Bolivia: a 18 meses de asumir el poder, el apoyo popular al gobierno del MAS supera el 50%
El 8 de noviembre de 2020, Luis Arce Catacora asumió la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. Transcurridos 18 meses, la más de la mitad de la población boliviana sostiene una valoración positiva global respecto a la gestión de gobierno. Esto indican los datos obtenidos por la Encuesta Bolivia del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) realizada entre el 2 y el 27 de marzo de 2022, mediante 2.000 entrevistas telefónicas a través del sistema CATI en los 9 departamentos del país (Beni, Chuquisaca, Cochabamba, La Paz, Oruro, Pando, Potosí, Santa Cruz y Tarija), en enclaves rurales y urbanos, controlando cuotas de género, edad y nivel socioeconómico con el propósito de que el porcentaje total resultara ecuánime en su representatividad. Acaso el dato menos esperado sea que Bolivia dijo SÍ a la pregunta sobre una eventual reforma de la Constitución: 6 de cada 10 personas encuestadas están ahora a favor.
La primera pregunta de las doce preguntas orientadas que componen la encuesta de CELAG es “¿Cuál de las siguientes seis palabras describe mejor su sensación respecto a la actual situación del país?”. Las respuestas se desglosan en los siguientes porcentajes, según las opciones ofrecidas: Esperanza (24,5%), Confianza (12,2%), Incertidumbre (30,2%), Angustia (14,6%) , Enojo (7,5%) e Indiferencia (8,9%)
El cotejo entre los resultados parciales muestra que el resultado 52,1% de la suma de las cuatro últimas opciones (“Incertidumbre”, “Angustia”, “Enojo” e “Indiferencia”) es superior al 36,7 % obtenido de la adición de las dos primeras “Esperanza ” y “Confianza”.
La segunda pregunta, que refiere a la gestión del Gobierno, se presenta de la siguiente manera: “Ahora le voy a leer algunas áreas de gestión para que me indique cómo evalúa Ud. al gobierno de Luis Arce. Haciendo un balance global, usted diría que la gestión general del gobierno de Luis Arce es…” El resultado anotado: balance por la Positiva, 50,8%, y por la Negativa, 46,7 por ciento.
Al pedido de valoración que el sondeo de opinión pública de CELAG dirige a la ciudadanía boliviana, "haciendo un balance global, Usted diría que la gestión general del Gobierno de Luis Arce es…”, 50,8% del electorado responde que su balance es positivo.
La tercera pregunta: “Ahora le voy a leer algunas áreas de gestión para que me indique cómo evalúa Ud. al Gobierno Nacional de Luis Arce. Haciendo un balance global, usted diría que la gestión económica del Gobierno de Luis Arce es… ”
El 49,6 % la evalúa positivamente al tiempo que el 48,3 % cree que es negativa.
La cuarta pregunta refiere a la Reforma Constitucional: “Y en caso de discutirse la posibilidad de llevar a cabo una reforma constitucional…” A favor, 58,9%; en contra, 30,6% y no sabe/no contesta, 10,5%.
En quinto lugar se interroga sobre Golpe de Estado en un futuro cercano: “Pensando en el futuro político del país, ¿Ud. cree que en Bolivia podría producirse en el futuro cercano un Golpe de Estado o no cree que eso pueda suceder?”.
Un 46,7% cree que puede suceder mientras que el 51,1% no lo cree y el 2,2% no sabe o no contesta.
La sexta pregunta evalúa la aceptación o rechazo social del otorgamiento de un bono estatal por hijo para madres solteras: “A continuación le voy a leer pares de frases para que me diga con cuál de ellas está más de acuerdo…”
“Otorgar un bono por hijo para madres solteras ayudaría a las mujeres de bajos recursos a combatir la pobreza”: 56.8%.
“Otorgar un bono por hijo para madres solteras sería malgastar recursos y fomentar la vagancia”: 37,6%.
Un 5,7 % no sabe o no contesta.
Bolivia dijo SÍ a la pregunta sobre una eventual reforma de la Constitución: 6 de cada 10 personas encuestadas por el CELAG están ahora a favor.
La séptima pregunta que refiere a “La igualdad entre hombres y mujeres” presenta dos opciones, y el resultado obtenido revela que es un tema transversal en la sociedad boliviana.
“La igualdad entre hombres y mujeres es un tema prioritario a resolver en Bolivia”: 75.5%.
“La igualdad entre hombres y mujeres es un tema prioritario sólo para unas pocas feministas”: 18,8%.
En octavo lugar, “¿Se debe extraer el oro?” Seis de cada 10 encuestados se manifestó a favor de una de las dos opciones:
“Sí, para financiar obras públicas” : 58,5%.
“No, porque afecta el medio ambiente”: 32,7 %.
La novena pregunta, “¿Qué opinión tiene Usted de Luis Arce, diría que es positiva o negativa?”
Para el 46,7% la imagen de Luis Arce, sexagésimo presidente de Bolivia, es positiva, mientras que para el 42,9%, negativa. Un 5,2 % no lo conoce y un 6,3% no sabe / no contesta.
La décima pregunta, “¿Mejorará la situación económica del país? ¿Tiene Ud. confianza en que Luis Arce pueda mejorar la situación económica del país? Le voy a leer tres opciones para que me diga cuál se acerca más a lo que Ud piensa…”
“Sí, la situación económica mejorará en breve”: 16,1%.
