Este domingo los alemanes eligen al que será el próximo canciller del país y, por primera vez tras 16 años, Angela Merkel no es una opción. El candidato del partido de la actual canciller, la Unión Democrática Cristiana, es Armin Laschet pero, según los últimos sondeos, no parece que vaya a salir victorioso de estos comicios. Las encuestas vaticinan que la derrota de los conservadores dejará paso a su socio de gobierno durante los últimos ocho años: el Partido Socialdemócrata (SPD), con Olaf Scholz al frente.
Repasamos aquí quiénes son los candidatos de los principales partidos para liderar la mayor economía de la Unión Europea.
Olaf Scholz
El actual ministro de Finanzas y vicecanciller del Gobierno alemán, Olaf Scholz, se ha posicionado como favorito para sustituir a Merkel, según las últimas encuestas. Scholz, de 63 años, forma parte del ala centrista del SPD, al que se afilió con 17 años.
En el último año ha destacado por ser uno de los impulsores de los fondos de recuperación de la Unión Europea, desafiando a los autodenominados países frugales. También fue uno de los promotores del impuesto global del 15% para las empresas, acordado en la reunión del G7 el pasado junio.
Scholz, que ya había tenido varios puestos dentro del partido, saltó al primer plano de la política durante la era del último canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder, y ahora podría ser él quien recupere la Cancillería para los socialistas.
Sin embargo, su trayectoria política no ha estado exenta de polémicas. Cuando fue secretario general de SPD entre 2002 y 2004, durante el Gobierno socialista, Scholz defendió la “Agenda 2010”, un paquete de reformas que implicaba recortes sociales y que causó descontento social y una escisión dentro del SPD, el partido La Izquierda.
Durante su campaña electoral, el exalcalde de Hamburgo se ha presentado como un gestor eficaz y con influencia internacional por su condición de ministro de Hacienda. “Scholz lo arreglará”, dicen los carteles del SPD. Sus promesas electorales se centran en la necesidad de una política fiscal expansiva, un aumento del salario mínimo, pensiones estables y la construcción de 400.000 viviendas al año.
Armin Laschet
El primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, el estado más poblado del país, se hizo con el liderazgo del partido conservador Unión Cristianodemócrata (CDU) en enero, con el 52,8% de los votos. En abril, tras acuerdos que no llegaban y que evidenciaban la división del partido, obtuvo el respaldo del CDU y su hermana en baviera, la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) para ser el candidato conjunto del bloque conservador.
El político de 60 años, padre de tres hijos, católico y abogado, se muestra como una persona sencilla y de talante negociador. En una extensa entrevista con The Guardian, Laschet señaló la necesidad de diálogo ante las diferencias y conflictos con Rusia y China y pidió más diplomacia en las relaciones de la Unión Europea con Hungría y Polonia.
Laschet se ha presentado como el candidato centrista y quien mantendrá intacta la herencia de Merkel. “Puede que no sea un gran showman, pero soy Armin Laschet, y puedes confiar en eso”, dijo en enero durante su discurso para liderar la CDU. Pero el abogado mostró sus diferencias con Merkel durante la gestión de la pandemia: mientras la canciller apostaba por mantener las restricciones, el primer ministro tenía más prisa por reabrir la economía en su región.
Recientemente, el líder de la CDU ha sido criticado por unas imágenes en las que aparecía riéndose en una visita a una de las regiones afectadas por las inundaciones en Alemania, mientras el presidente del país, Frank Walter Steinmeier, expresaba su apoyo a los damnificados.
Annalena Baerbock
Es la primera vez que el partido de los Verdes presentan a una única candidata a la Cancillería, renunciando así a su tradicional doble candidatura. Por otro lado, la elección de Annalean Baerbock supone solo la segunda vez que uno de los grandes partidos escoge a una mujer para ocupar el cargo político más importante en Alemania. La primera fue Merkel.
Su campaña empezó con un gran comienzo cuando en primavera lograron encabezar brevemente los sondeos, con el partido mostrando una cohesión interna poco habitual.
