Cuando los restaurantes cerraron durante el confinamiento, los servicios de comida a domicilio despegaron. Y ahora, con menos mesas en los locales, hasta los chef han sucumbido a sus encantos. Empujados por el mantra del “renovarse o morir”, ahora también cocinan para vos aunque te quedes en casa.
Con todo, el miedo al COVID-19 ha tenido un aliado insospechado: el resurgir del plástico desechable, de usar y tirar.
Por mucho que los envases de polietileno tereftalato (PET) y de polipropileno (PP) o poliestireno (PS) que se utilizan para fabricar los recipientes de comida y muchos vasos desechables se puedan reciclar y quizás tengan un mejor uso.
Hay que llevarlos hasta las plantas de procesado y luego ponerlas en funcionamiento. Y otros recipientes, aunque parezcan reciclables, no lo son, o su tratamiento es muy complicado. Ocurre cuando tu envase de alimentos está hecho de diferentes materiales, algo que sucede con muchas tazas de café takeaway.
No hay duda: la mejor forma de dar un respiro al planeta es evitarlos. Acudir con tu envase al restaurante tal vez suene drástico, pero hay que animarse. La segunda estrategia es reducir cuanto puedas la cantidad que acaba en el basurero. Es decir: reutilizarlos. Si ya te sentís ecomotivado, tal vez los estás usando para congelar los alimentos o para conservar la comida de otro día en la heladera. Pero todos esos envases también tienen usos más allá de la cocina. Aquí van unos cuantos.
Diez usos para salvar tus recipientes desechables
Si te gustan las plantas, los envases de comida desechables pueden resultar un tesoro: puedes usarlos tanto para fabricar maceteros o para que germinen tus semillas; incluso sirven para construir un pequeño invernadero.
1. Macetas.
Un recipiente de comida ancho resulta perfecto para albergar una planta de mantenimiento sencillo, como una suculenta. Haz un par de agujeros en la base para que drene el agua (necesita muy poca) y añade tierra y abono. Para que quede más linda, solo necesitás envolverla con un poco de papel o una tela, y anudarla con un cordón. Barato, sencillo, y razonablemente amable con el planeta.
2. Semilleros.
Casi cualquier envase de comida a domicilio, en principio desechable, sirve para construir un semillero donde empezar un minihuerto, tener siempre albahaca fresca en la cocina o en el que cultivar otras plantas sencillas y sabrosas, como unos rabanitos. Basta con hacer unos agujeros en la base con unas tijeras o un cuchillo afilado, y llenarlo de tierra y abono. Regalo con frecuencia, y poné un plato debajo para no mojar la cocina. Listo.
3. Pequeño invernadero.
Si al semillero anterior le ponés la tapa, también agujereada, ya tenés un pequeño invernadero para germinar tus semillas en invierno. La tierra se mantendrá a temperatura constante, y si la conservás húmeda, eso ayuda a que las semillas broten antes.
4. Bebederos y comederos para aves.
Usá ese recipiente de plástico como bebederos y comederos para los pájaros que visitan tu ventana o tu terraza. Les hace mucha falta, y te lo van a agradecer a trino limpio.
5. Guardar los juguetes.
Los recipientes con tapa resultan muy útiles para los muñecos más pequeños o piezas sueltas, esos que siempre acaban por desaparecer, como los que contienen los juegos de construcción. También sirven para guardar los juguetes de tus gatos, y las pelotas de tu perro.
6. Zona de taller.
Y resultan muy útiles para ordenar tuercas, tornillos y otras piezas de trabajo que nunca saées dónde encontrar. Y si eres un vintage de la oficina, y aún utilizas clips en el papel, usalos para guardarlos.
7. Ordená los cables.
También son geniales para tener los cables o cargadores de los teléfonos ordenados. Y protegidos de tu gato.
8. Decorar tarjetas.
Los envases de hamburguesas más gruesos, esos que son como mullidos, suelen estar hechos de un tipo de espuma llamada foam. Otros son de caña de azúcar; un material, en principio, biodegradable. En ambos casos, podés usarlos para hacer un sello con el que decorar y estampar tarjetas: graba un dibujo sobre uno de los lados con una birome cerrada. Si lo pintás con témperas, acuarela u otro líquido similar, el dibujo quedará estampado en la superficie donde lo coloques.
9. Guardar la pintura.
¡Ah! Y recordá que podés usar otros recipientes desechables con tapa para hacer la mezcla de la pintura, y que no se seque una vez que acabes.
10. Baño.
Si también decidiste transformar tu baño en un espacio más sostenible, es probable que algunos de tus jabones, la espuma de afeitar y tu champú sean sólidos, en pastilla, en lugar de líquidos (que necesitan envase). Para conservarlos, y que no se mojen durante la ducha, podés guardarlos en un recipiente desechable que ya tengas.
Y descartes nada. Ahora puede sonar estrambótico, quién sabe si, con el tiempo, y un empujón en Instagram, puede convertirse en tendencia.
E.S.M.