¿Es posible una nueva visión de la homosexualidad y el cristianismo, abierta a las nuevas realidades? Eso es lo que opinan una serie de expertos, capitaneados por el jesuita norteamericano James Martin, que ha preparado una Guía de divulgación de la Biblia y la homosexualidad en torno a la revista Outreach, uno de los centros de pensamiento progresista de la Iglesia norteamericana, centrada en la ‘pastoral de la diversidad’.
Martin, que tiene el respaldo expreso del Papa Francisco para continuar con este trabajo de acogida y normalización del colectivo LGTBIQ+ en la Iglesia, ha lanzado esta iniciativa, que nace con el objetivo de “ayudar a las personas LGTBIQ+, sus familias y sus amigos a comprender los pasajes individuales de la Biblia sobre la homosexualidad, a ser más capaces de responder cuando estos versículos se usan en su contra y, sobre todo, a sentirse más cómodos con la Biblia, donde Dios desea encontrarnos y abrazarnos a todos, incluidas las personas LGBTQ+”.
Con una premisa básica, “Jesús nunca condenó explícitamente la homosexualidad”, pero también sabiendo que, como dijo Bergoglio en un reciente documental, en temas de moral sexual “la Iglesia está en pañales” y los sectores tradicionalistas católicos ven la cuestión de la homosexualidad en la Iglesia como una línea roja que no están dispuestos a dejar traspasar.
En todo caso, la propuesta es valiente y hunde sus raíces en una relectura de la Biblia con una mirada alejada de prejuicios, y con una visión histórica. “La Biblia proscribe muchas leyes, códigos morales y pautas éticas que los cristianos de hoy en día ignoran, no siguen o han rechazado por completo”, señala la publicación, que pone ejemplos casi cómicos si no fuera por el sufrimiento que se genera en muchos fieles cuya orientación sexual les impide llevar una vida de fe plena.
“No apedreamos a los que trabajan en sábado”
“Por ejemplo, aunque honran el Antiguo Testamento, los cristianos no apedrean a las personas que trabajan en sábado (Ex. 35:2). No vendemos personas a la esclavitud (Ex. 21:7). Y si alguno maldice a Dios, no lo ejecutamos (Lev. 24:10-16)”. Y es que, a diferencia de otras confesiones cristianas, señalan desde Outreach, “los católicos no son ni literalistas ni fundamentalistas”. O, al menos, no todos.
El jesuita Martin se ha rodeado de algunos de los mejores expertos mundiales en este campo. Entre ellos destaca Walter Brueggemann, uno de los eruditos del Antiguo Testamento más influyentes del mundo, quien resalta que “la razón por la que la Biblia parece hablar ”con una sola voz“ sobre asuntos que pertenecen a las personas LGTBIQ+ es que las voces fuertes con mayor frecuencia citan solo un conjunto de textos, con el desprecio decidido de los textos que ofrecen un contraataque”.
Por su parte, Amy-Jill Levine, estudiosa del Nuevo Testamento judío, repasa los ‘Pasajes de Clobber’ –los siete textos del Antiguo y Nuevo Testamento que sirven para condenar la homosexualidad, desde el Génesis a las cartas de Pablo, pasando por el Levítico o el famoso pasaje de Sodoma y Gomorra–, mientras que John R. Donahue, SJ, expresidente de la Asociación Bíblica Católica, destaca cómo los Evangelios revelan a Jesús acercándose específicamente a los marginados de la sociedad, y lo que puede implicar esto para el colectivo LGTBIQ de hoy.
Por su parte, Harold W. Attridge, primer decano católico de la Escuela de Divinidad de Yale, aporta su mirada a los “pasajes de paliza” al mirar las cartas de San Pablo, concluyendo que “los pasajes del Nuevo Testamento sobre la homosexualidad deben leerse en su contexto”.
La Biblia, ¿el enemigo?
En su presentación, Outreach lamenta que, “para muchos cristianos LGTBIQ, la Biblia puede sentirse como el enemigo”, especialmente en su utilización torticera. De hecho, recalca, “los pocos versículos bíblicos que abordan la homosexualidad se usan una y otra vez contra las personas LGBTQ: en el ámbito político; por líderes religiosos; en las redes sociales; en encuentros uno a uno; y, quizás lo peor de todo, en homilías y sermones en las mismas iglesias donde las personas LGTBIQ buscan encontrarse con un Dios amoroso”.
“Sin embargo, las preguntas permanecen”, recalca la publicación: “¿Cómo podemos entender mejor lo que dice la Biblia sobre la homosexualidad? ¿Qué significaban estos pasajes entonces y qué significan hoy? Y para los cristianos LGTBIQ, quizás la pregunta más importante: ¿Cómo podemos cuadrar esto con Jesús, quien se acercó a los marginados? ¿Cómo pueden las personas LGTBIQ, sus amigos, familiares y aliados leer estos versículos de la Biblia?”.
Falsos argumentos bíblicos contra la homosexualidad
Unas preguntas que también se hace el sacerdote español Jesús Donaire, quien salió del armario hace unos años y lleva mucho tiempo intentando acabar con los “falsos argumentos bíblicos” contra la homosexualidad, llegando a abrir una campaña de recogida de firmas en Change.org para que la Iglesia deje de fomentar la discriminación histórica contra el colectivo.
“¿Algún obispo será capaz de explicarme, con argumentos bíblicos convincentes y una reflexión teológica comprensible, por qué la homosexualidad no está ”recogida“ en la ley natural? ¿Por qué son antinaturales los actos homosexuales?”, se pregunta Donaire.
“¿Todavía, en pleno siglo XXI, la Iglesia católica puede seguir pensando y defendiendo que la sexualidad sólo tiene como finalidad la procreación humana? Es decir, ¿de que el sexo sólo lo ha creado Dios para reproducirnos y perpetuar la especie? Sería muy interesante un debate público y abierto al respecto”, recalca, aunque constata que, al menos en la Iglesia española, este debate es imposible a día de hoy.
Y es que, como señala Donaire, el Catecismo de la Iglesia católica, “basándose en traducciones imprecisas de vocablos bíblicos y en interpretaciones equivocadas y descontextualizadas de pasajes de la Escritura”, afirma que las relaciones entre personas del mismo sexo son “depravaciones graves (…) y no pueden recibir aprobación en ningún caso”.
“Después de escuchar tales insensateces, me pregunto: ¿es razonable y legítimo que, en pleno siglo XXI, la Iglesia continúe defendiendo y enseñando que las personas LGBTIQ+ somos depravados, desordenados, anómalos y de constitución patológica incurable? ¿Debemos seguir consintiendo que en el Catecismo se afirme que las relaciones homosexuales son intrínseca y objetivamente desordenadas y que no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual? ¿Debe la Iglesia católica seguir diciendo que las personas homosexuales poseemos una tendencia desordenada que proviene de una educación falsa, de falta de normalidad en el desarrollo de nuestra evolución sexual, de un hábito contraído o de los malos ejemplos que hemos recibido en nuestra casa, o en el ambiente en el que hemos sido educados?” se cuestiona.
Toda la información en www.religiondigital.org