En los últimos años han cobrado fuerza las llamadas 'constelaciones familiares', una pseudoterapia desarrollada por el psicoanalista y teólogo alemán Bert Hellinger en los años 90. Esta pseudociencia afirma que la estructura familiar influye sin que lo sepamos en nuestros pensamientos, comportamientos, experiencias y emociones y lo hace, además, a través de múltiples generaciones.
Los pseudoterapeutas que la practican crean un 'modelo de la familia' para revelar y transformar patrones que supuestamente son difíciles de comprender. Por lo tanto, lo que pretenden decirnos es que lo que vivimos y lo que nos pasa viene dado también por nuestro origen y pasado familiar (abuelos, tíos, padres, hermanos, hijos, etc.).
Las supuestas bases de las constelaciones familiares
La base teórica de las constelaciones familiares es cuestionable y controvertida. Suele apoyar su práctica en la obviedad de que las personas convivimos con ciertos conflictos emocionales, inconscientes, que no hemos podido resolver a lo largo de nuestra vida.
Esta carga emocional puede llevarnos a sufrir dolor y otros problemas emocionales y de conducta. Hellinger, considerado el fundador de las constelaciones familiares, aseguraba haber descubierto que la mayoría de las personas tratadas reproducen, de manera inconsciente, patrones y dinámicas de su familia.
Serían patrones que a menudo nos llevarían a tener malas experiencias psicológicas como:
- Dificultades y problemas familiares
- Problemas de pareja o con las relaciones sentimentales
- Traumas infantiles
- Depresión y tristeza
- Procesos de duelo
- Desafíos en las relaciones íntimas
En qué consiste una 'sesión' de constelación familiar
El “método” consiste en supuestamente solucionar de manera grupal o individual los problemas heredados. Una 'sesión' de constelaciones familiares, que puede alargarse varias horas, suele reunir un grupo de personas (entre cinco y doce, más el pseudoterapeuta o constelador) que no tienen relación unas con otras.
Cada una de ellas tiene su turno para constelar a su familia durante una hora más o menos. La persona que constela explica su problema y después elige a las que representarán a su familia actual o pasada. Escenifican las supuestas vivencias inconscientes mediante la colocación de cada persona, que se mueve de acuerdo con las “energías” que percibe mientras los otros interpretan el papel que les ha tocado representar.
El constelador dirige la 'sesión' orientando y moviendo de sitio a las personas. Tras cada 'sesión', se realiza un descanso para seguir después con la siguiente persona. Por lo tanto, todas reciben su propia pseudoterapia y, a la vez, participan en la de los otros.
Se considera que las personas que representan a la familia pueden reflejar la falta de armonía dentro del grupo y que, incluso, pueden sentir y experimentar las emociones de la persona cuyo rol han asumido. El pseudoterapeuta suele quedar en segundo plano y “facilita” al constelado una profunda introspección.
Los defensores de esta práctica se fundamentan en otra práctica sin aval científico, la llamada resonancia mórfica, que sostiene que el destino de una persona se conecta con el de sus antepasados (algo similar a lo que defiende otra pseudoterapia: el reiki). La idea es que existirían misteriosas interconexiones de tipo telepático y de memoria colectiva entre organismos dentro de las especies.
Pseudoterapia sin ninguna evidencia científica
Las 'dinámicas' que se desarrollan en las constelaciones familiares no tienen ningún aval científico, igual que ocurre con el reiki o la medicina ayurvédica. Y, como estas pseudoterapias, afirma tener efectos 'sanadores' sin ninguna evidencia que proceda de un método científico.
Bajo esta pseudoterapia, los seguidores osan atribuir causas místicas, inconexas y mágicas, a problemas graves de salud como el cáncer o trastornos de alimentación. O incluso llegan a afirmaciones tan polémicas como la última que dice que “la mujer violada no es una víctima sino que elige este destino como parte del proceso de poner orden y equilibrar el sistema familiar”.
No existe ningún tipo de estudio riguroso que avale su eficacia porque no han sido nunca contrastadas como una terapia eficaz para nada. Otros puntos débiles de esta pseudoterapia es que, para realizarla, no es necesario ser un especialista psicólogo.
Así cualquier persona si calificación como profesional de la psicología o estudios específicos puede convertirse en un constelador. Además, mantienen una visión muy conservadora de la familia, con técnicas sin evidencia científica.
M.Ch.