Análisis

Retrocedimos 20 años: 52,9% de las personas en Argentina son pobres y 18,1% son indigentes

Los datos de pobreza e indigencia del primer semestre de 2024 se ubicaron en niveles similares a los de comienzos de siglo, con el estallido de la convertibilidad, ese programa macroeconómico que el actual presidente añora.

Un dato que no por previsible deja de ser escalofriante. Era previsible porque la forma de medir la pobreza en Argentina se centra en los ingresos, y éstos fueron sistemáticamente licuados desde la asunción de Javier Milei, y aun a septiembre mayoritariamente no se han podido recuperar de la pérdida de poder adquisitivo. 

En la medición de pobreza se compara el precio de una canasta (compuesta por bienes y servicios básicos para la vida) con los ingresos de los hogares, ya sea por salarios, jubilaciones, pensiones, programas sociales, asignaciones, entre otras fuentes. Nunca está de más aclarar que la canasta no es única, sino que depende de la composición particular de ese hogar: la cantidad de integrantes, el género y la edad de cada una/o.

¿Cómo se mide la indigencia y la pobreza? Para la indigencia, se define una Canasta Básica Alimentaria (CBA) que contiene las calorías mínimas que se necesitan para sobrevivir. La CBA determina la línea de indigencia. Quienes perciban ingresos superiores serán considerados no indigentes, si se encuentran por debajo, están en situación de indigencia. Para la pobreza, se define una Canasta Básica Total (CBT), que incluye no sólo alimentos sino también otros bienes y servicios considerados básicos. La CBT determina la línea de pobreza: quienes perciban mayores ingresos son considerados no pobres, quienes perciben menores ingresos son considerados pobres.

Los datos difundidos hoy por el INDEC muestran que 13,6% de hogares, en los que vive el 18,1% de la población argentina, se encuentran en situación de indigencia. Es decir, no alcanzan a cubrir con sus ingresos la CBA. Esto implica un crecimiento de la indigencia de 6,2 puntos porcentuales si lo comparamos con el segundo semestre de 2023 (11,9%) y de 8,8 puntos en relación al primer semestre de 2023 (9,3%, semestre equivalente en términos estadísticos).

A su vez, 42,5% de hogares, en los que vive el 52,9% de la población, se encuentran en situación de pobreza. Es decir, no cubren con sus ingresos el precio de la CBT. Esta tasa resulta 11,2 puntos porcentuales más alta que en el segundo semestre de 2023  (41,7%) y 12,8 puntos porcentuales superior al mismo semestre de 2023 (40,1%).

Estamos hablando de 3,4 millones de personas (sólo considerando los 31 aglomerados urbanos que releva el INDEC) que cayeron bajo la línea de la pobreza en tan solo seis meses y 1,9 millones de personas que dejaron de poder comprar los alimentos básicos para sobrevivir.

¿Cómo se explica este salto? Los ingresos -salarios, jubilaciones, asignaciones, programas sociales- se movieron sustancialmente por debajo del precio de las canastas. 

En el primer semestre, la CBA aumentó en promedio un 295% interanual. A principios del semestre, una familia tipo 2 (cuatro personas, dos adultos y dos niños) requirió $285.600 para no ser indigente y hacia junio ya necesitaba $393.300. Por su parte, en el primer semestre de 2024, la CBT aumentó en promedio 289% interanual. En enero de 2024, su precio era $596.800 para una familia tipo 2 y terminó en junio de 2024 valorizada en $873.200. 

Por el lado de los salarios, medidos por SIPA, crecieron 243% promedio interanual, es decir, 52 puntos menos que la CBA y 46 puntos menos que la CBT. En el caso de la jubilación mínima, en promedio aumentó 203% interanual, 92 puntos por debajo de la CBA y 86 puntos menos que la CBT.  

Si consideramos otros ingresos, el aumento de la AUH del que se vanagloria el gobierno (359% promedio interanual) estuvo muy lejos de compensar la evolución de la Tarjeta Alimentar, que sólo aumentó 218% (77 puntos menos que la CBA), del ex Potenciar Trabajo que sólo fue incrementado 98% (197 puntos menos que la CBA), del Salario Mínimo Vital y Móvil que sólo creció 169% (126 puntos menos que la CBA).  

Así, el desplome de los ingresos en relación al precio de los bienes básicos para la vida explica el brutal salto tanto de la pobreza como de la indigencia. Pero la situación no es homogénea en toda la Argentina: mientras que la pobreza en la Patagonia afecta al 49,1% de la población, en el Noreste alcanza al 62,9%.