El presidente del Tribunal Superior Eleitoral (TSE), Alexandre de Moraes, ordenó la suspensión de cualquier operación de la Policía Rodoviária Federal (PRF) que frenara, detuviera o retardara en su camino al electorado que se dirigía en el Nordeste hacia los centros de votación en el día del balotaje presidencial brasileño. Ese mismo día, el director de la PRF, Silvinei Vasques, anunció públicamente que votaría por el candidato que había salido segundo en primera vuelta, Jair Messias Bolsonaro.
En la región del Nordeste, la más pobre de Brasil, donde ocurrieron los operativos obstruccionistas denunciados por el Partido de los Trabajadores (PT), el electorado vota por otro candidato que la Policía. En primera vuelta, Luiz Inácio Lula da Silva sacó 13 millones de votos más que Bolsonaro, mientras que la diferencia en votos nacionales fue de seis millones a favor del primer presidente obrero brasileño. La distancia de popularidad, el abismo mayor entre aprobación y repudio, es la más grande del país entre el candidato del Partido Liberal (PT), el oficialista y derechista que buscaba una primera reelección, y el ex sindicalista de izquierda que buscaba el tercer mandato presidencial de su vida.
En Brasil, el jefe de la Policía Rodoviária responde al Ministerio de Justicia. El primer ministro de Justicia de la administración bolsonarista fue Sergio Moro, el ex juez federal que había condenado a Lula en procesos judiciales posteriormente anulados por inválidos y por parcialidad hostil de este magistrado de la cruzada anticorrupción Lava Jato. El actual, nombrado la pasada primavera, es Anderson Torres. Tiene archivo de críticas por aliarse a Bolsonaro y militar por la agenda y la reelección del presidente derechista. En la última semana, pudo verse al ministro de Justicia al lado de Bolsonaro cada vez que el Presidente criticó acerbamente a la Justicia ante los medios por las disputas de asignación de espacios de propaganda electoral.
El policía director de control vial anunció su voto el día del voto y anunció que votaba para que siguiera en su cargo el presidente al cual él debía su propio cargo. Había sido designado en abril de 2021 por Jair Messias Bolsonaro, y esta misma semana, el miércoles, estuvo reunido en el Palacio presidencial de Planalto, en Brasilia, en reunión personal con asesores del gobierno. Los operativos ocurríeron en la región donde el voto se conocía de antemano que sería el más hostil del país al dueño de casa. Le será difícil justificarlos en motivos de seguridad nacional.
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