“Sí, la situación económica mejorará a mediano plazo”: 46,9%.
“No, Con Luis Arce la situación económica nunca va a mejorar”: 33, 6%.
La undécima pregunta se dirige a evaluar el grado de identificación con el Gobierno.
“A pesar de sus errores todavía confío en este Gobierno”: 44,6%.
“No me gusta el Gobierno actual pero tampoco la oposición”: 30,0%.
“Creo que el gobierno de Luis Arce es malo”: 16,2%.
No sabe/ no contesta: 6,3%.
La duodécima y última pregunta inquiere quién está a favor y quién en contra de la celebración de un referéndum revocatorio – que decide la permanencia en el cargo - contra el presidente Arce.
Dos tercios se manifiestan en contra porque entiende que sería una pérdida de tiempo y un despilfarro de recursos económicos. Mientras que un 28,5% opina que estaría bien que se realice la consulta, para que el pueblo reafirme si quiere que siga gobernando o no. No sabe/no contesta el 6.0%.
En esta ocasión, el repudio a la celebración del referéndum -y por ende, a revocar el mandato de Arce- es mayor respecto porcentaje registrado según el sondeo realizado por CELAG en noviembre de 2021, cuando ese rechazo ya era del 60 %.
Un año y medio después de ser vencedores en primera vuelta con el 55,11% de los votos en las elecciones presidenciales del 18 de octubre de 2020, el sostén popular de una valoración positiva global para el gobernante y el partido triunfantes sigue por encima de la mitad del electorado.
Si se buscaran explicaciones, para estos números de los resultados reunidos diligente y profesionalmente reunidos por el CELAG, hay dos al menos que parecen muy a la vista. Sobre las que, si no hay disenso en su enunciación, sí puede descubrirse en los énfasis, debidos a posiciones más pendularmente opuestas que ocultamente dispares, que la común formulación permite sin violencia.
Una primera explicación, de más corto plazo, es el fracaso rotundo, en todos los ámbitos de gestión, del gobierno de facto boliviano de noviembre 2019-octubre 2020, el año que Evo vivió en peligro, después de su poco espontánea renuncia. La votación récord por Arce, mayor que cualquier otra anterior del propio Morales en las tres presidenciales que ganó en primera vuelta. daba cuenta de la violencia de veredicto social condenatorio sobre los 360 días de gobierno de la ex senadora derechista beniana Jeanine Áñez. No hay desacuerdos sobre esto. El candidato opositor que sacó más votos, después de Arce, en 2020, fue el ex presidente Carlos Mesa, al frente de una coalición centrista, pero sólo obtuvo un 28,83% de las preferencias.
Las opiniones pueden dividirse sobre qué llevaba más peso en ese repudio al pasado inmediato. Las élites blancas del Oriente boliviano aprovecharon el interregno para desfilar por La Paz, y ejercer un poder que las urnas conspiraban para nunca reconocer que les correspondía. El hecho es que los expertos sólo acumularon o superpusieron fallas y deficiencias y decepciones para enfrentar la crisis sanitaria del covid-19, que gracias a su administración sumó más y no menos muertes, y los desafíos a la vida económica que brotaban de la pandemia, agravados por la represión política. Es difícil valorar, pero es fácil entusiasmarse en sobrevalorar, el sentimiento democrático de una comunidad ciudadana boliviana que impugnaba, por su origen golpista, la legitimidad del origen del gobierno 'de transición eterna'. Parece seguro constatar el disgusto, e incluso el horror, ante una gestión que, denunciando la autocracia, la corrupción y el 'prebendalismo' (clientelismo) masista, ofrecía el espectáculo de ejemplos perfectos de cada uno de los males que abominaba.
Una segunda explicación es más simple, más amplia, y, ciertamente, aun simplista. Entre quienes se apasionan por el buen éxito de la carrera política de Evo Morales, el sindicalista cocalero aymara que del Chapare llegó al Palacio Quemado, la felicidad por los progresos únicos que significaron sus presidencias para Bolivia -y aun quienes sueñan, en la oposición, cuánto mayores y mejor habidos podrían haber sido esos adelantos admiten la asombrosa superioridad de 2022 sobre 2002, cuando era impensada--, identifican el éxito constante con la radical e insumisa voluntad de promoción social. En un término que por años se 'oía en Palacio', ponían el acento sobre la 'mística'. Durante años, quienes atendían desde el MAS a las campañas, temían que la 'gestión' no ganaba elecciones -en otro vocabulario también añoso, apostaban al carisma, le temían a las rutinas. Sin embargo, el electorado, en su conjunto, incluye en su definición del MAS a la buena administración, al buen gobierno, a las vacunas que el buen 'Lucho' Arce consiguió, al año escolar que se cursa con normalidad, a la mediación constante a demandas sectoriales extremas, a la seguidilla de inauguraciones de obras públicas e infraestructura que han vuelto a ser el tedioso, mediocre, cotidiano, pero genuino temario de la Agencia Boliviana de Información (ABI). Noticia del viernes: Misicuni distribuye agua certificada para riego y pronto llegará a la región metropolitana. No hay que buscar en ABI la cotización del dólar. Se sabe. Desde el primer gobierno de Evo Morales, un dólar son 6,9 pesos bolivianos.
AGB
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