Pero, desde entonces, Baerbock, co-presidenta del partido, ha sido acusada de incluir imprecisiones en su currículum oficial, de retrasarse en el pago de impuestos en una paga extra de Navidad, de plagiar partes de su nuevo libro y de utilizar un insulto racial en una cita en una entrevista. Baerbock también ha sido la candidata que más ha sufrido los ataques de la campañas de desinformación, según un informe de la ONG Avaaz.
Todo esto ha provocado que los Verdes cayesen hasta la tercera posición en las encuestas, aunque seguirían doblando el número de votos obtenidos en 2017.
Su formación en derecho internacional y su paso por la oficina de Elisabeth Schroedter en el Parlamento Europeo han marcado su agenda política. Baerbock, de 40 años, no solo centra sus propuestas políticas en la lucha contra el cambio climático para que los Verdes presenten un programa más amplio, también aboga por una política de defensa europea más fuerte, “reforzando la soberanía europea”, y llama a Estados Unidos para “replantear las relaciones transatlánticas, con los europeos en igualdad de condiciones que los estadounidenses”.
Christian Lindner
Para Christian Lindner, de 42 años, es la tercera campaña electoral al Parlamento alemán como líder del Partido Democrático Liberal (FDP). Se unió a los liberales en 1995. En 2013, cuando el FDP quedó fuera del Parlamento por primera vez en su historia, Lindner fue elegido presidente del FDP tras la dimisión de Philipp Rösler. Cuatro años más tarde se presentó como candidato a canciller en las elecciones generales, obteniendo el 10,7% de los votos. Según los últimos sondeos, el porcentaje en estos comicios podría aumentar ligeramente, hasta un 11,5%.
Hace cuatro años, Lindner abandonó las conversaciones para crear una coalición con los conservadores y los Verdes con la frase: “Es mejor no gobernar que gobernar mal”. La situación es más compleja ahora, con la presión de sus seguidores para que el partido entre en el Gobierno. Sobre una posible coalición entre el SPD, los Verdes y los Liberales, Lindner recalcó lo “separados” que están los partidos. “En este momento, la verdad es que me falta imaginación para saber qué pueden ofrecer el señor Scholz y los Verdes al FDP que nos resulte atractivo”, dijo el candidato liberal en un mitin. Sin embargo, en declaraciones a Politico, dijo que “se puede llegar a acuerdos. Pero, al final, el carácter de los acuerdos debe seguir revelando la propia posición”.
El partido se considera a sí mismo un “baluarte contra la izquierda”, en defensa de la libertad personal, las políticas favorables a las empresas y los recortes fiscales. También se ha mostrado en contra de las restricciones por la pandemia y su líder llegó a calificar el confinamiento como un “método de la Edad Media”.
Tino Chrupalla
Chrupalla se incorporó al partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) en 2015. En las elecciones de 2017, tanto él como su partido entraron por primera vez en el Parlamento. El político de ultraderecha derrotó al antiguo primer ministro sajón de la CDU, Michael Kretschmer. En 2019 fue elegido como copresidente de AfD.
El partido antiinmigrante y antieuropeísta se sitúa en las encuestas con alrededor de un 11% del voto, por debajo del 12,6% que logró en las elecciones de 2017, tras las cuales se convirtió en la tercera fuerza del Bundestag. Ahora el partido caería a un quinto puesto.
Durante la pandemia, AfD, que tiene miembros negacionistas del Covid-19 y anti-vacunas, se unió a las protestas contra las restricciones impuestas por el Gobierno. El partido no apoya el pasaporte sanitario ni el uso obligatorio de mascarillas. “La tasa de incidencia ha sido manipulada para asustar a la población”, dijo uno de sus diputados, Karsten Hilse, que aseguró que el Gobierno busca “que la gente entre en pánico”.
El líder de AfD, de 46 años, protagonizó uno de los momentos más comentados de la campaña cuando, en una entrevista realizada por un niño, dijo que la juventud debía aprender más canciones populares y poemas alemanes en la escuela. Pero se quedó sin respuesta cuando el pequeño le preguntó cuál era su poema alemán favorito. “Ahora no se me ocurre ninguno”, contestó.