en la comisión para comprar dólar MEP, tal como se observa en las comunicaciones internas reproducidas aquí abajo. “Rayaron el golpismo financiero, jugaron contra el Gobierno”, comentan en UP. “Con 140% de inflación, hasta (Martín) Insaurralde se dolariza”, responden en el mundillo banquero. En el oficialismo apuntan que con las comisiones de las compras de dólares MEP y contado con liquidación también facturaron a full los candidatos de La Libertad Avanza que tienen agencias bursátiles, como Juan Nápoli y Ramiro Marra.
La campaña le impide al ministro candidato poner manos a la obra en serio para doblegar una inflación y una brecha cambiaria que él sabe son insostenibles, pero que requieren de un plan económico de un nuevo presidente con poder. Por eso, en UP rescatan que una victoria en el balotaje fortalecerá a Massa para enfrentar el desafío que no encaró cuando en agosto de 2022 llegó al Palacio de Hacienda con el aval de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner para ajustar el gasto, incluso las tarifas de servicios públicos para el 35% que más tiene, pero con la prohibición de devaluar el peso oficial. El abogado tigrense no puede hablar ahora de inflación porque su política la ha empeorado, pero en las sombras su viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, planifica el plan de estabilización de precios con el que ambos soñaban y nunca concretaron.
Un programa así debe anunciarse por sorpresa, necesita respaldo político e implica en el inicio un shock para ajustar las variables que están desalineadas, como el dólar oficial y las tarifas de servicios públicos para las clases media y baja. Es decir, inicialmente acelera la inflación para después bajarla a fuerza de emisión monetaria cero y déficit fiscal cero -con recortes de beneficios tributarios a dueños de campos y jueces, así como mayores impuestos a plataformas digitales y accionistas de empresas, pero también con podas de subsidios energéticos-. Habrá que contener el traslado a precios de la devaluación para evitar que se repita lo de agosto: por cada $10 que subió el dolar oficial, los precios treparon $8. Además de conseguir dólares con la devaluación -habría más exportaciones y menos importaciones- y con las lluvias que prometen mejores las cosechas de trigo en diciembre y de soja y maíz en abril, en el oficialismo aspiran a renegociar los vencimientos por US$4.798 millones que caen en 2024 y con los que se terminaría de pagar el préstamo récord que adoptó Macri en 2019. El nuevo crédito que tomó Alberto Fernández y su primer ministro de Economía, Martín Guzmán, para saldar el del ex presidente deberá devolverse entre 2026 y 2034. Desde 2025 comenzará a abonarse la deuda externa con el sector privado que renegoció Guzmán en un canje que ahora Massa califica de pésimo, pero que en 2020 elogió, tal como se observa en el siguiente video.
Aunque ahora a fuerza de inflación Massa licúa el gasto en jubilaciones, pensiones, asignaciones y planes sociales y se compensa así su gasto electoral extra, en el mediano plazo la quita del impuesto a las ganancias a los empleados que más ganan impactará negativamente en la necesidad de equilibrio fiscal. Un eventual Massa presidente deberá resolver la herencia del Massa ministro, con este y otros problemas que él generó y otros que recibió del pasa manos de Macri y de Guzmán. Distinto es el caso de la devolución del IVA a los que menos cobran porque está incentivando la formalización del comercio masivo.
Entre los empresarios que vienen bancando la dolarización, como Alec Oxenford, Gonzalo Tanoira, Eduardo Bastitta y Cristiano Rattazzi -ahora citado a indagatoria por supuestas irregularidades en la importación de autos de lujo-, hay varios que cultivaron en su momento una buena relación con Macri, pero ahora están comprometidos con Milei y, más que nada, con su plan para abandonar el peso. Por eso celebran que la nueva alianza con el ex presidente y Bullrich sólo implique modificar detalles del programa económico de La Libertad Avanza, pero no su idea central. “Cualquier otro plan es inviable, nos lleva al infierno”, opinan. Sin embargo, están abiertos a escuchar sugerencias por parte de los líderes del PRO con los que pactaron. Por ahora no las han recibido, pero es temprano. Como también falta para negociar cargos en un eventual gobierno. Reconocen que deberán adaptar el plan en función de la realidad política y de los apoyos externos, claves para financiar la dolarización.
