Bad Gyal: “Les deseo a todas las mujeres del mundo que disfruten de su sexualidad y que se gocen a sí mismas”
Bad Gyal rompe prejuicios casi sin proponérselo. No se da importancia. No lo hace como algo consciente, sino que es su forma de estar. Sin subrayados ni alharacas. Dice las cosas como las piensa, y aplica eso de 'al que no le guste que no mire’. Se moja cuando cree que debe hacerlo y prefiere callar cuando no lo tiene claro. Tiene una inteligencia natural y eso la convirtió en una estrella atípica en un mundo de productos prefabricados y niñas buenas.
Es una de las artistas femeninas que se reapropió de un género masculino, machista y sexualizado y se lo llevó a su terreno. En sus canciones se baila, se disfruta, se goza y se tiene sexo. Lo que siempre hicieron los varones y ahora es turno de que ellas lo reivindiquen. Se viste como le da la gana, y en su puesta en escena hay algo político. Una declaración de intenciones para pinchar a los retrógrados y reaccionarios.
Ya es una estrella mundial, y el proceso creativo de su último disco, con los altos y los bajos, se plasmó en La Joia, un documental con el mismo nombre que su álbum y que en diciembre llegó a Prime Vídeo.
¿Fue difícil aceptar la propuesta de hacer un documental sobre usted?
No, en realidad no fue nada difícil. Al revés, me pareció una idea estupenda desde el primer momento.
¿No le daba pudor?
Me dio mucho pudor el momento de verlo terminado y saber que eso era lo que vería la gente, no el proceso de grabarlo. Al final no se me hizo nada forzado porque el director del documental, David Camarero, es también el encargado de la realización de todos mis shows. Tengo muchísima confianza con él, es parte de mi equipo y no se sentía forzado que estuviera ahí grabando.
¿Hubo alguna línea roja?
Yo desnuda.
¿Esa era la línea roja?
Sí, esa es la línea roja. Todo lo demás se grababa. La verdad, hasta yo desnuda. A veces había que decir “¡David, fuera que Alba está en tetas!”. La verdad es que no nos limitamos en ese sentido y eso tuvo mucho que ver con la confianza que tenemos con el director.
El documental muestra en una primera parte la cara A del éxito, pero luego lo que normalmente no se enseña, las cosas que no salen, la frustración. ¿Cree que es importante que también se muestre esto?
Total. Es buenísimo que la gente pueda ver todos los matices de la industria. Es la industria del entretenimiento, y se trata de mostrar cosas bonitas y de que la gente disfrute, al final ese es el sentido que tiene, porque a eso nos dedicamos, a que la gente disfrute. Pero es guay que la gente pueda ver que para ello hay muchísimos procesos y que somos personas humanas que estamos emocionalmente implicados en lo que hacemos. Al final eso te da experiencias de todo tipo, días mejores y días peores.
En ese sentido, lo que ocurrió haciendo La Joia, ¿fue un contacto con la realidad de la industria musical?
En la parte creativa siempre me ha sido muy fácil y me he sentido con mucha libertad. He tenido la suerte también de añadir personas a mi equipo que han hecho que crezca, me han alimentado y me han enseñado. Creo que he aprendido más de la parte del business, del negocio, de la parte empresarial, de lo que es la industria musical. Esa es la que se me atascó y tuve que luchar un poco más, porque al final a mí me gusta hacer música, pero hay partes de tu trabajo que no te gustan tanto, pero que están ahí y tienes que saber gestionarlas. Tienes que aprender, tienes que formarte y tienes que saber moverte, saber nadar en esas aguas. Creo que es un poco lo que se ve mucho en el documental.
¿Es un monstruo controlable, o tuvo miedo de perder el control?
Hay cosas en las que no tienes control, la verdad. De repente puedes hacer una sesión, hacer una canción que te encanta, se te retrasa todo y de repente el productor ya no contaba con que tú querías esa pista, y se ha montado otro artista, que eso es lo que me pasó. Luego tuve la suerte de que las cosas se pusieron de mi favor, pero hay cosas que son incontrolables y hay que aprender que eso pasa. Aprender a gestionar el dolor, la angustia o la frustración que te suponga eso de la mejor forma posible.
También tengo que poderme permitir sentirme impostora alguna vez, y también otras veces sentirme la puta ama del mundo. Es que la vida es así
Me gusta una frase que dice en la película, “soy cantante de caja de cigarrillos”… Ahora veo su cara cuando la he dicho y no sé si le gusta mucho.
Sí… Porque todo lo que la gente me dice me lo digo a mí también. La gente me dice que no sé cantar, que no soy un artista de verdad, y he aprendido a decírmelo a mí misma y a tirar para adelante con eso.
¿Le da ya un poco igual lo que diga la gente?
