El ministro de Economía, Sergio Massa, hizo una promesa: el Gobierno cumplirá con la meta fiscal e implementará las medidas que sean necesarias para cerrar el año con un déficit de 2,5%. Un elemento importante en la concreción de ese objetivo es el recorte de los subsidios a los servicios públicos que cubren en promedio más del 70% del costo de la energía que llega a los hogares.
“Asumimos el desafío de cuidar las cuentas, pero como sociedad tenemos que asumir el compromiso de cuidar los recursos. El contexto global encareció la energía y el agua entre 4 y 10 veces de acuerdo con la zona del mundo en la que nos toque vivir”, dijo Massa. Su esquema se monta sobre la segmentación que dejó en marcha Martín Guzmán, pero va más allá al imponer adicionalmente un tope al consumo subsidiado.
Electricidad
Según precisó el funcionario, el período de inscripción al formulario online --que dio por finalizado-- arrojó un primer saldo. Cuatro millones de usuarios se quedarán sin subsidios y deberán pagar la tarifa plena. Si bien Massa dijo que “renunciaron”, también pudieron quedar afuera por su nivel de ingreso o, simplemente, por no haber completado el formulario. Estos cuatro millones representan más que el 10% de los usuarios que estipuló el plan originalmente; son el 30% del universo total.
Entre los más de nueve millones de hogares que sí pidieron mantener el subsidio y cumplen con las condiciones para hacerlo se “promoverá el ahorro”. El Estado subsidiará hasta 400 kwh de consumo. Datos de la Secretaría de Energía dan cuenta de que casi el 80% de los usuarios consume mensualmente por debajo de ese límite, mientras que el 20% restante explica el 50% de la demanda eléctrica residencial.
A partir del lunes próximo la Secretaría de Energía empezará a trabajar en un procedimiento de notificación a usuarios y a distribuidoras para que esos nueve millones de hogares sepan “cuáles son los límites y cuáles son las posibilidades que tienen respecto del consumo”.
Gas
Massa aseguró que la quita de subsidio seguirá la misma lógica para el gas, pero con topes de consumo que variarán según la región. Así, se considerarán las diferencias climáticas y el costo de distribución.
Según fuentes del sector, un esquema de este tipo es incluso más sencillo de implementar que la segmentación que está en marcha. “Creo que trazar un tope por zonas podría ser una buena salida. Regular respecto del consumo es mejor, porque se toma conciencia de lo que vale la energía. Así se hace en muchos países de Europa”, señalaron.
Según pudo averiguar este medio, una familia tipo que vive en la Ciudad de Buenos Aires (cuatro personas: dos mayores y dos menores) y utilizan cocina a gas completa y calefacción con caldera, tiene un consumo promedio anual de 915 a 933 m3. En esa cuenta se promedian meses fríos con otros templados y de verano. En cambio, al misma familia en zona sur del Gran Buenos Aires que usa cocina, estufas de tiro balanceado y termotanque, consume entre 750 a 785 m3 al año.
Agua
Massa anticipó que en septiembre se iniciará también la segmentación en el servicio de agua y que la tarifa social seguirá rigiendo. La titular de Agua y Saneamientos Argentinos (Aysa), Malena Galmarini, señaló que aplicarán un esquema propio basado en criterios geográficos y socioeconómicos, “más progresivo” que el diseñado por la Secretaría de Energía.
“El agua es el servicio público más barato, nos parece que ese subsidio tiene que ir a quienes no pueden pagar. La segmentación implica no tocar por ahora el percentil más bajo, el 70% de usuarios de AYSA, y tocar progresivamente los sectores medios”, precisó en diálogo con el programa radial De Acá en Más, de Urbana Play.
Galmarini dijo que hoy la factura residencial más alta de AYSA ronda los $2.800 y que a “nadie le va a hacer un agujero en la economía familiar” la eliminación de la subvención estatal que, por otro lado, significará un ahorro de $140.000 al año para la empresa.
El problema es que en gran parte de la Ciudad de Buenos Aires y 25 partidos del conurbano bonaerense, zona de concesión de Aysa, el consumo de agua no es cuantificado por falta de medidores y se estima en base a los metros cuadrados de la vivienda. Conviven las facturas con medidor y sin medidor.
Galmarini dijo que se licitó la compra de 400.000 medidores y que su gestión instaló 50.000 nuevos. El problema, dijo, es que en la Argentina no hay empresas que hagan esos dispositivos y se está trabajando para que algunas firmas comiencen a fabricarlos.
DT