ENTREVISTA

C. Tangana: “Yo no soy un virtuoso de nada, por eso la práctica y el aprendizaje tienen que ser constantes”

Alfonso Pato

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En 2022 el rapero C. Tangana alcanzó el éxito global con su disco El Madrileño, con el que consiguió tres Premios Grammy Latinos, la cumbre de la música. Pero Antón Álvarez Alfaro (Madrid, 1990), conocido como Pucho, albergaba una ilusión más importante que cualquier premio: hacer el himno del centenario del Celta, el club que su padre, un vigués militante, le inculcó en vena desde niño.

Lo que a priori podría ser un patchwork imposible entre las voces de la popular coral Casablanca, el punk rabioso de Keltoi o el grupo de pandereteiras local Lagharteiras, ha acabado en una canción catártica cantada en gallego que podría redefinir el género de los himnos. Oliveira dos cen anos se ha convertido en un enorme éxito. Lo avalan la cifra incontestable de reproducciones: va camino del millón y medio casi una semana después.

La entrevista se realizó este martes, el día después del debate televisivo entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.

¿Ha visto el debate anoche?

No, no lo he visto [se ríe].

¿Estaba haciendo cosas más importantes o no le interesaba?

Me suele interesar en efecto retardado y me lo acabo poniendo todo, pero todavía no he visto los resúmenes. Estamos en un momento crítico, entiendo la preocupación, pero, honestamente, estaba haciendo ejercicio. Me he puesto algo gordo y tóxico últimamente y solo saco tiempo para hacer ejercicio por las noches.

Sobre todo, después de la batida en Galicia de estos últimos días...

[Se ríe]. En Galicia siempre se engorda un poco, pero todo bastante sano. Todavía estoy en una situación de resaca emocional.

Ahora ha habido una aclamación casi unánime alrededor de la canción, ¿pero percibió que existía recelo contra usted de inicio?

Sí, claro que existía mucho recelo, pero hay una cosa que me ha gustado. Mucha gente ha hecho publicaciones en redes disculpándose por haberme criticado al principio y diciendo: “Me como mis palabras”. Pero creo que es normal. Si yo estoy en Vigo, no conozco a C. Tangana y me dicen que el jicho este va a hacer el himno de mi equipo, seguramente yo también reaccionaría así. Se creían que era un trabajo mío, que me llamaban, me pagaban y ya está, pero esto es otra cosa. Es algo con mucha implicación cultural y para mí, una ilusión particular donde he recogido muchas emociones.

¿No sintió temor a ser tomado como un fodechincho [término despectivo con el que denominan a los madrileños que veranean en las Rías Baixas]?

Sí, sé muy bien lo que es un fodechincho [ríe]. No es que tuviese el temor, es que yo ya había estado en Galicia haciendo el madrileño, veraneando en Nigrán toda la vida. Tenía ese papel asumido y lo iba a tener que cumplir. La cuestión era cómo salir de ese juego en el que iba a entrar.

Da igual que pongas una frontera o quieras prohibirla, no puedes encarcelar la cultura. Es algo que pertenece a las personas y que trasciende. Hay que proteger nuestra diversidad lingüística y cultural

¿Y cómo ha sido ese juego de inmersión de un madrileño en la música tradicional de Galicia?

Me han impactado mucho las recollidas y los archivos. Todo el mundo me hablaba del contenido cultural y de la importancia de guardar esas melodías y esas letras que estaban al borde de la extinción. No me impactó solo el contenido, sino que las recollidas son obras en sí mismas. Hay un gesto artístico en ir a grabar con una cámara de mierda a un pueblo donde puede que esa música se extinga. No solo hay que proteger esas canciones que se van acabando y ese tesoro. Esa es la base, pero también hay que poner en valor el gesto artístico que supone esa arqueología de ir a buscarlo.

¿Qué le atrajo de esas grabaciones?

Hay que meditar acerca de cómo está recogido eso. Hay grabaciones del archivo de Xisco Feijóo que en sí mismas tienen un valor por la estética, por cualquier fallo digital, por la luz que entraba ese día por la ventana de la cocina de la señora Rosa de Moscoso. Yo fantaseaba con hacer una película cuyo ambiente fuesen estas grabaciones. Me interesa mucho la música, cómo lo cantan o cómo introducen coplas de la península que escuchaban por la radio. Es una pieza artística en sí misma. Esto ha sido revelador. Ahora mismo son piezas artísticas conservadas como si fueran datos, no como si fueran obras originales.