Al final siempre va a haber gente que no te entienda. Por estadística, a una parte de la gente no le vas a gustar. Yo siento que poquito a poco, con los años, me voy ganando el cariño de la gente y cada vez supone menos un problema o un impedimento para seguir haciendo lo que hago.
Aunque sea un término ya sobre utilizado y casi vaciado de significado, ¿tiene el síndrome del impostor?
Sí, definitivamente. Sí que he sentido el síndrome del impostor. Pero no pasa nada. Yo siento que tiene que haber espacio para todo. También tengo que poderme permitir el sentirme impostora alguna vez, y también otras veces sentirme la puta ama del mundo. Es que la vida es así. 'Fifty', 'fifty'.
¿No le ha dado miedo perder su personalidad, o que se diluyera cuando se ha ido convirtiendo en famosa?
No, para nada, la verdad. Esto me lo he preguntado mucho y es que no siempre me he sentido muy libre y la verdad que en ningún momento se me ha pasado por la cabeza que tenga que cambiar nada para que me vaya mejor en lo que hago. Más bien todo lo contrario.
El documental hace hincapié en esa dualidad en la relación con las redes sociales. Por un lado útiles como artista, por otro con fans muy exigentes. ¿Cómo vive esa dicotomía?
Se vive intensamente porque las redes se han vuelto una parte muy importante del trabajo, pero hay que aprender también a que no te afecte demasiado. Es difícil porque te afecta. Yo gracias a dios no me he encontrado en ninguna polémica, o con una cancelación masiva o esas cosas, pero veo muchos artistas o figuras públicas que les pasa y yo pienso que tiene que ser muy difícil vivir eso porque es un abucheo. Ahora hay más, porque con internet empiezan tres hormiguitas y se multiplican y son mil.
Siento que es la realidad del mundo en el que vivimos hoy. Las redes afectan, nos condicionan en lo que hacemos y en cómo lo hacemos, y al estar expuesto a la opinión de la gente creo que es inevitable que te afecte un poco. Hay que saber poner el límite y distanciarse si crees que hace falta, porque las redes son muy importantes, pero primero de todo está tu salud mental y que lo puedas llevar bien.
¿Es difícil con ese nivel de exposición que no le afecte? Usted es una persona que habla de una forma muy clara, y una frase mala puede convertirse en una bola de nieve, ¿no le cohíbe eso?
Depende de para qué, pero considero que no mucho. Siento que soy una persona que no tiene miedo a dar su opinión. Sí que es verdad que hay en ciertos temas que prefiero no meterme porque tengo claro también cuál es mi trabajo. Mis opiniones personales no tengo por qué exponerlas o compartirlas tanto. Al final hay que cuidarse a uno mismo.
Los periodistas os obligamos a posicionaros también, pero usted sí que ha hablado contra el machismo, ha apoyado a los manteros… ¿Cómo decide qué sí y qué no?
Es lo que sienta un poco. Hay problemas ajenos de personas que no tienen que ver conmigo, cosas más banales que no considero que sean tan importantes para la sociedad, entonces para qué me voy a meter. En cambio, cosas con temáticas que me pueden preocupar o que siento que yo pueda dar una difusión o pueda aportar algo positivo, pues ahí es un sí.
Siento que en España hay una parte muy carca, incluso de gente joven, que por hablar de cierta forma o hacer cierto tipo de música te considera inferior. Me da igual, no me interesa esa gente
¿Es consciente de que su altavoz como estrella de la música es importante? ¿Lo tiene presente?
Sí, lo tengo presente, desde luego. Y por eso también en algunas cosas sí me siento responsable de utilizar mi plataforma para llegar a la gente y mandarles el mensaje que les quiero mandar.
Una de las cosas en las que sí se posiciona es contra el machismo de la industria o la cosificación del cuerpo de la mujer. ¿Es un caballo de batalla en el que hay que seguir estando?
Mi forma de luchar en esa batalla es hacer lo que me sale de 'ahí'. ¿Sabes lo que te quiero decir? Al final creo que no hay nada más statement que seguir vistiendo como he visto, como me da la gana, y seguir hablando de lo que me da la gana. Ni siquiera tengo que entrar en el debate. Lo hago siendo yo misma.
¿Nunca le ha entrado la duda ante tantas críticas, ante tantos ataques?
Siempre lo he tenido muy claro. Sí reconozco que he tenido momentos en los que me ha afectado porque en las redes hay acoso también. Que te suban un vídeo tuyo de un concierto diciendo que se te ve una chicha aquí o que se te salió medio pezón porque te moviste y que la gente te machaque y te digan que tú no eres un artista, que lo que eres es otra cosa… Pues qué coño, te afecta, porque piensas, ¿por qué la gente no me toma en serio? Pero es que no te puede afectar. Puedo estar como mucho un día un poco rayada, pero ya más de ahí... Es que no puede ser.
¿Hay clasismo en esos ataques? Evidentemente, hay machismo, pero, ¿no hay también una mirada de superioridad hacia la música urbana a la que se tacha de choni?
