A la 1.38 de la madrugada del miércoles 9 de noviembre de 2016 en Nueva York, en el centro de convenciones de Nueva York bajo el techo de cristal donde Hillary Clinton planeaba celebrar su victoria, la alerta más importante de la agencia Associated Press (AP) llegó a los móviles: “Donald Trump gana Pensilvania”. Con ese mensaje quedaba claro que el republicano sería el próximo presidente. Habían pasado sólo unas pocas horas desde el cierre de las urnas aquel martes.
En noviembre de 2020, la alerta de AP del nuevamente clave estado de Pensilvania llegó cuatro días después de las elecciones. A las 11.25 de la mañana de la Costa Este del sábado 7 de noviembre, la agencia anunció que Joe Biden había ganado Pensilvania en los comicios del martes y un minuto después que había ganado la presidencia de Estados Unidos. ¿Qué había pasado en cuatro años para que el resultado Pensilvania tardara tanto en estar claro?
Qué pasó
La votación en Pensilvania estaba ajustada en ambas elecciones presidenciales, incluso más en 2016, cuando Trump ganó a Hillary Clinton por 44.000 votos o siete décimas. En 2020, el margen de la victoria de Biden fue de unos 81.000 votos o el 1,2% de los votos.
Lo que había pasado entre esas dos elecciones presidenciales fue la aprobación en 2019 en Pensilvania de la Ley 77 para reformar el sistema de votación del estado, que, como el resto, tiene plenas competencias para decidir las reglas sobre el voto y el escrutinio. La ley fue un acuerdo bipartidista entre la asamblea legislativa de Pensilvania controlada entonces por los republicanos y el gobernador demócrata. Incluía una pieza clave: la posibilidad de votar por correo para todos los ciudadanos sin tener que presentar justificación. Así el voto por correo pasó del 4% en noviembre de 2016 al 39% en noviembre de 2020, en plena pandemia y cuando todavía no había vacuna para protegerse del COVID.
En Estados Unidos, 18 estados permiten el voto por correo sin tener que presentar excusa, pero la particularidad de Pensilvania es que no permite procesar los votos recibidos hasta las siete de la mañana del día de las elecciones, cuando abren las urnas. Los empleados electorales ponen un sello de “recibido” al voto por correo, pero, a diferencia de la mayoría de los estados en el país, en Pensilvania no hacen nada más para preparar la papeleta que va metida en dos sobres y requiere varias comprobaciones antes de meterla en el lector óptico que cuenta los votos el día de las elecciones.
“Este es el principal motivo de los retrasos significativos en el recuento de votos en el estado”, explica Dan Mallison, profesor de políticas públicas de la Universidad estatal de Pensilvania y especialista en política local. “No creo que sepamos el ganador en Pensilvania la noche electoral porque la ley no permite a los trabajadores electorales hacer nada hasta las siete de la mañana de ese día”. Mallison estima por los números hasta ahora que más de un millón de personas votarán por correo en Pensilvania y que el escrutinio puede ser especialmente lentos en condados muy poblados como el de Filadelfia.
En 2020, votaron por correo en Pensilvania más de 2,7 millones de las casi siete millones de personas que participaron. Entonces el índice de participación fue alto, del 70%, pero esta vez podría ser mayor.
Lo que tienen que hacer los empleados electorales antes de abrir esos votos para contarlos es verificar la firma y la fecha escrita del día en el sobre exterior que el votante está obligado a poner, sacar la papeleta de ese sobre exterior y de otro sobre interior denominado “secreto”, alisar la papeleta y meterla en el escáner que cuenta los votos. “Las papeletas vienen a menudo dobladas varias veces y hay que quitarles las arrugas para que entren el escáner”, explica a elDiario.es Steve Ulrich, director del PoliticsPA, un medio local especializado en la política de Pensilvania, y que antes trabajó como director electoral de un condado. “Si alguien cree que se va a quedar toda la noche despierto pensando que el escrutinio de Pensilvania se va a completar y va a estar listo para añadirlo al puzzle, está muy equivocado”.
Boletas como un acordeón
Ulrich recuerda la noche electoral de 2020 en la oficina electoral que él dirigía en el condado de York, uno de los 67 de Pensilvania y donde viven unas 400.000 personas. En el caso del voto por correo, unas 50 personas se encargaban de abrir el sobre exterior, dejarlo a un lado y sacar la papeleta del sobre secreto seguro. “Si no está dentro del sobre secreto, lo dejas a un lado y lo marcas como problema… Y luego te encuentras boletas dobladas en todo tipo de pliegues. Hay boletas como un acordeón… Vimos casos de votantes que las doblaron 12 veces”.
Cuenta que en York terminaron sus tabulaciones de votos alrededor de las dos de la mañana y todavía les quedaban 8.000 votos “provisionales”, es decir los que se han emitido para luego ser revisados con más calma porque el nombre del votante no aparece en un colegio electoral, hay alguna discrepancia o dificultad para identificarlo como votante registrado en un país donde no existe un documento nacional de identidad. No lo puede hacer cualquiera porque es una revisión delicada y que puede acabar en los tribunales. Los encargados de la revisión son habitualmente solo los miembros de la comisión electoral permanente del condado, no los trabajadores electorales contratados para el día de las elecciones.
