Alivio en la Unión Europea con el freno de Francia a la ultraderecha de Le Pen

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —

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La preocupación era máxima en el europeísmo. La UE contenía la respiración ante las legislativas en Francia por la posibilidad de que la ultraderecha de Marine Le Pen se hiciera con el gobierno de la segunda economía y uno de los países fundadores del club comunitario. Ahora en Bruselas se palpa el alivio porque la victoria del Nuevo Frente Popular, a pesar de la complejidad que pueda tener para armar mayorías o la inusual 'cohabitación', aleja una posible minoría de bloqueo de la extrema derecha en el Consejo de la UE, donde están representados los gobiernos.

El más rápido y elocuente en pronunciarse fue el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, que celebró los resultados. El dirigente de la familia del Partido Popular Europeo se hizo con el poder en Varsovia gracias a una gran alianza de la oposición en contra de los ultranacionalistas de Ley y Justicia, que gobernaron desde 2015 mermando derechos sociales y vulnerando el estado de derecho en ese país, lo que llevó a un choque permanente con la UE.

“En París, entusiasmo; en Moscú, decepción; en Kiev, alivio. Suficiente para estar feliz en Varsovia”, expresó el dirigente popular en la red social X (antes Twitter).

Una de las mayores preocupaciones en el club comunitario eran los lazos de Le Pen con Vladímir Putin, aunque como han hecho otras formaciones de la extrema derecha, como la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha ido matizando su discurso respecto a la guerra en Ucrania. El aspirante a primer ministro, Jordan Bardella, que en la Eurocámara tuvo posiciones prorrusas en sus votos, aseguró que mantendría el grueso del apoyo a Ucrania.

En Bruselas, no obstante, mantienen públicamente el silencio sobre los resultados, aunque es evidente el respiro que supone la derrota de una fuerza euroescéptica en uno de los motores políticos de la UE. Además del apoyo a Ucrania y de la amenaza de una minoría de bloqueo ultra, otra de las cuestiones que más preocupaba era la ampliación, un proceso del que Le Pen se ha posicionado claramente en contra.

La neutralidad la mantuvieron por el momento el grueso de altos cargos de la UE. “Nunca comentamos los resultados de las elecciones nacionales. No tenemos comentarios que hacer”, se ha limitado a decir el portavoz de la Comisión Europea, Eric Mamer.

Sí se salió del guion el comisario de Economía, el socialista Paolo Gentiloni, que está de salida. “¡Viva Francia!”, escribió en la red social X el domingo por la noche.

La victoria del Nuevo Frente Popular supone, además, un espaldarazo para las fuerzas progresistas europeas, que estaban a la baja en el conjunto de los 27, donde sólo retienen cuatro gobiernos (España; Alemania, donde el tripartito no pasa su mejor momento; Malta y Dinamarca).

“Esta semana, dos de los mayores países de Europa han elegido el mismo camino que eligió España hace un año: rechazo a la ultraderecha y apuesta decidida por una izquierda social que aborde los problemas de la gente con políticas serias y valientes. Reino Unido y Francia han dicho sí al progreso y el avance social y no al retroceso en derechos y libertades. Con la ultraderecha ni se pacta ni se gobierna”, ha expresado Pedro Sánchez en Instagram en un mensaje que también tiene lectura nacional dado que Alberto Núñez Feijóo mantiene los pactos con Vox, que ha cambiado ahora a Meloni por el nuevo grupo ultra que ha impulsado el húngaro Viktor Orbán en la Eurocámara y al que acaba de unirse La Lega de Matteo Salvini, aún más radica, y se espera que se sume el Rassemblement National, contra el que se han unido las fuerzas francesas.