Dos de las últimas mayores empresas globales de Occidente que no lo habían hecho aún anunciaron el lunes que venderán sus activos y acciones en Rusia y dejarán de operar en ese mercado. En un comunicado del grupo McDonald's publicado por medios en EEUU, la empresa global de comidas rápidas norteamericanas con sede en Chicago informa que ha iniciado el proceso para vender el negocio a particulares locales interesados en adquirirlo, después de tres décadas de actividad en toda la Federación Rusa. En una gacetilla de prensa publicada en su página web, la automotriz francesa Renault anuncia que venderá todas las acciones de Renault Rusia al gobierno de la ciudad de Moscú, y las de la fabricación del antiguo auto soviético modelo, Lada, a una agencia federal.
“La crisis humanitaria provocada por la guerra en Ucrania y el entorno impredecible para operar allí han llevado a McDonald's a concluir que el negocio en Rusia ya no es sostenible, ni es consistente con los valores de McDonald's”, dice el comunicado de la compañía. El director ejecutivo, Chris Kempczinski, asegura en el comunicado que estaba orgulloso de los más de 60.000 trabajadores empleados en Rusia y que la decisión fue “extremadamente difícil”, pero que “nuestro compromiso con nuestros valores significa que ya no podemos mantenernos allí”.
De los casi 850 McDonald's que hay en Rusia, el 84% eran operados por la propia empresa, y sólo el resto eran franquicias. Quien compre la empresa, no podrá usar el logo de los arcos dorados y deberá asegurar la continuidad laboral del personal ya contratado y en planta. En marzo, McDonald's había cerrado todos sus locales rusos, al mismo tiempo que también suspendían sus actividades Coca-Cola y Starbucks, con la salvedad por entonces de que eran temporariamente; frente a las puertas cerradas de la cadena se instalaron los 'food trucks' de una competidora, la hamburguesería rusa Tio Vania, que había tuneado sus iniciales para asimilarlas al logo rival, al mismo tiempo que ostentaba un decorado patriótico, al darle forma de matrioshka a los camiones y ornamentarlos con otros reconocidos artificios del folklore más ruso.
Según un medio de Washington, Renault vendió su negocio después de que el presidente ucraniano Zelenski denunciara que fabricar autos Renault en Rusia facilitaba que el Ejército de Putin masacrara, destruyera, saqueara, asesinara niños y violara mujeres.
“Hemos tomado la decisión más responsable para las 45.000 personas que trabajan con nosotros”, dice Luca de Meo, el CEO de Renault. Del paquete accionario (68%) de AvtoVaz, que fabrica el Lada, la empresa francesa retiene por seis años el derecho de volver a comprar esas acciones. De Renault Rusia, el Ministerio de Industria y Comercio fue escueto al dar la novedad: ahora integra la nómina de las empresas estatales rusas. La guerra en Ucrania provocó, según la agencia Bloomberg News, el equivalente de una nacionalización para la automotriz francesa en Rusia, valuada en 2.300 millones de dólares.
Rusia era el segundo mercado en importancia para Renault, y en marzo De Meo había anticipado que deshacerse del negocio ruso crearía graves inconvenientes para la empresa tanto en Francia como en el resto del mundo, por la pérdida de ventas y ganancias, que inhibirían desarrollos y reinversiones. Según un medio de Washington, The Hill, la empresa automotriz tomó la decisión autolesiva después de que fuera denunciada por el presidente ucraniano Volodimir Zelenski ante la Asamblea Nacional de Francia, en un encendido discurso transmitido en vivo, donde aseguraba que fabricar autos Renault en Rusia era lo mismo “que financiar al Ejército Ruso para que mate, destruya, asesine a nuestros niños y viole a nuestras mujeres”.
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