Siento que la sociedad ha evolucionado mucho y la gente tiene la mente mucho más abierta, independientemente de dónde vengan, de su educación y demás. Pero también siento que en España sigue habiendo una parte muy carca, incluso de gente joven, que por hablar de cierta forma o hacer cierto tipo de música te considera inferior. Me da igual, no me interesa para nada ese tipo de gente. Ya te digo, entrando en mi vida personal, es que no me relaciono con gente con esa mentalidad. No me interesan para nada ni su forma de pensar, ni las conversaciones que puedo tener con ellos. No tenemos nada en común y hay de todo en el mundo. Así que vivamos y dejemos vivir. A mí ellos no me interesan y yo no les intereso a ellos. Así que todos felices.
Le tengo que preguntar por ese momento en el que conoció a la Reina Letizia (en el documental se muestra cómo se conocieron en una entrega de premios).
Es majísima, la verdad. Me cayó superbién. Fue muy agradable. ¿Te acuerdas de lo que hablábamos hace dos minutos? De la gente arrogante que mira con superioridad... pues ella para nada. Sentí un respeto por su parte, fue superagradable y mostraba un montón de interés. Me preguntaba por cómo son los procesos de hacer este tipo de música y qué diferencia hay entre hacer música más clásica o más instrumental, y siempre desde el respeto. Así que me sorprendió. Me cayeron bien los reyes. No sé, son guais. Ahora a la gente le va a parecer fatal lo que estoy diciendo, pero los conocí personalmente y tuve ese trato y me cayeron superbién y fueron muy respetuosos conmigo.
Hemos hablado antes de cómo a veces la juventud también puede ser un prejuicio. Hay gente que parece que le molesta que una chica mujer joven venga a decir “aquí estoy yo”.
Constantemente. Cuando hago prensa con medios generalistas, miro los comentarios y…
¿Los lee?
Yo los miro. No me afecta, ¿eh? No me da bajón. Me da más bajón cuando veo gente joven que pueden ser mi público potencial que no entiende mi proyecto. Eso me da más bajón. Pero ver a la gente de la edad de mis padres diciendo que qué hago ahí, que hoy en día se ha ido todo a la mierda, que qué son estos artistas de hoy en día que no hacen nada... Hostia, mira boomer… perdón. No me afecta, pero me parece una barbaridad lo que dice esa gente. Yo pienso que yo a esa edad espero no estar con el teléfono comentando esas cosas. Una persona de 50 años preocupándose de si una chavala de 27 se merece o no se merece, si va vestida así o asá… ¡Por favor! Haz algo con tu vida. No sé, planta un árbol, un libro, un hijo. Los leo porque me da curiosidad ver qué rechazo le genero a esa gente.
Es curioso porque la gente normalmente hace lo contrario, dice que no lee nada de lo que publican de ellos.
Para mí es también una forma de decir, pues toma, aquí tengo un premio vanguardia, un MTV, dos XL la semana pasada, esta semana me dan otro y aquí estoy y aquí voy a seguir. No te pienses que queda de esta niña poco rato porque voy a seguir y estoy trabajando duro para que así sea. Si os jode, tranqui, yo estoy feliz y superbién con todo lo que me está pasando y vosotros, como se dice siempre, tenéis dos faenas, enfadaros y desenfadaros.
Quizás para eso también este documental es una forma de acabar con ese desconocimiento.
Eso me sorprende mucho. Esa gente que piensan que no haces nada. Que solo te maquillas, te vistes, mueves el culo y ya está. Y que porque tus canciones hablen de temas más banales, y sean de disfrutar y de fiesta, tú eres una tonta. Que no eres inteligente. Que no tienes ni idea. Entonces pienso yo, qué tontos ellos, qué limitados mentales. Y lo he dicho varias veces, detrás de toda esa imagen hay una chavala que se tira ocho horas en el estudio, que hace tres ideas de temas y al día siguiente vuelve y lo disfruta y lo pasa superbién. Toda esa parte, ellos la borran. Ellos solo ven la melena rubia, el culo moviéndose y que un día digo en una entrevista que me gusta ir a restaurantes caros y que, como ahora me va mejor la vida, me he vuelto más pija y soy una superficial, una arrogante y una tal. Que se queden con lo que les dé la gana.
¿Hay algo revolucionario en que una mujer se apropie con sus canciones de algo que era puramente masculino como el goce, el disfrute o el sexo?
Sí. Tampoco me siento una revolucionaria. Yo no tengo por qué no hablar de lo que quiero hablar. Y qué bonito es que una mujer pueda hablar de eso. Pobre la mujer que no disfrute de eso. Les deseo a todas las mujeres del mundo que disfruten de su sexualidad y que se gocen a sí mismas.
Vídeo de la entrevista completa
Vídeo: Nando Ochando y Javier Cáceres
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