El primero de los dos días de una elección histórica en Chile, que el propio presidente Sebastián Piñera destacó que “va a marcar los caminos del país por las próximas décadas”, terminó este sábado con una significativa baja participación y en un clima de tranquilidad, a la espera de la jornada definitoria de este domingo.
En Santiago, las calles y centros de votación experimentaron una baja de la afluencia importante con respecto a otras elecciones, pero hay que destacar que es la primera vez que unos comicios se realizan en dos días, por lo que no se puede comparar con citas electorales anteriores.
A pesar de ello, quedó claro que ni la capital ni el resto del país vivieron un ambiente electoral como en el pasado. Los chilenos y chilenas no se volcaron como se esperaba a las urnas, por lo que tanto el oficialismo como la oposición esperan una mayor asistencia para este domingo.
No pareció pesar la importancia de los cargos en juego: 155 convencionales constituyentes, 16 gobernadores regionales, 345 alcaldes y 2.240 concejales.
“Todas las elecciones son importantes, pero esta es especial, porque además de elegir a los alcaldes y concejales, vamos a elegir a los gobernadores por primera vez en nuestra historia y a los miembros de la Convención Constituyente que van a tener la responsabilidad de acordar y proponer una nueva constitución para Chile”, destacó Sebastián Piñera después de votar temprano a la mañana en un colegio de la comuna (barrio) santiaguina de Las Condes.
La presidenta del Senado chileno y del partido opositor Democracia Cristiana, Yasna Provoste, también hizo hincapié en lo histórico de esta cita electoral. “Hoy asistimos a lo que consideramos no solo un derecho que es votar, sino asistimos también en la necesidad y en la esperanza de poder construir una sociedad distinta”, aseguró a la prensa, luego de votar en la localidad de Vallenar, 550 kilómetros al norte de Santiago.
La tranquilidad del inicio de la jornada se mantuvo hasta el final, cuando a las 18 (19 hora argentina) más de 40.000 mesas distribuidas en más de 2.700 centros de votación a nivel nacional se cerraron y las urnas, selladas, pasaron a manos de las fuerzas de seguridad hasta el inicio este domingo del segundo y último día de las elecciones.
“Todas las mesas entregan sus urnas y todas se van a una sola sala, que ya está definida, que es una sala de custodia”, explicó el ministro del Interior, Rodrigo Delgado, a CNN Chile para que no haya dudas sobre la seguridad de los votos en esta elección tan particular que se desdobló por la pandemia de coronavirus.
Las urnas se sellarán con cintas entregadas por el Servicio Electoral (Servel) y se guardan en salas que también serán selladas y, en caso de que sean vulnerados cualquiera de los dos elementos, deberá presentarse una denuncia.
Delgado explicó que se puede verificar fácilmente si alguna fuese vulnerada o alterada en el transcurso de la noche: “El sello de la urna acusa cuando se abre porque deja una marca” y “la sala de custodia también tiene un sello que se pone en todas las puertas que también acusa si se abren”.
El Gobierno proyecta una participación de siete millones de ciudadanos, de los 14 millones habilitados según el Servel, pero en esta primera jornada la baja participación fue muy notoria.
Se notó en las pocas filas en los colegios y recintos dispuestos, pero a falta de una declaración oficial del Servel, se estima una participación de alrededor el 20% de las personas habilitadas, cuando se instalaron el 99,74% de las mesas en todo el país.
Chile recién está saliendo de semanas de estrictas restricciones por la pandemia y para fomentar la participación ciudadana, las autoridades habilitaron que los ciudadanos pudieran asistir a los establecimientos electorales sin necesidad de sacar un permiso como lo hacen usualmente en días de cuarentena, y el Metro de Santiago (subte) operó de forma gratuita.
Además de haber cuarentena vigente en toda la Región Metropolitana durante el fin de semana, estos dos días fueron declarados por el Gobierno como feriado irrenunciable, por lo que los comercios no pueden abrir -salvo que lo opere el mismo dueño del establecimiento-, lo que buscaba también a reducir la movilidad de las personas.
Tras años de mucha convulsión y protestas sociales, el proceso electoral que comenzó este sábado contó con el despliegue de más de 37.000 efectivos de los cuerpos seguridad, entre carabineros (policías) y militares.
Paralelamente, el Gobierno exigió a los votantes un protocolo sanitario que incluyó la toma de temperatura, llevar puesto un barbijo y otro de repuesto encima a la hora de asistir al centro de votación, además de alcohol en gel y una lapicera azul para poder firmar y marcar el voto.
Esta elección definirá el futuro de Chile porque se elegirán a las 155 personas que tendrán la tarea de redactar una nueva Constitución, que reemplace la Carta Magna escrita en 1980 durante la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet.
Además, el mapa político chileno sumará un nuevo cargo electivo con 16 gobernadores regionales, una figura que reemplaza a los intendentes, quienes históricamente eran designados por el Presidente de turno.
La cita electoral, asimismo, suma otro ingrediente inédito: una fuerte crisis sanitaria por la pandemia, que ya dejó más de 1,2 millones de contagios y casi 28.000 fallecidos por coronavirus en el país.
Con información de la agencia Télam
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