Pero Milei también busca otro tipo de respaldos de Macri. Se sabe que las campañas requieren de ingentes cantidades de dinero, la mayoría del cual nunca se puede justificar y llega en bolsos en efectivo o ahora en criptomonedas. Asesores políticos dan por cierta la versión de que el ex jefe de Estado le prometió financiamiento, jamás de su propio bolsillo sino de amigos, que llegaría del extranjero y que él habría exigido canalizarlo a través de la Fundación Acordar, que antes fue sciolista y era presidida por Guillermo Francos y ahora dirige Miguel Ángel Ponte, ex secretario de Empleo de Macri. “Contratar y despedir debería ser natural como comer y descomer”, sostuvo Ponte, ex ejecutivo del grupo Techint, cuando era funcionario macrista en 2017. Claro que Milei, que en general protagonizó una campaña austera, no tuvo problemas a la hora de abonar en blanco dos veces el alquiler del Movistar Arena para los cierres antes de las primarias y de la primera vuelta. Y eso que el dueño del estadio, el grupo La Nación, entonces jugado con Bullrich y en su contra, le exigió que pagara como si fuera un artista internacional. Nada de rebajas como a los shows de bandas locales.
En el establishment argentino predominaba el apoyo a Bullrich. Ahora que quedó afuera de la contienda, no todos los que la votaron seguirán sus pasos para escogerlo a Milei porque muchos están preocupados, lo definen como “El Loco”, como el título de su biografía no autorizada y escrita por el periodista Juan Luis González. A otros no les gusta que el libertario los tache de prebendarios. En la reunión habitual de los martes de la Unión Industrial Argentina (UIA) se habló esta semana de la imposibilidad de girar el pago de las importaciones y la falta de los permisos para traer productos importados, pero también del sorpresivo resultado electoral y del acuerdo que ya estaban tejiendo Milei, Macri y Bullrich: Uno de sus miembros reflexionó: “El pacto era previsible, pero estuvo muy mal manejado. Patricia y Mauricio estuvieron mal por tomar una decisión inconsulta y los radicales, mal, por contestarles. Una lástima. Podrían haberse liberado mutuamente para el balotaje y después ver cómo seguían. Una vergüenza”. A otro integrante de la UIA no le dio pena: “Hay un candidato que habla de desarrollo industrial como rumbo y otro, de dolarizar. Es lógico cuál genera más confianza desde el punto de vista de los intereses industriales. Ahora vemos la muerte definitiva de Cambiemos y su líder nefasto que resultó ser Macri”. La entidad espera recibir a ambos candidatos.
Algunos empresarios ya se reacomodan para acercarse a Massa, dispuestos a entablar buenos negocios. El ministro candidato los conoce a casi todos. Quien apostó fuerte y temprano por él es Francisco de Narváez, dueño de Changomás y mayor aportante oficial a su campaña, que además lo acompañó a Santiago del Estero al primer debate presidencial. Quien pregona el voto a Massa entre los empresarios es el empresario papelero José Urtubey. La Mesa Empresaria Nacional Pyme, en la que se enrola Marcelo Fernández y que apoya abiertamente a Massa, recibió este jueves al coordinador de la Comisión de Economía de la Convención Nacional de la UCR, Miguel Ponce, que les aclaró: “Mi partido ha tomado una resolución, que es la neutralidad de ambas fórmulas.. Pero esto nos resultó un poco con sabor a poco. Desde el domingo estoy diciendo que el peligro de que la derecha y el fascismo se entrone en el país a partir del 10 de diciembre también afecta a las pequeñas y medianas empresas. El mejor homenaje que le podemos hacer a Raúl Alfonsín a 40 años de democracia es impedir que un fascista sea presidente del país”.
Mauro Del Barrio, ex presidente de la Subcomisión Pyme de la Convencional Nacional de la UCR, coincide en el apoyo al candidato peronista: “De un lado está una propuesta que descree de la democracia, que ve al ser humano como objeto o bien de intercambio, es decir que adquiere más valor el dinero que el ser humano, que se plantea una libertad mercantilista, que descompone el tejido social y medioambiental, entre otros retrocesos en la construcción de la vida social. En esta elección se opta por una sociedad cooperativa o una competitiva al extremo”.
A Milei y Bullrich no los une sólo su rechazo al kirchnerismo ni su visión económica neoliberal. También su impulso a una revisión de los juicios contra los criminales de la última dictadura. En la campaña, la candidata a vicepresidenta libertaria, Victoria Villarruel, advirtió que en esos procesos se “afectaron garantías” y la postulante a presidenta de Juntos por el Cambio habló de “militares injustamente presos”. Bullrich cuestiona algunas condenas, como las de choferes en operativos de secuestros, así como encarcelamientos de mayores de 70 años. Los datos duros del Ministerio Público Fiscal muestran que hasta ahora hubo 1.117 condenados y 482 procesados, pero 168 absueltos, 138 con falta de mérito, 93 sobreseídos y 27 sólo indagados. Otros 21 están prófugos y 1.036 murieron sin condena. Ahora hay 549 bajo arresto domiciliario y sólo 108 en la cárcel.
AR/MG