El vigésimo cuarto día desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania amaneció con un mensaje de su presidente, Volodímir Zelenski, en el que aseguraba que “es momento de reunirse. Es momento de hablar. Es momento de restaurar la integridad territorial y la justicia para Ucrania”. Una petición que llega tras una semana en la que las negociaciones entre Moscú y Kiev para alcanzar un acuerdo que permita un alto el fuego parecían más encauzadas, pero que no han frenado la ofensiva ordenada por Putin ni los ataques contra objetivos civiles denunciados por las autoridades locales.
Este mismo sábado, las fuerzas rusas entraron en Mariúpol y se están produciendo combates en el centro de la ciudad, una de las más castigadas por el sitio de Rusia, que ha provocado que lleve más de una semana sin suministros de electricidad, medicinas ni alimentos. Según declaraciones de un funcionario local, que recoge The Guardian, estos enfrentamientos en plena zona urbana están impidiendo que las autoridades rescaten a civiles atrapados desde el miércoles bajo los escombros de un teatro bombardeado por Rusia.
Ya por la mañana, en el parte que cada día comparte en Facekook el Estado Mayor General de la Fuerza Armada ucraniano, se advertía que las fuerzas rusas estaban realizando operaciones “de asalto y redadas en la gran mayoría de zonas” y que “los principales esfuerzos se centran en capturar la ciudad de Vugledar y en la heroica Mariúpol”. Precisamente, las autoridades llevan semanas tratando de evacuar a la población civil de esta ciudad, con escaso éxito. A primera hora, la viceprimera ministra Iryna Vereshchuk había anunciado la intención de abrir una decena de corredores humanitarios, uno de ellos desde Mariúpol, desde donde el viernes fueron evacuadas un total de 9.000 personas, según los datos facilitados por el presidente Zelenski en el vídeo, difundido por Telegram.
Pasado el mediodía, Vereshchuck confirmó la apertura de estos corredores. Son, además del que une Mariúpol con Berdiansk, otros cuatro en la región de Lugansk, en la zona separatista del Donbás, y otras para las localidades que rodean la capital, Kiev. El gobernador de la región de Lugansk, Serhiy Gaiday, indicó a primera hora que intentarían abrir estas vías para “evacuar a la gente y traer alimentos”. El Estado Mayor ucraniano también ha advertido de “operaciones (rusas) en algunas áreas” de esta zona, situada al este del país.
El alcalde de Mikolaev, Alexander Senkevich, denunció bombardeos rusos que habrían dejado “decenas” de muertos en esta ciudad porque, según su relato, no hubo tiempo de activar la alarma antiaérea que alerta a la población para resguardarse de los ataques. Algunos medios hablan de 40 fallecidos. Las autoridades regionales han reportado también ataques a zonas residenciales de Donesk, Kiev, Mariúpol, Avdiivka, Kramatorsk, Pokrovsk, Novoselydivka, Verkhnotoretske, Krymka y Stepne.
Rusia, una nueva estrategia
Mykhailo Podoliak, asesor del presidente ucraniano, advirtió este sábado que “el ejército ruso no está en guerra con el ejército ucraniano, solo está en guerra con los civiles y está utilizando la táctica de rodear grandes ciudades y atacarlas con misiles de crucero y bombas de aire para crear crisis humanitarias”. Según su pronóstico, el objetivo de Moscú en este momento es “crear un escenario de guerra como el sitio o el afgano en Ucrania”.
Estas declaraciones de uno de los principales asesores de Zelenski concuerdan con el último informe de los servicios de inteligencia del ministerio de Defensa de Reino Unido. En él, la inteligencia británica afirma que “el Kremlin no ha logrado ahora ahora sus objetivos originales” porque “se ha visto sorprendido por la escala y la ferocidad de la resistencia ucraniana”, lo que ha llevado a Putin a poner en marcha una estrategia de desgaste. A juicio del departamento británico, esta estrategia supondrá “el uso indiscriminado de la potencia de fuego, lo que resultará en un aumento de las bajas civiles, la destrucción de la infraestructura ucraniana y la intensificación de la crisis humanitaria”.
Con Zelenski reclamando “restaurar la integridad territorial” de Ucrania y Rusia exigiendo una referéndum en las regiones separatistas del Donbás, como uno de los requisitos para un acuerdo en las negociaciones, la ministra de Exteriores de Reino Unido, Liz Truss, ha alertado de que las conversaciones entre Kiev y Moscú pueden ser una “cortina de humo”. En una entrevista publicada este sábado en el periódico The Times, la jefa de la diplomacia británica ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que Rusia esté utilizando estos encuentros para reagrupar sus tropas y preparar una nueva ofensiva.