¿Qué sabía de la música tradicional de Galicia antes de hacer este acercamiento?

Conocía a Leilía como primera recuperación de los sonidos auténticos folklóricos. De pequeño, a través de mi padre, había pasado por Milladoiro, Carlos Núñez y era muy seguidor de Berrogüetto. Digamos que yo percibía esa música como la ascensión de lo celta, pero entendía que había un discurso alternativo donde se discutía que lo celta no era el folklore gallego. Lo percibía, pero no había llegado a profundizar.

¿No sabía que existían registros de archivos de música tradicional?

No. Yo no sabía que los Peón [los hermanos Mercedes y Henrique] tenían un archivo o que Xisco Feijóo tenía otro archivo. Había escuchado mucho lo que había hecho Xosé Lois Romero con Lilaina y con Aliboria, pero no había llegado más allá hasta que comencé a investigar. Me interesa ese concepto de lo glocal [aunar lo global y lo local] y la producción moderna en Galicia. Conocía la música de Tanxugueiras o Fillas de Cassandra, pero más como fenómeno mediático que relacionado con ese gran trabajo que había detrás.

¿Es consciente de lo que puede suponer para la música de raíz que una estrella como usted exalte la tradición y las panderetas?

Lo noto más en los amigos. Tengo amigos en Galicia desde la adolescencia. Mucha gente estaba vinculada a la escena del rap y hemos visto nuestras transformaciones comunes y evoluciones. Al venir desde fuera, veo que les he prendido una mecha en cosas que vuelven a apreciar y valorar. De repente se sienten orgullosos de su patrimonio y han vuelto a pensar en las Cantigas de Amigo. Siempre que viene alguien de fuera y te dice “¡qué guapo esto!” dices: “Es verdad, lo tengo aquí y es mío”.

Supongo que habrá acumulado mucho material musical en esta investigación. ¿Piensa usarlo en el futuro?

Soy mal acumulador. Yo no soy un virtuoso de nada, por eso la práctica y el aprendizaje tienen que ser constantes. Lo que recuerdo lo aplico. Yo voy sin equipaje, llego al estudio y suelto lo que me sale con lo que me he empapado. He aprendido mucho, he reconectado con muchas cosas que me gustaban y he estado cerca de gente que son putos maestros de la música gallega como Xosé Lois Romero o Quico Comesaña. Eso formará parte de mi repertorio de inspiración para siempre.

¿Ha pensado en incluir temas en gallego en algún trabajo posterior?

Puede ser. La forma natural sería que pasase como ha pasado en la canción, que yo no sea quien lo cante. Para mí es fundamental estar conectado con lo que digo. De joven rapeaba en inglés e intentaba meter anglicismos porque estaba guay, pero para mí es muy importante estar conectado al idioma que estoy hablando.

¿Se ve en la entrega de los Grammy cantando en gallego?

No, yo no. Pero veo que alguien pueda ganar un Grammy cantando en galego, eso sí que lo veo [risas].

En la presentación del himno ha hablado de las raíces, del viaje entre Madrid y Galicia. ¿Cuántas culturas hay en España y a qué grupo cree que pertenece?

La discusión de la identidad me hace gracia. La identidad siempre es mentira. Reflexiono a veces sobre ese lugar en el que haces la raya divisoria. ¿Quiénes formamos parte de la cultura gallega y quiénes no? ¿Tengo derecho o no tengo derecho? Yo formo parte de esa frontera constante. Un tío que ha nacido en Vigo y nunca ha escuchado nada de folklore y solo hip hop en su vida, ¿a qué grupo cultural pertenece? ¿Cuánto de la propiedad y de la identidad de Galicia tiene una suiza como Dorothé Shubart que se viene a patear las aldeas buscando canciones en los 70? El tema de la identidad es muy complejo y entiendo todas las discusiones.

La censura política ni vale, ni es útil, ni va a prosperar. Las instituciones políticas pueden tratar de moldear la cultura pero las personas son las que hacen, las que producen, las que consumen y las instituciones no van a poder con esto

La entrada de Vox en muchos gobiernos autonómicos, como la Comunitat Valenciana o Baleares, amenaza con un retroceso para sus lenguas. ¿Qué opina?

