El incendio que asola a Hawai, el más mortífero de Estados Unidos en más de un siglo, ya se cobró 96 vidas y las autoridades locales estiman encontrar “de 10 a 20 personas por día” hasta terminar las tareas de búsqueda entre las viviendas y vehículos calcinados, según explicó el gobernador Josh Green en una entrevista transmitida por la cadena CBS.
“Ninguno de nosotros conoce aún la amplitud (del desastre)”, expresó John Pelletier, jefe de la policía de la isla de Maui. Lahaina, ciudad costera de esta isla, quedó completamente destruida por las llamas y los sobrevivientes denunciaron que no recibieron ningún aviso de incendio en tanto las sirenas de alerta no sonaron. Según explicó la senadora Mazie Hirono, se está investigando porque no se activaron las alertas. “No voy a dar ninguna excusa para esta tragedia”, agregó.
Las fallas en el sistema de sirenas estuvieron acompañadas por cortes de energía que restringieron la posibilidad de que los ciudadanos se enteraran del desastre con antelación mediante sus teléfonos celulares. Así, muchos descubrieron lo que estaba sucediendo cuando vieron a sus vecinos correr por las calles o las llamas por sí mismas.
El fuego destruyó más de 2.200 estructuras en Lahaina y generó pérdidas equivalentes a alrededor de 5.500 millones de dólares. A estos problemas económicos y de infraestructura se suman las pérdidas humanas y los desafíos vinculados a la identificación de los cuerpos hallados.
El incendio que arrasó con Hawai es el más mortífero desde 1918, cuando 453 personas murieron en Minnesota y Wisconsin, en base a los datos del grupo de investigación sin fines de lucro Asociación Nacional de Protección contra Incendios. El número de víctimas ya superó el de Camp Fire, California, que en 2018 provocó la muerte de 86 personas y eliminó casi por completo la pequeña población de Paradise.
Con información de agencias.