“Si un país es serio acerca de las negociaciones (de paz), no bombardea civiles de manera indiscriminada a diario”, ha afirmado Truss, que ha reconocido que Ucrania tiene “todo el derecho a acometer cualquier proceso de negociación como mejor le convenga” pero que no ve “ninguna retirada seria de tropas rusas ni ninguna propuesta sobre la mesa”.
De hecho, tanto las autoridades locales como la inteligencia occidental llevan días advirtiendo de un inminente nuevo ataque para tomar Kiev, más allá de los que se vienen produciendo en los últimos días contra zonas residenciales, que esta jornada han causado allí ya siete muertos según la policía local. Este sábado, el Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas ha vuelto a señalar que “el enemigo (Rusia) no renuncia a realizar operaciones ofensivas en Kiev y trata de reagrupar las unidades de combate” alrededor de la ciudad.
Misiles hipersónicos
Mientras las fuerzas armadas ucranianas denuncian los esfuerzos rusos por bloquear Sumy y destruir infraestructuras en Jarkóv, al noreste, Rusia ha informado este sábado de que, durante la noche, ha efectuado disparos contra 69 instalaciones militares en territorio ucraniano, entre ellos 12 almacenes y 43 lugares de estacionamiento de vehículos. “Además, los equipos antiaéreos de la aviación rusa derribaron 12 drones ucranianos”, indicó un portavoz del ministerio de Defensa ruso, Ígor Konashénkov.
Tal vez lo más llamativo de la ofensiva rusa de esta noche haya sido el lanzamiento de misiles hipersónicos Kinzhal, un tipo de armamento que puede multiplicar por 10 la velocidad del sonido y burlar o limitar la capacidad de las defensas antiaéreas. Según Konashénkov, con ellos se habría destruido un almacén ucraniano con armas y munición aérea en la localidad de Deliatin, en la región de Ivanko-Frankovsk, en el oeste del país, y a menos de 70 kilómetros de la frontera con Rumanía.
Por su parte, las Fuerzas Armadas ucranianas aseguran haber destruido a lo largo de la guerra cerca de 95 aviones de combate rusos, 115 helicópteros, 72 sistemas de lanzamiento de misiles y 44 sistemas de defensa aérea. Los ucranianos aseguran haber destruido también 1.470 vehículos blindados de combate, 60 tanques de combustible y 11 vehículos especiales. Además, según el Estado Mayor, en los combates han muerto al menos 14.400 soldados rusos. A ellos, y a otros “miles de heridos y mutilados”, hizo referencia Zelenski en su mensaje de madrugada dirigiéndose a la población rusa: “Este es el precio de la guerra en poco más de tres semanas. La guerra debe terminar”.
Entre esos militares caídos se encuentra también, según las autoridades ucranianas, el general Andry Mordvichev. Él sería el quinto general ruso fallecido desde el inicio de la ofensiva, el pasado 24 de febrero. Según el asesor del Ministerio del Interior Vadim Desinenko ni siquiera durante la II Guerra Mundial la Unión Soviética llegó a perder tantos generales en tan solo tres semanas.
847 civiles muertos
La Fiscalía de Menores ucraniana ha denunciado también esta jornada que, al menos, 112 niños han muerto en el país desde el inicio de la ofensiva y que más de 140 han resultado heridos en los ataque rusos. Además, el Ministerio Público ha informado también de daños materiales en 289 instituciones educativas del país, medio centenar más de las notificadas el día anterior. Estos datos no han podido ser contrastados por organismos independientes, pero Naciones Unidas ha confirmado casi 847 civiles muertos, de ellos 21 son niños y siete son niñas, además de otros 36 pendientes de identificación, y 1.399 heridos “desde las 4.00 horas del 24 de febrero, cuando comenzó el ataque armado de la Federeción Rusia contra Ucrania, hasta las 0.00 horas del 18 de marzo”.
La ONU señala en un comunicado que las cifras reales “son considerablemente más altas, especialmente en el territorio controlado por el Gobierno y especialmente en los últimos días”, debido a que se han intensificado los ataques en algunas zonas. Además, señala que la mayoría de víctimas lo han sido por el uso de armas explosivas de “amplia área de impacto”.