La aviación israelí lanzó este lunes la mayor ofensiva contra territorio libanés desde el comienzo de las hostilidades con el grupo chiita Hezbollah hace casi un año. Al menos 492 personas perdieron la vida y más de un millar están heridas, según las autoridades de Líbano, mientras que miles de familias de las localidades sureñas han huido de la zona que ha sido golpeada por la mañana de forma más violenta.
Antes de comenzar los intensos bombardeos contra las áreas del sur de Líbano, el Ejército israelí acusó a Hezbollah de ocultar un misil de crucero en una vivienda. En un comunicado, aseguró haber atacado esa vivienda y matado a los “terroristas” que se disponían a lanzar el misil, poco antes de que lo hicieran. “Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) van a involucrarse en ataques extensos y precisos contra blancos terroristas que se encuentran empotrados de forma amplia en todo Líbano”, afirmaban los militares, pidiendo a los civiles que abandonaran inmediatamente “los edificios y las áreas empleadas por Hezbollah con fines militares y para almacenar armas”. Horas más tarde pedían lo mismo a los residentes del valle de la Bekaa, otro bastión de la milicia chiita en el este del país.
La táctica es la misma que las FDI vienen usando en la Franja de Gaza: acusar a los milicianos de ocultarse y esconder armas entre los civiles, ordenar la evacuación de los residentes y a continuación bombardear viviendas y otros edificios o infraestructuras civiles, sin apenas ofrecer a los habitantes la posibilidad de ponerse a salvo. De ahí el elevado número de víctimas mortales, entre las que hay al menos 21 niños y 39 mujeres, según el ministro de Sanidad libanés, Firass Abiad.
Cientos de bombardeos contra el sur y el este de Líbano
El Ejército aseguró haber golpeado 1.300 “objetivos terroristas de Hezbollah” en el sur de Líbano y el valle de la Bekaa, en el interior del país. “Las FDI están atacando para eliminar las amenazas contra los civiles israelíes y degradar las capacidades e infraestructura terrorista de Hezbollah”, afirmó en un comunicado. Además, anunció un “bombardeo de precisión” contra los suburbios meridionales de Beirut, también considerados un bastión del partido y milicia chiita, pero no confirmó el objetivo de este último ataque. La semana pasada, terminó con la vida del líder militar de Hezbollah, Ibrahim Aqil, en un ataque con misiles contra el edificio en el que estaba reunido con otros comandantes en el sur de la capital. Un total de 37 personas fallecieron, incluidos varios niños.
Hezbollah tiene una amplia presencia en el sur del Líbano, al otro lado de la frontera norte de Israel, desde donde estuvo lanzando cohetes contra territorio israelí desde el comienzo de la ofensiva en Gaza, como muestra de solidaridad con los palestinos de la Franja y con el grupo islamista Hamas. Ambas milicias forman parte del llamado Eje de la Resistencia encabezado por Irán contra Israel y Estados Unidos, y comparten su enemistad con ambos países.
Pero a pesar de su grandes presencia e influencia en Líbano, Hezbollah no gobierna el país y en las áreas que son sus feudos tradicionales viven civiles, no sólo sus combatientes o simpatizantes. Son localidades y barrios mayoritariamente chiitas, aunque en Líbano también hay población suní y cristiana. Todos los ciudadanos se pueden ver afectados por la violencia, que creará más inestabilidad política y económica en este país en el que casi el 80% de las personas vive por debajo del umbral de la pobreza debido a la grave crisis financiera de los últimos cuatro años.
Este lunes, el Gobierno libanés pidió a las escuelas y otros centros que abran sus puertas para recibir a los desplazados del sur del país, que se suman a los que ya habían tenido que abandonar sus hogares, sus tierras de cultivo y sus vidas en el sur desde que Israel y Hezbollah se intercambiaron fuego casi a diario tras el comienzo de la guerra en Gaza el 7 de octubre de 2023. También en el norte de Israel permanecen evacuados más de 60.000 residentes de las localidades que son blanco fácil de los cohetes de Hezbollah, que este domingo y lunes alcanzaron hasta la ciudad de Haifa, en la costa Mediterránea.
