Claves de la victoria del Nuevo Frente Popular en las elecciones de Francia

Javier Biosca Azcoiti

París —

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La sorpresa en Francia fue mayúscula. Las encuestas daban a la extrema derecha de Marine Le Pen una amplia victoria e incluso la posibilidad de una mayoría absoluta, pero la cuenta atrás en las televisiones para anunciar los resultados los dejó a todos ellos con el rostro desencajado. ¿Cómo es posible? La extrema derecha es la fuerza más votada con un 37% de los votos, pero será la tercera fuerza republicana. Estas son las claves del triunfo del Nuevo Frente Popular.

El frente republicano y la unión del voto

Francia se divide en 577 circunscripciones que nombran un único diputado elegido por mayoría simple en la segunda vuelta, es decir, no es un sistema proporcional, sino que el que gana más votos se lleva toda la representación. El sistema funciona como si hubiera 577 elecciones independientes repartidas por todo el país.

Aprovechando ese sistema, la creación de un frente republicano para concentrar el voto en la fuerza que tenía más opciones de derrotar a la extrema derecha funcionó. Los Republicanos (centroderecha), la coalición de Emmanuel Macron y el Nuevo Frente Popular llegaron a un acuerdo para retirarse de aquellas circunscripciones en las que habían quedado terceros si la extrema derecha era primera o segunda. De las 306 circunscripciones en las que se clasificaron tres o más fuerzas, solo 29 no tuvieron frente republicano con la extrema derecha primera o segunda en primera vuelta.

Esas transferencias de voto son fundamentales. En los duelos entre un candidato de La Francia Insumisa y la extrema derecha, el 43% de los electores de la coalición de Macron votó por la izquierda y el 19%, por Agrupación Nacional. Cuando el candidato era de cualquiera de las otras formaciones del Nuevo Frente Popular, los macronistas se movilizaron 11 puntos más. Por el contrario, cuando el duelo fue entre Ensemble (Macron) y Agrupación Nacional, el 72% de los electores del Nuevo Frente Popular votaron a la mayoría presidencial.

“Eso explica que en tan pocos días se pasase de pensar que Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) tendría 260 o casi 300 diputados a tener 143 ¿Han cambiado los franceses de opinión repentinamente? No”, dice Guillermo Fernández-Vázquez, politólogo experto en Francia y autor del libro ‘Qué hacer con la extrema derecha en Europa: el caso del Frente Nacional’. “El cordón democrático ha hecho que la foto y traducción en representación política haya sido muy distinta al porcentaje de voto”.

El contraste se puede ver bien con las elecciones europeas, celebradas hace un mes, pero con un sistema electoral en el que la circunscripción es única a nivel nacional y el sistema es proporcional. En este caso, el partido de extrema derecha también fue la fuerza más votada con un 31,3% de los votos (más del doble que la coalición de Macron) y consiguió 30 eurodiputados, frente a los 13 del presidente.

Movilización extraordinaria

La participación en la primera y segunda vuelta (66,7% y 66,6% respectivamente) ha sido histórica. En el caso de la segunda vuelta, se trata de la cifra más elevada desde 1997.

“En general, las elecciones legislativas en Francia no interesan demasiado y no suscitan altos porcentajes de voto. Las sienten como elecciones de segunda en contraste con las presidenciales”, dice Fernández-Vázquez. “En este caso se han presidencializado y han suscitado un interés y fervor grandes por la alarma de RN. Con una participación habitual, casi con toda seguridad RN habría obtenido muchos mejores resultados”, añade.

La unión de la izquierda y reparto de fuerzas

El presidente Emmanuel Macron convocó elecciones anticipadas tras el desastre en las elecciones europeas del 9 de junio. En menos de 24 horas del anuncio, las formaciones progresistas decidieron presentarse de manera conjunta y en dos días ya habían pactado el reparto de las 577 circunscripciones entre las diferentes fuerzas políticas. En cuatro días tenían un programa conjunto.

La correlación interna de fuerzas en la izquierda todavía no está totalmente definida, pero la Francia Insumisa (LFI) se mantiene como la principal fuerza de las izquierdas, seguida del Partido Socialista —que duplica sus escaños respecto a 2022—, Ecologistas y, por último, comunistas.

“Macron intentará dividir al Nuevo Frente Popular”, opina Fernández-Vázquez. “Intentará acercarse al Partido Socialista y a los Ecologistas e intentará nombrar a un primer ministro que sea independiente, pero con cierto perfil de izquierdas. El problema de eso es que puede desvirtuar la conclusión que han hecho todos los dirigentes del NFP, que es la demanda de una mayor política social, ya que llevan 15 años sin ellas. Que eso ocurra dependerá de la capacidad de presión que tenga el NFP y de su capacidad de mantenerse unido”, añade.

Quién liderará a la izquierda

Durante la campaña, solo había un tema tabú en el seno del Nuevo Frente Popular: quién sería el candidato a primer ministro si ganaban las elecciones. La Francia Insumisa, Partido Socialista, Ecologistas y Partido Comunista llegaron a un acuerdo claro: no hablar de nombres hasta después de las elecciones. Las tensiones en este aspecto podrían generar fricciones y divisiones de cara a la votación. El trabajo empieza ahora. 

La alianza ha señalado que dará un nombre esta semana, pero los distintos partidos han empezado a pronunciarse este lunes al respecto. Marine Tondelier, secretaria general de Ecologistas, ya ha señalado que el próximo primer ministro tiene que estar “alineado con el programa del NFP, tiene que ser una figura que debe apaciguar y reparar el país, hacer consenso y que sea competente y con experiencia”. “Tenemos muchas personas que cumplen estos criterios en el seno del Nuevo Frente Popular”. También ha sugerido que podría ser una persona de la sociedad civil.

Por su parte, la presidenta de La Francia Insumisa en la Asamblea ha aclarado que “Jean-Luc Mélenchon no está en absoluto descartado” para gobernar. “Él es el que ha enseñado a la izquierda cómo ganar”.