Luego de la derrota de Juntos por el Cambio en las PASO, la coalición opositora apostó a un golpe de efecto al confirmar a Carlos Melconian como futuro ministro de Economía, en el caso de Patricia Bullrich sea elegida presidenta de la Nación.
El ex presidente del Banco Nación durante el gobierno de Mauricio Macri había manifestado en reiteradas ocasiones que, desde el IERAL —instituto que preside— de la Fundación Mediterránea, se venía elaborando un plan económico para poner a disposición del futuro presidente, sea quien sea. Con su confirmación como posible ministro de Bullrich, Melconian ha explicado, ya en público, cuáles son los principales lineamientos de dicho programa.
Uno de los principales vectores del programa es la llamada “convivencia de monedas o institucionalización del bimonetarismo”, lo cual significa, básicamente, que la gente elija la moneda en la cual quiere transaccionar —algo similar a lo que está ocurriendo con Javier Milei, quien ya no defiende la dolarización explícita, sino que habla de una “competencia” de monedas—.
El mecanismo institucional para la implementación de esta medida es la legalización de los contratos en dólares. Es decir, blanquear las transacciones que, hoy por hoy, se hacen en dólares o en pesos —a tipo de cambio blue— y que están por fuera del sistema a causa de la imposibilidad de firmar contratos en dólares.
Si bien, a priori, podría parecer inocuo —ya que es algo que sucede en la economía argentina— esta institucionalización de las transacciones en dólares podría maximizar o acelerar los ciclos económicos. Frente a una situación de inestabilidad macroeconómica y/o de alta inflación —como la actual—, el hecho de que existiera la posibilidad de transaccionar en dólares, pero ya de manera legal, probablemente fomentaría la dolarización del comercio y de la economía argentina. No es difícil hacer el ejercicio teórico preguntándose que pasaría hoy si existiese la posibilidad de dolarizar los contratos económicos o las transacciones comerciales. El resultado, en este caso, sería una dolarización de hecho, pero sin la eliminación del peso como moneda local. En esta situación, ¿quién demandaría pesos?
Leandro Ziccarelli, en su podcast Financiero, Monetario e Irreverente sostiene que “la idea de que la gente elija que moneda quiere usar termina mal porque la hiperinflación es un fenómeno de demanda de dinero”. “La demanda de pesos —subraya— está en un mínimo histórico y hay un cepo que está bastante agotado pero es gigante, con lo cual uno tiende a pensar que si sacas el cepo y le decís a la gente que use la moneda que quiera, el 100% va a elegir el dólar, con lo cual, va a haber una corrida muy fuerte contra el peso y eso derivaría en una hiper”.
Para la institucionalización del bimonetarismo se necesita una reforma del Código Civil, además de ciertas modificaciones de normas en el régimen cambiario y financiero. Según los economistas del IERAL esto será positivo a la hora de fomentar un mercado de capitales en dólares que permita fondear la inversión local para proyectos productivos.
El plan apunta a que, quienes tienen dólares por fuera del sistema, los puedan volcar libremente en el circuito económico.
Javier Milei opinó, en la novena edición del Latam Economic Forum, que “con la dolarización cobarde —como él llama al plan de Melconian— terminamos mal porque si vamos a tener libre competencia de monedas, no hay cepo” y que “tampoco debería haber un mercado dual porque estaríamos violentando la ley de precio único”. “Esto va a generar un cambio de portafolio provocando una caída en la demanda de dinero y va a derivar en una hiperinflación”, dijo el rival de Bullrich y Massa.
Si bien el programa de la Fundación Mediterránea plantea una serie de medidas y regulaciones macroprundenciales tendientes a la estabilización y baja de la inflación, el planteo de que las monedas “convivan libremente” supone que nunca más van a existir procesos de inestabilidad macroeconómica, lo cual es demasiado optimista, teniendo en cuenta los ejemplos que nos brinda la historia económica del país.
Esta serie de medidas apuntan, como dijo Melconian, a un “cambio de régimen económico” basado en la estabilidad macroeconómica, una reforma integral del Estado y un fomento a la actividad privada de índole productiva.
En primer lugar, se encuentra la necesidad de ir hacia una eliminación total del déficit fiscal. Para eso, el sendero apunta a bajar entre 3,5 y 4 puntos del PBI focalizando en subsidios, empleados estatales, revisión del presupuesto 2024, planes sociales, transferencias discrecionales y empresas públicas.
Por otro lado, se plantea la necesidad de corregir el tipo de cambio a través de una devaluación que permita reducir la brecha hasta su eliminación —o minimización—.
Otro de los puntos a corregir son los precios de los servicios públicos que “tienen que remunerar los costos de eficiencia”. En este aspecto, el equipo económico de Patricia Bullrich, plantea la eliminación de los subsidios a las tarifas de energía y transporte, pero manteniendo algún esquema de “tarifa social” que permita proteger a los sectores más vulnerables.
Melconian se ha manifestado, en determinadas ocasiones, en contra de las moratorias previsionales ya que carecen de aportes suficientes y contribuyen a engrosar el déficit del Estado. Sin embargo, en una entrevista con el diario Perfil, el economista Enrique Szewach, integrante de la Fundación Mediterránea, plantea la necesidad de generar una “pensión universal al adulto mayor, mejorada, con otro tipo de cálculo y esquema” aunque no especifica como sería. En otro párrafo de esa entrevista menciona la posibilidad de privatizar empresas públicas pero una vez estabilizada la macro y habiendo bajado el riesgo país porque si no sería “regalarlas”.
Otro de los puntos que plantea Melconian es la llamada “reforma laboral”, cuyo objetivo es el de dinamizar el mercado de trabajo. Según el economista, las presentes regulaciones impiden la generación de empleo privado registrado.
Ricardo Delgado, presidente de la consultora Analytica y economista cercano a Sergio Massa, afirmó con respecto al plan integral que “es darle un carácter legal a una enorme cantidad de transacciones en sectores tradicionalmente dolarizados, como la venta de autos e inmuebles y en otros en los cuales la dolarización se está profundizando”. “Esto refuerza la idea de que los argentinos tenemos más dólares fuera del sistema que dentro —la proporción se estima que es de 12 a 1—. Se trata de darle un carácter legal a la situación, pero hay que ver como se opera, como se trabajan las cuestiones del control del lavado de dinero, por ejemplo. Por otro lado, se plantea la necesidad de un blanqueo para las clases medias con topes por CUIT o CUIL, lo cual te daría la posibilidad de hacer un trackeo básico del origen de los fondos”.
Para finalizar agregó que “respecto al desdoblamiento cambiario, según dijo Melconian, habría un tipo de cambio comercial y otro financiero” y que “él habla de la deuda de importadores, lo cual es un tema y aún no queda claro que tienen en mente con relación a la deuda comercial y a la deuda que las empresas tomaron con el exterior”.
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