La riqueza lingüística que nos rodea está dentro de esa ficción llamada España. Esto es un tesoro para todo el mundo, no solo para las personas que lo hablan. Da igual que pongas una frontera o quieras prohibirla. No puedes encarcelar la cultura mediante las fronteras que hagas o el signo político que gobierne. Es algo que pertenece a las personas y que trasciende. El ejemplo es este himno: la cultura gallega no se quedará en Galicia. De inicio, la gente se creería que tengo más que ver con Myke Towers o con Daddy Yankee que con Xisco Feijóo, pero de repente pasan estas cosas reveladoras. Hay que proteger nuestra diversidad lingüística y cultural.

Igual por promover una lengua que no es el español, podrían vetarlo en determinados lugares y acabar siendo una persona non grata...

He sido non grato muchas veces, por distintos temas y para distintos signos políticos. Nunca he sido un agente cultural aséptico ni blanco. Me he pronunciado muchísimas veces en términos feos contra grandes instituciones de España [contra la monarquía o en defensa de los raperos Valtony o Pablo Hasél] He hablado contra distintos tipos de censura. Si alguien hace un research sobre posiciones políticas de C. Tangana lo tendría complicado. Si me toca posicionarme, me posiciono.

Estos días circula un manifiesto de la cultura contra la censura. ¿Qué opina de esta corriente censora que se expande por España?

La censura solo sirve para discutir o para pelear. La censura política ni vale, ni es útil, ni va a prosperar. Las instituciones políticas pueden tratar de moldear la cultura pero las personas son las que hacen, las que producen, las que consumen y las instituciones no van a poder con esto. Hay cierta libertad en el hecho de ganarse la vida como un artesano, hacer tu producto y tratar de vivir de él.

Pero usted ha rebasado con creces esa línea en la que pasa de ser un artesano a abrazar el consumo de masas. Ha recibido críticas acusándolo de mercantilista.

Si, se me ha acusado de mercantilista por esta visión, pero también es una visión liberadora de la cultura. Si tú tienes algo muy bonito que decir pero no eres capaz de comunicárselo a nadie, pues eso que tienes de bonito que decir no va a sobrevivir. Si tienes la capacidad de comunicarlo a mucha gente, generas una libertad sobre lo que a ti te parece relevante, sobre ese pedacito de cultura.

Muchas instituciones públicas pagan los cachés de los artistas, ¿no teme que Vox instaure esta corriente censora de la cultura donde gobierna y cancelen sus contrataciones?

A mí no me da miedo la censura cultural de Vox en absoluto. Eso enlaza con lo anterior. Se me ha acusado de mercantilista pero, en este punto, el impacto que puedo tener yo también te da una plataforma de poder y te da una pequeña cuota. Obviamente, cualquier gobierno puede legislarme, pero no creo que Vox tenga el poder de elegir lo que yo voy a cantar ni de lo que le va a gustar a mi público. Y no creo que se le debiese dar ese poder. Uno tiene que estar fuerte frente al Estado porque puede llegar un gobierno censor y querer joderte.

¿Y esto cómo puede combatirlo un artista? ¿Qué puede hacer?

Creo que solo se puede salvar con la creatividad. Tenemos que ponerla al servicio de esto. Los artistas que tenemos capacidad de llegar a la gente debemos magnificar ese mensaje contra la censura. Una de las misiones del artista es llegar y enviar el mensaje lo más lejos posible.

La semana pasada, mientras presentaban el himno, Abel Caballero contraprogramó una actuación a 50 metros en la misma calle. ¿Habrá percibido la confrontación entre Caballero y el presidente del Celta, Carlos Mouriño?  

[Se ríe]. Seguro que a Abel Caballero le gusta C. Tangana y le gustó el himno. A Abel Caballero le gusta el Celta, le gustan los celtistas y sé que Abel Caballero y el Celta van a unir esfuerzos para poder hacer cosas juntos en Vigo.

Ahora solo le falta comprarse una casa en Vigo e instalarse allí.

Está habiendo un reencuentro muy grande de mi familia con Galicia y creando nuevos vínculos. Creo que igual eso igual llegará pronto.