Un informe de 2018 revelaba daños estructurales en el edificio derrumbado en Miami
Un informe de 2018 revelaba daños estructurales en el complejo residencial Champlain Towers South de Surfside, en Miami (Florida), cuyo derrumbe el jueves por la noche dejó al menos cuatro muertos y casi 160 desaparecidos, entre ellos 9 argentinos. El documento nuestra daños en el suelo de cemento de la piscina, así como indicios de agrietamiento en el estacionamiento del lugar.
“Se observa agrietamiento y desconchado a varios niveles en columnas, vigas y muros de hormigón, así como varios desprendimientos considerables tanto en la parte superior de la rampa de acceso de entrada como en la parte inferior del suelo de la piscina”, de acuerdo con el informe.
“Aunque parte de estos daños son menores, hay que reparar pronto la mayor parte del deterioro en el cemento”, añade el documento, recogido por The New York Times y CNN.
La grieta en el cemento de la piscina estaba provocando “daños estructurales importantes” y los trabajos para su reparación no habían surtido efecto.
El informe, de Morabito Consultants, no ofrece sin embargo ninguna indicación de que la estructura fuera a colapsar a corto plazo, mientras los abogados de la asociación de condominios del edificio aseguraron que la estructura había sido sometida a una serie de inspecciones durante los últimos meses.
Con todo, la alcaldesa del condado de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, reconoció los resultados del informe y aseguró que llegará hasta sus últimas consecuencias. “Vamos a llegar al fondo de lo que ha sucedido con este edificio en particular”, declaró. Mientras tanto, la prioridad es la de rescatar a los supervivientes.
“Los servicios de rescate nos están diciendo que están avanzando porque creen que aún pueden encontrar gente viva entre los escombros. Así que estamos en la fase de búsqueda y ese es nuestro único objetivo”, manifestó la alcaldesa.
La funcionaria contó que se ordenó una amplia revisión a todos los edificios del condado, que es cercano a la zona conocida como “la Pequeña Buenos Aires”, por la cantidad de argentinos que se instaron allí desde 2001.
“Estamos enfrentando dificultades por un incendio que no para, que está localizado abajo, al fondo del edificio, pero mientras continuamos con la búsqueda y por ahora no se han encontrado más victimas”, indicó esta mañana en la primera conferencia de prensa del día a metros del edificio siniestrado.
Levine Cava aseguró que ordenó al personal del Departamento de Regulación de Edificios que “revisen todos los edificios de más de 5 pisos para ver si necesitan una recertificación y que esa tareas deberá ser realizada en los próximos 30 días”.
“Esto incluye a los edificios oficiales”, precisó, y envió un mensaje a la comunidad: “Gracias por estar con nosotros, vamos a seguir con este trabajo de búsqueda y rescate, y la asistencia a los evacuados y familiares”.
La impaciencia de los familiares
En tanto, en las últimas horas crecía la impaciencia y bronca de residentes y familiares de las víctimas. “Eso no es para nada una operación de rescate”, manifestó desde su balcón, que tiene vista directa a los escombros, Maurice Wachsmann, quien se quejaba por la lentitud de las operaciones de búsqueda.
No obstante, las autoridades locales informaron que centenares de bomberos y rescatistas continúan trabajando para encontrar sobrevivientes entre los escombros del derrumbe que dejó cuatro muertos y 159 desaparecidos.
La angustia y enojo surge porque, al igual que este vecino, otros residentes temen que negligencias en torno a la seguridad en la edificación del edificio hayan sido determinantes en la catástrofe.
“Eso ahí, donde nos han dicho que hay centenares de trabajadores para evacuar a la gente e intentar rescatarla, eso no es para nada una operación de rescate, no es nada”, decía Wachsmann, quien tiene a familiares y a su mejor amigo Chaim Rosenberg, desaparecidos.
Wachsmann partió junto a Mike Salberg, sobrino de Rosenberg, de Nueva York pocas horas después de la catástrofe y alquiló un departamento en el inmueble contiguo a las Champlain Towers, con vista directa sobre las operaciones.
“El apartamento de mi tío está justo ahí, donde se ve esa columna violeta cerca de la puerta mosquitera”, dice Salberg mientras señala lo que era el segundo piso del inmueble. “Ni un solo socorrista ha intentado levantar los escombros, poco a poco, incluso a mano, sin máquinas, para eventualmente evacuar personas”, afirma, estimando que puede haber sobrevivientes bloqueados en burbujas de aire.
Ante este panorama, las autoridades aseguran que comprenden la frustración de las familias. “Nosotros les damos informaciones dos veces al día sobre los detalles de las operaciones”, aseguró el viernes por la noche la alcaldesa Levine Cava. “Aún hay esperanza”, dijo, al señalar que en este tipo de catástrofes muchas víctimas pudieron ser encontradas con vida “una semana después” de ocurridos los hechos.
Otros sobrevivientes reclaman explicaciones sobre una posible falla estructural del edificio, ya que según un estudio de 2020, el inmueble experimentó un hundimiento “muy sutil” en los años 90.
“Tuve la posibilidad de salir, pero quiero respuestas”, dice Janette Agüero, de 46 años. “Las familias de las víctimas lo merecen, y alguien debe hacerse responsable. Alguien debe pagar”, manifestó la mujer que estaba con su esposo y sus dos hijos en el undécimo piso del edificio, y al sentir como “un terremoto” bajó por las escaleras con su familia y logró escapar de la catástrofe.
El viernes se conoció que entre los nueve argentinos desaparecidos hay una familia de cinco integrantes. Se trata de Andrea Cattarossi; su hermana Graciela y su pequeña hija (de 6 años), así como los padres de ambas. A esta familia se suman otros argentinos que continúan desaparecidos: Andrés Galfrascoli, de 44 años; Fabián Núñez, de 55; y Sofía Galfrascoli Nuñez, de 5 años, hija de los dos.
CB con información de agencias
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