Los votos para la revisión se suelen dejar para el final. “Un equipo de cuatro personas, incluyéndome a mí, tuvimos que analizar 8.000 papeletas provisionales”, cuenta Ulrich. “Si revisas una por minuto, con un equipo de cuatro personas y sin ningún tipo de descanso, serían unas 1.900 papeletas provisionales en una jornada de ocho horas… Para el total, tardas cuatro días”.
Algunos condados avisan a los votantes por correo de los problemas para que tengan la oportunidad de arreglarlos con un voto provisional el día de las elecciones y la bola de papeletas va creciendo.
En 2020, los condados de Pensilvania rechazaron unas 34.000 boletas por defectos de forma y otros problemas. Un error habitual, recuerda Ulrich, es que el votante pone en el sobre exterior su fecha de nacimiento en lugar de la fecha en la que ha mandado la boleta. Una nueva regla incluye ahora el año completo en el sobre para que el votante lo entienda mejor, pero el Tribunal Supremo anuló en septiembre la sentencia de una corte inferior que dictó que era inconstitucional anular el voto por este defecto menor de forma cuando la papeleta dentro solo puede ser de este año y hay un sello que indica la recepción en la oficina electoral.
Participación alta
Cada obstáculo para votar o contar supone un retraso que puede acabar como en 2020. Ulrich cree que aunque haya menos porcentaje de voto por correo en unas elecciones más normales, sin pandemia, el número puede seguir siendo elevado por la participación total. Predice que puede llegar al 75% por “la atención que rodea a estas elecciones”.
“Todos escuchamos los desafíos que vamos a encontrar. Pero si el estado o los condados no incorporan más personas, está bastante claro lo que va a suceder”, explica.
El intento de aprobar una ley bipartidista antes de las elecciones que permitiera empezar el proceso para al menos verificar las firmas del voto por correo y sacarlo del sobre exterior siete días antes del día de las elecciones ha fracasado. Los republicanos querían incluir otras medidas como prohibir los buzones especiales para que los votantes depositen su papeleta de manera más segura en lugar de mandarla por correo.
La Cámara de Representantes de Pensilvania, de mayoría demócrata, aprobó el cambio para poder procesar los votos siete días antes del 5 de noviembre, pero el Senado, de mayoría republicana, ni siquiera quiso someter la regla a votación. Trump presionó a sus aliados locales para que pararan la ley, según dijo una fuente a la revista Rolling Stone.
Espejismo republicano
No se trata solo de la incomodidad o la tensión de esperar el resultado del estado clave por lo ajustada de la carrera y el número de votos electorales (reparte 19 de los 270 del colegio electoral necesarios para ser elegido presidente).
El retraso en el escrutinio crea el llamado “espejismo republicano”, ya que los republicanos, que tienden a votar más en persona, suelen ser los primeros en empezar a sumarse en zonas rurales y pequeñas mientras, según se va añadiendo el voto por correo y el voto de las ciudades, el escrutinio gira hacia los votantes demócratas. Cuanto más lento sea el proceso, más crecen las posibilidades de que Trump movilice a sus votantes para que “paren” el escrutinio, como sucedió en 2020.
La brecha entre demócratas y republicanos en el uso del voto por correo, además, se ha agrandado desde que Trump y otros republicanos empezaron a difundir bulos de que no era seguro votar por correo o podría cometerse un fraude (más de 60 casos judiciales concluyeron en contra de las alegaciones Trump, algunos porque la propia campaña retiró las denuncias).
“Todas estas dinámicas son las mismas. La legislatura de Pensilvania no ha solucionado ninguno de los problemas de no tener un procesamiento previo de las papeletas y la retórica del expresidente sigue siendo la misma”, dice Mallinson, el profesor de la Universidad de Pensilvania.
El voto por correo gusta en Pensilvania porque supone poder recibir las papeletas en casa y estudiarlas -hay varias votaciones de cargos nacionales, estatales y municipales- y evita colas en un día laborable. Hasta 2020, republicanos y demócratas locales estaban de acuerdo en facilitarlo. “No se convirtió en un problema hasta que el candidato presidencial que no ganó las elecciones decidió que era un problema”, dice Ulrich, el director de PoliticsPA.
¿Cuándo?
Además del ritmo del escrutinio, según las encuestas, las elecciones están lo suficientemente ajustadas en Pensilvania hasta para provocar un recuento en este estado más allá de las revisiones estadísticas habituales o de las peticiones de las campañas. Una diferencia de medio punto porcentual o menos provoca automáticamente un recuento en todo el estado, es decir sufragado por el contribuyente y sin que sea necesaria una queja de un político o un votante.
Entonces, ¿cuándo sabremos el resultado en Pensilvania y tal vez de las elecciones presidenciales? “Estoy bastante seguro de que en Pensilvania harán falta un par de días más”, contesta Ulrich. “Todos los ojos estarán puestos sobre nosotros durante mucho tiempo. Y vamos a tener que explicar por qué no podemos hacer esto más rápido”.
DM