En la República de Colombia que atraviesa una aguda crisis económica y pandémica no solucionada, con el descontento social bullendo bajo la superficie, con las manifestaciones del 2019 y 2021 de fondo, a las que el gobierno del presidente derechista Iván Duque no dio solución, el 13 de marzo cerca de 39 millones de electores podrán votar -en los 12.500 centros distribuidos en todo el país -por la renovación del Congreso -un órgano colegiado compuesto de la Cámara de Representantes y el Senado- cuya composición final será clave en el nuevo gobierno que del 7 de agosto de 2022.
Y el mismo día, por las consultas interpartidistas que reducirán el número de precandidatos presidenciales. Más tarde, el 29 de mayo, los votantes irán a las urnas para la primera vuelta presidencial e incluso tengan que volver el 19 de junio, en caso de una segunda vuelta que defina al presidente número 118 de la historia de Colombia.
Para estas elecciones se inscribieron para el Senado de la República: 997 candidatos que conforman 25 listas, en su detalle: por la circunscripción nacional se inscribieron 16 listas conformadas por 974 candidatos, y por la circunscripción indígena, 9 listas integradas por 23 aspirantes.
Para la Cámara de Representantes se inscribieron 1562 candidatos en 333 listas, distribuidos de la siguiente manera: circunscripción territorial -cada departamento elige sus candidatos- 268 listas integradas por 1396 candidatos; circunscripción indígena, 7 listas constituidas por 12 candidatos; circunscripción afrodescendiente, 48 listas conformadas por 131 candidatos y circunscripción internacional -para los colombianos en el exterior- , 10 listas formadas por 23 candidatos.
Para las 16 Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz (Citrep) que tendrán curules en la Cámara de Representantes se inscribieron 407 candidatos en 204 listas.
Las 16 circunscripciones creadas y aprobadas en el Acuerdo de Paz, firmado entre el Estado y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016 que debían entrar en vigencia en las elecciones de 2018 pero por demoras burocráticas apenas la Corte Constitucional lo aprobó el 21 de mayo para dos períodos de cuatro años, el que inicia este 2022 y en 2026. En al menos 10 de 16 de estas circunscripciones se denunció que no están sirviendo para “dar voz” a las víctimas del conflicto.
A diferencia de la elecciones pasadas donde los actores predominantes en la dinámica política país pertenecían a los partidos Liberal y Partido Conservador, cada vez es más usual la conformación de alianzas por afinidades del espectro político para elegir candidatos presidenciales.
El establecimiento de coaliciones políticas permitió el fortalecimiento de la participación de partidos minoritarios, quienes de competir solo no tendrían posibilidades de ganar la presidencia.
En 2018, Iván Duque de corta carrera política se convirtió en presidente de Colombia. El actual mandatario fue seleccionado por el Centro Democrático (CD), el partido de derecha del ex presidente Uribe- por medio de encuestas. Sin embargo, Duque se inscribió en la coalición de la derecha y ofreció la vicepresidencia de su potencial gobierno a quien llegara en segundo puesto. El 11 de marzo de ese año, venció en las internas a Marta Lucía Ramírez, del Partido Conservador (PC), y tras esa consulta la convirtió en candidata a la vicepresidencia. Con la unión de ambos partidos logró un holgado triunfo, con más de 10 millones de votos.
Actualmente en Colombia el conservatismo, el Partido de la U, el liberalismo y Cambio Radical están atomizados. Incluso el partido de gobierno, el Centro Democrático, que tiene candidato presidencial propio (Óscar Iván Zuluaga), no ha logrado mantenerse unido. En gran parte por el estruendoso fracaso de la gestión de gobierno de Duque que cuenta con el 70% de desaprobación, de acuerdo con la última encuesta Invamer.
En esta oportunidad electoral, se presentan tres coaliciones, que cubren todo el espectro, desde la derecha hasta la izquierda más progresista.
A la derecha, Equipo por Colombia con cinco precandidatos, entre numerosos escándalos de corrupción y la sombra del expresidente Álvaro Uribe, mencionado siempre como el inspirador de muchas de las ideas que los aspirantes sostienen, entre ellas, no desarrollar los compromisos derivados del Pacto de Paz con las FARC, no negociar con organizaciones ilegales y mantener los privilegios tributarios para los grandes capitales.
En esta coalición cuenta con candidatos del Partido Conservador, del Partido Mira (un partido cristiano), así como tres jugadores importantes: el exalcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, por el Partido de la U; liderado por el exalcalde de Medellín, Federico Guitérrez, que es un aliado del uribismo, y el exalcalde de Barranquilla, Alex Char, quien tiene gran popularidad en su ciudad natal, pero en esta campaña se ha rehusado a participar en debates presidenciales caso por las acusaciones institucionales y privadas que recibió de parte de la ex congresista prófuga de la justicia Aida Merlano.