Un ciudadano israelí resultó herido este lunes por fragmentos de uno de los más de 200 de cohetes lanzados por los milicianos chiitas contra las localidades del norte y centro de Israel, que causaron daños materiales pero en su mayoría fueron interceptados y destruidos por las defensas aéreas de Israel.
Después de meses de tensión con el vecino, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, advirtió que vienen “días complejos”. “Quiero aclarar la política de Israel para todo aquel que no la entienda: no esperamos una amenaza, la anticipamos. En todas partes, en cada área, en cada momento. Eliminamos a los altos funcionarios, eliminamos a los terroristas, eliminamos los misiles”, afirmó en un video grabado en la base aérea de Kirya, tras reunirse con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Herzl Halevi. “Estamos destruyendo miles de misiles y cohetes dirigidos contra las ciudades y los ciudadanos de Israel”, agregó.
“Prometí que cambiaríamos el equilibrio de fuerzas en el norte y eso es exactamente lo que estamos haciendo”, explicó el jefe del Gobierno, algunos de cuyos ministros han amenazado anteriormente con destruir Líbano y no sólo Hezbollah.
Israel lanzó una ofensiva a gran escala contra Hezbollah en 2006, en la que dejó más de 1.000 civiles muertos en el lado libanés y una destrucción considerable en la infraestructura civil del país. En aquel entonces, la ONG Amnistía Internacional afirmaba que “el tipo y el alcance de los ataques israelíes, el número de víctimas civiles, el volumen de daños causados (...) señalan que esta destrucción no se debe a 'daños colaterales', sino que fue deliberada y formó parte de una estrategia militar”.
Cifra de heridos “sin precedentes”
La resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU puso fin al enfrentamiento en agosto de 2006, cuando fue declarado un alto el fuego; a día de hoy las fuerzas de paz de Naciones Unidas siguen desplegadas en el sur del Líbano para garantizar su cumplimiento. Este lunes, la misión del organismo (UNIFIL) expresó su preocupación por los civiles libaneses “en medio de la campaña de bombardeos más intensa desde el pasado octubre” sobre el sur del país, según un comunicado.
“Los ataques contra civiles no sólo violan la ley internacional sino que pueden constituir crímenes de guerra”, alertó. Los cascos azules recordaron la necesidad de aplicar la resolución 1701 y respetar la llamada Línea Azul, que separa Líbano de Israel. “Una mayor escalada de esta grave situación puede tener consecuencias devastadoras de largo alcance, no sólo para aquellos que viven a ambos lados de la Línea Azul sino para toda la región”, agregó UNIFIL.
Desde Nueva York, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, expresó a través de su portavoz “su gran preocupación por la seguridad de los civiles, tanto en el sur del Líbano como en el norte de Israel, así como por el personal de la ONU que se encuentra en esas zonas”. Stéphane Dujarric agregó que el secretario general “toma nota de los esfuerzos en curso del coordinador especial de la ONU para Líbano y de la fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU de cara a reducir las tensiones, y reitera la necesidad urgente de desescalada”.
Pero la ofensiva de este lunes de Israel se suma a los ataques efectuados a través de los aparatos electrónicos de miembros de Hezbollah –que explotaron causando decenas de muertos y miles de heridos– y es ya la más mortífera de los últimos 20 años en Líbano, y puede convertirse en el episodio más sangriento en el país árabe desde la guerra civil que acabó en la década de los 90 del siglo pasado.
El ministro de Sanidad libanés recordó este lunes que en la última guerra que Israel lanzó contra Líbano, en 2006, hubo unos 10.000 heridos, mientras que en la actualidad se registraron unos 5.000 heridos en menos de una semana. “Las cifras registradas no tienen precedentes, lo que demuestra la brutalidad y agresión con la que el enemigo sionista se comporta”, denunció en una rueda de prensa en Beirut. Mientras, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, aseguró que en un solo día las FDI destruyeron “lo que Hezbollah construyó en los pasados 20 años”.