El exprimer ministro de Israel Benjamín Netanyahu lidera el recuento electoral con el 85% de los votos escrutados, y por ahora mantendría mayoría para volver al poder y formar gobierno con su partido Likud y el bloque de formaciones aliadas de extrema derecha y ultraortodoxos que le apoyan sumaría. Se trataría de la coalición más a la derecha de la historia del país.
Según los datos del Comité Electoral Central, que contactó unos 3,8 millones de sufragios de los comicios del martes, el partido derechista de Netanyahu sería primera fuerza con unos 31 asientos, y tendría una amplia mayoría de 65 escaños para volver a gobernar con el apoyo de los ultraderechistas de Sionismo Religioso (14) y de las dos formaciones ultraortodoxas (20).
A la espera de que el escrutinio sea más amplio, el bloque anti-Netanyahu que lidera el actual primer ministro en funciones, Yair Lapid, está por ahora muy por debajo, y la amalgama de fuerzas de derecha, centro e izquierda que encabeza se quedaría con 50 escaños, aunque esto podría cambiar a medida que avance el escrutinio en localidades de corte más liberal o claves para el voto árabe.
El partido centrista de Lapid, Yesh Atid, seguiría como segunda fuerza con unos 24 escaños, pero la formación aliada izquierdista Meretz no supera por ahora el umbral del 3,25 % de votos para obtener representación. Esto restaría al bloque anti-Netanyahu 4 escaños.
Por otro lado, el partido árabe Balad está también cerca de llegar al umbral electoral mínimo, aunque por ahora no lo alcanza. Junto con Meretz, si este partido al final obtuviera representación parlamentaria podría modificar de nuevo la correlación de fuerzas.
Lapid se mostró anoche muy cauto durante su discurso en la sede electoral de Yesh Atid, donde instó a esperar a “contar hasta la última boleta” antes de sacar conclusiones. “Esta noche se prolonga durante dos días. Hasta que no se cuente la última papeleta, nada está terminado ni cerrado. Esperaremos, aunque no tengamos paciencia, los datos finales”, afirmó el jefe del Ejecutivo en funciones.
Por su parte, el ambiente era más optimista en la sede del Likud de Netanyahu, que celebró estar “al borde de una gran victoria”, aunque pidió cautela hasta que las cifras sean definitivas.
Desde 2019, el país celebró cuatro elecciones diferentes, y todas ellasgiraron en torno a si Netanyahu era apto para el cargo debido a que el político fue procesado por corrupción y fraude. Fue en los últimos comicios del pasado verano cuando el Gobierno de coalición de Lapid pudo destituir al primer ministro después de 12 años.
La novedad de estas elecciones ha sido el auge de la ultraderecha supremacista judía, aglutinada en el movimiento Sionismo Religioso -abiertamente racista, antiárabe y homófobo- que se consolidó como la tercera fuerza más votada con entre 14 y 15 escaños, que se suman al bando pro-Netanyahu. Es el mejor resultado de su historia, después de los 6 diputados que lograron en las pasadas elecciones de marzo de 2021 y de ser un movimiento marginal hasta hace unos años.