El músico y compositor Jorge Cumbo, un vientista de personal presencia en la escena de la música popular argentina que integró formaciones con Manolo Juárez, Lito Vitale, Peteco Carabajal, Lucho González y Leo Maslíah, falleció esta madrugada a los 79 años en el Sanatorio Güemes, donde estaba internado hace 20 días a causa de un cáncer.
Allegados al músico informaron a Télam sobre la muerte de quien fue el primer director del Quinteto Vocal Argentino y estuvo radicado en Barcelona entre 2004 y 2012 cuando regresó al país.
Antes de esa última estadía europea, el artista nacido en La Plata el 15 de diciembre de 1942 había vivido en Francia y en Japón, lugares a los que lo llevó su impronta como intérprete y compositor capaz de combinar los sonidos de la quena con la música electrónica.
Parte de esas experimentaciones sonoras pueden apreciarse en discos como “Cañas y Computadoras” (1995) y “Cañas y Guitarras” (1997).
Pero además de esa innovación que le permitía presentarse en solitario, el artista dejó su sonido inscripto en pequeñas pero influyentes formaciones de carácter folclórico como el Trío Cumbo (con Gerardo DiGiusto y Ricardo Moyano), un dúo junto al pianista Manolo Juárez, otro con Leo Maslíah y el popular trío que lo unió a Lito Vitale y Lucho González, reuniones de las que quedaron registros discográficos.
Además tocó junto a figuras como Peteco Carabajal, quien tras la noticia de su partida lo definió como “un ángel atormentado y luminoso”.
Su música, que plasmó en una extensa carrera solista iniciada en 1976 -su primer trabajo discográfico se llamó “La nieve y el arco iris”, al que le siguieron otras 10 obras-, se caracterizó por combinar con soltura elementos del jazz, el folclore y la improvisación, e integrar sus aerófonos a la música electrónica en tiempo real, dejando huella en las nuevas generaciones.
En relación a la visión precursora de su propuesta, Cumbo deslizó en una entrevista con Télam en 2012 que era algo que le generaba incomodidad: “Cuando yo lo hacía me preguntaba cómo es que no tenía algún colega con quien compartir una idea”. “Ahora -continuó en esa charla- todo el mundo hace lo mismo, me 'autoasigno' un lugarcito en la historia de la música argentina, me dan oportunidad y estoy agradecido a este país por eso”, agregó el músico, arreglador y cantante.
Claudio Koremblit, documentalista, admirador y amigo del músico, escribió un sentido mensaje de despedida en su cuenta de Facebook: “Ayer nomás recordamos la gira del 2012, cuando lo convencimos de volver de España, donde tenía la quena guardada en un cajón. Tu alma sigue cerca, inspirándonos siempre. Chau querido. Hasta siempre”.
Ese año, Cumbo, de la mano del mismo Koremblit regresó al país para festejar sus 50 años de carrera en el marco de una gira por el interior junto al joven pianista argentino residente en Francia, Sergio Gruz, con quien ya había compartido escenarios europeos, tiempos en que se definía como “un vagabundo que vive a caballo pero con los pies en Barcelona”.
“Ojalá pueda volver a vivir en esta tierra mía, en un ranchito en medio de la Pampa con Internet”, dijo en aquella charla con esta agencia, el talentoso músico, quien ese año logró cumplir su deseo y regresar definitivamente a la Argentina.
Cumbo realizó estudios en la Escuela de Bellas Artes de La Plata en la Carrera de Dirección Orquestal y Coral, obtuvo la beca de la ORTF de París (Francia). Integró el grupo Los Incas/Urubamba con el que realizó presentaciones de alcance mundial junto a Paul Simon difundiendo entre otros temas “El cóndor pasa”.
Fue líder del Trío Cumbo con Gerardo Di Giusto y Ricardo Moyano.
Fue un hombre reconocido por la prensa y recibió distinciones como el Premio Konex en 1995 y el Premio Discepolín, entre otros.
“Lo que hago no me parece tan extraordinario pero los comentarios que me hacen siempre son excelentes”, indicó hace unos años el artista, dueño de una personalidad singular que lo llevó a atravesar duros momentos.
“Cumbo viento, Cumbo magia, Cumbo profunda raíz y vanguardia. Estoy atravesado por su partida, igual que lo fui por su música, su capacidad de fluir con soltura entre estilos, en canciones como ‘Nada, nadita nai nai’ o huaynos que te harían jurar que creció en los andes, como ‘Huayno-T0”, expresó a Télam su colega quenista Juan Martín Medina,
“Los vientistas estábamos atentos a Cumbo: ese disco maravilloso que hizo con el Trío Cumbo/Gonzaléz/Vitale, su trabajo con Manolo Juárez, su proyecto solista con máquinas (cuando usar máquinas era una cosa de otro planeta) y muchos más”.
Medina destacó especialmente su sonido, su fraseo, su manejo de lo rítmico, que “caracterizaron su estilo provisto de un discurso musical impecable, personal y único”.
Medina, quien compartió escenario con Cumbo gracias a invitaciones de “nuestro común amigo Peteco Carabajal”, definió al artista como “un imprescindible de nuestra música que se ha ido hoy” y propuso celebrar por siempre su vida.
Participó en la agrupación Los Amigos del “Chango” Farías Gómez, su ultimo trio lo formó en 2019, junto a Facundo Guevara y Osvaldo Burucuá,y su último trabajo fue en cine, en el mediometraje “Rodar volar andar”, del realizador Felipe Ramón Lima -hijo del poeta argentino Hamlet Lima Quintana-, donde hizo su aporte musical junto a Feliciano García Zercchin (saxo y flautas).
El Instituto Nacional de la Música (INAMU) lamentó en Twitter la muerte del músico: “Lamentamos el fallecimiento del músico Jorge Cumbo, gran intérprete, cantante, arreglador, director y compositor. Construyó un estilo propio con la quena a partir de un conocimiento profundo del lenguaje folclórico”.
El periodista especializado en música Gerardo Fernández comentó: “Se nos fue Jorge Cumbo, indudablemente uno de los músicos más creativos que dio nuestra tierra”.
Con información de agencias.
IG