En la costa de Agadir se respira un ambiente diferente. La zona, conocida por ser una de las Mecas del surf en Marruecos, no levanta cabeza. “Nadie nos asegura que esto haya terminado”, cuenta Hamira, la joven de 23 años que regenta una de las escuelas de surf en este rincón paradisíaco del país. Durante la pasada noche del 8 de septiembre, un fuerte terremoto de magnitud 6.8 sacudió el país. El temblor, que suma más de 2.012 muertos y 2.059 heridos, ya se conoce como el más fuerte de la nación norteafricana en más de un siglo.
El reloj no había marcado las 12 de la noche cuando los interiores de bares, restaurantes y domicilios comenzaron a temblar. De cero a cien, los gritos vaticinaban que lo peor estaba por llegar. Antes del temblor, las calles de Taghazout dormían. Minutos después, no cabía ni un alfiler. Un centenar de personas, cubiertas de mantas para resguardarse del frío y almohadas para apoyarse en el asfalto, llenaban plazas, parkings públicos al aire libre y campos de tierra. Y, aunque el temblor había pasado, la noche no había hecho más que empezar.
“No nos queda otra que esperar que no vuelva otro temblor. Inshallah, todo irá bien”, cuenta un grupo de mujeres que aguardan bajo una tienda de campaña improvisada. Junto a ellas, los más pequeños lloran o duermen. Mientras, en las pantallas de los teléfonos móviles de los más jóvenes, las redes sociales se inundan de videos y fotografías que llegan desde otras zonas del país. “Mira este, Marrakech está llena de escombros”, señala Hamza, un joven de 18 años que venía a pasar el fin de semana a esta zona del suroeste del país.
Llamada tras llamada, la incertidumbre se apodera de este pueblo costero. Entre las 12 de la noche y las 2 de la madrugada, silencio. La magnitud de la catástrofe retrasaba la llegada de información desde las fuentes oficiales. “En las redes sociales hablan de más de mil muertos, pero no puedo fiarme, se están difundiendo muchas noticias falsas”, observa Hamza mientras que navega por su perfil de Twitter.
Los supuestos rumores comenzaron a tomar forma conforme avanzaba la noche. Alrededor de las cuatro de la madrugada, un informe provisional del Ministerio del Interior apuntaba que podría haber más de 300 muertos y casi la mitad de heridos. De pronto, la cifra ascendió a 600 y horas después, ya rozaba el número mil.
Una catástrofe con pocos antecedentes
Hasta el momento, las cifras oficiales calculan un total de 2.012 muertos y más de 2.059 heridos, de los cuales alrededor de 1.220 son graves. El epicentro del temblor se ubicó en Ighil, una zona montañosa de los Atlas, a 72 kilómetros al suroeste de Marrakech, uno de los centros turísticos más importantes de Marruecos. El sismo también se sintió con fuerza en Rabat, la capital de país, en Imsouane, a 180 kilómetros al oeste y en Agadir, a dos horas y media en coche.
El terremoto fue el más fuerte registrado en el país, por encima incluso del temblor de 2004 en Alhucemas, al norte, y el de 1960, a pesar de que éste último registró más de 15.000 muertos como consecuencia de la precariedad de los edificios y la profundidad del sismo.
Con este episodio, Marruecos revivió los peores fantasmas de ambas catástrofes sísmicas. Hasta ahora, la provincia de Al Hauz registra los números más trágicos, con alrededor de 542 muertos. Otras regiones como la de Tarudant suman 321 fallecidos, 103 en Chichaou y 71 en otras siete provincias del país. Aun así, las autoridades insisten en que las cifras podrían seguir aumentando en las próximas horas.
Marruecos prevé un despliegue humanitario masivo mientras continúa el apoyo internacional
En la oscuridad del Gran Atlas marroquí, los chalecos amarillos reflectantes de los equipos de emergencia alumbraban la tragedia de las zonas más rurales, y afectadas, del país. Hasta el momento, el despliegue humanitario continúa con las labores de rescate de las víctimas que han podido quedar sepultadas bajo los escombros.
Pero Marruecos no está sola. Una gran parte de la comunidad internacional proporcionó apoyo logístico para aquellas zonas más azotadas por el seísmo.
Duelo y luto nacional en Marruecos
Las autoridades marroquíes declararon tres días de luto nacional por el terremoto. “Hemos decidido un duelo nacional de tres días, con banderas a media asta en todos los edificios públicos”, informa la Casa Real en un comunicado publicado por la agencia marroquí MAP. Tras una reunión presidida por el rey Mohamed VI, el monarca también ha delimitado el plan de actuación para socorrer a su población.
Durante estos tres días también se prevé la suspensión de actividades culturales, eventos musicales y otros acontecimientos artísticos en el país. Marruecos, bajo las “altas instrucciones” del Rey, según las Fuerzas Armadas Reales (FAR), se enfrenta a las horas más críticas y al duelo tras una de las tragedias más mortales de la historia del país.