A la izquierda, el Pacto Histórico liderado por el excandidato presidencial Gustavo Petro, quien quedó segundo en las elecciones presidenciales de 2018 por una diferencia del 12% frente a Duque.
Petro competirá con cuatro precandidatos: la activista afrocolombiana por el medio ambiente, la justicia racial y los derechos de las mujeres, Francia Márquez ; el exgobernador de Nariño, Camilo Romero, del Partido Verde, Arelis Uriana y Alfredo Saade, un líder cristiano de la Costa Caribe que apoya a Gustavo Petro.
Sin embargo, Petro desde más de dos años encabeza las encuestas y llena las plazas. “Podemos reformar el sistema de salud en cuatro años (...) y lanzar una política monetaria que incentive la equidad social”, afirmó Petro en uno de los debates presidenciales desmintiendo a quienes dentro de su propia coalición lo acusaron de “virar al centro”.
Pacto Histórico que comenzó agrupando a los cuatro partidos de la izquierda: Colombia Humana, Unión Patriótica, Polo Democrático Alternativo y Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS) ha ganado importantes adeptos, entre ellos dirigentes liberales, cristianos y, hace cuatro días, la sorpresiva adhesión de 500 oficiales y soldados retirados, agrupados en una de las dos organizaciones de militares jubilados, Veteranos por Colombia. No dejó de sorprender porque Petro exguerrillero del M-19, tenía una franca distancia con el estamento militar que combatió a esa organización revolucionaria durante sus 16 años de existencia.
Petro representa la opción con más intención de voto para un gran sector del país, sobre todo para la izquierda, según las más reciente encuestas de Yanhass de febrero de 2022: allí lidera con un 27% por delante de todos los precandidatos, seguido del voto en blanco (19%) y de Rodolfo Hernández, un candidato independiente originario de Santander, en el nororiente del país.
En la coalición de centro, las luchas intestinas son el pan de cada día y probablemente perjudiquen sus resultados del próximo domingo. Los precandidatos sobrevivieron al estrepitoso retiro de la excongresista Ingrid Betancourt —recordada por el largo secuestro que sufrió entre 2002 y 2008 en manos de las FARC – y han logrado recientes alianzas. Entre ellas, la acordada con el exministro Alejandro Gaviria, hasta hace poco rector de la Universidad de Los Andes, ha aumentado la fragilidad de este grupo, que hoy se percibe más como una agrupación de “egos personalistas”, más que un movimiento con ideas sólidas y novedosas para mejorar las condiciones en las que quedará sumida Colombia al final del gobierno de Duque. En esta coalición Centro Esperanza, que ofrece una política más moderada con objetivos como asegurar una renta básica y luchar contra la corrupción, compiten cinco candidatos -que dicen que no son ni están con Álvaro Uribe ni con Gustavo Petro, los extremos en el espectro ideológico-. Entre ellos: Juan Manuel Galán, exsenador liberal e hijo del caudillo liberal Luis Carlos Galán Sarmiento, asesinado por las mafias del narcotráfico en 1989; el excandidato presidencial Sergio Fajardo, de la Alianza Social Independiente (ASI), quien estuvo a muy cerca poco de pasar a la segunda vuelta frente a Duque; el senador Jorge Enrique Robledo, una prominente figura de izquierda, y Carlos Amaya, exgobernador del departamento de Boyacá y gamonal político de la región que empezó su carrera política como líder estudiantil en 2008.
Se suman a la contienda por el cargo presidencial tres aspirantes cuya candidatura no depende de las consultas: el uribista Óscar Iván Zuluaga, Ingrid Betancourt por Verde Oxígeno y el independiente Rodolfo Hernández, empresario y exalcalde de la ciudad de Bucaramanga.
Con esta suerte de prólogo, el próximo 13 de marzo, las ciudadanas y ciudadanos de Colombia cuentan con la llave para seleccionar a candidatos, sin la imposición de los jefes de los partidos políticos, con la opción de que uno de ellos pueda convertirse en presidente de la República.
Sin embargo esta primera cita para ejercer el derecho al voto está marcada por el pesimismo entre los colombianos, de acuerdo a las encuestas. A pesar del crecimiento económico del país desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016, la pandemia aún causa estragos en la economía nacional y ha dejado datos preocupantes: más de 21 millones de personas están en situación de pobreza y se estima que el 2022 cierre con un desempleo del 11,8 %. El país cerró el 2021 con una inflación del 5,62 %, la más alta en cinco años. Los hogares han perdido poder adquisitivo y alimentos tan básicos como la papa han aumentado sustancialmente su precio. La disminución en la calidad de vida de los colombianos, entre otros motivos, alentó la convocatoria de un paro nacional para el 3 de marzo, ahora cancelada.
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