En un año repleto de comicios, la elección presidencial de un pequeño archipiélago de 24 millones de habitantes va a tener una gran repercusión. Los votantes de Taiwán eligen este sábado a su nuevo presidente, una elección que definirá la relación entre las dos principales superpotencias mundiales para los próximos años.
Aunque nunca gobernó sobre Taiwán, el Partido Comunista de China (PCCh) reclama el territorio como parte de la República Popular China y no descarta el uso de la fuerza para lograr el objetivo de la “reunificación”. Pero en el archipiélago son cada vez más las personas que se consideran taiwanesas, no chinas, y no quieren saber nada de Pekín.
Aunque la naturaleza y el alcance de la ayuda siguen sin estar claros, Estados Unidos se comprometió a apoyar a Taiwán en caso de un intento de invasión por parte de China. Es la llamada política de “ambigüedad estratégica” que hizo de Taiwán uno de los mayores puntos de tensión dentro de las relaciones entre Washington y Pekín.
Elegir al candidato que mantenga la paz en el estrecho de Taiwán es una cuestión existencial para los votantes del archipiélago, aunque China no sea el único tema de preocupación para muchos taiwaneses. Sea cual sea el resultado del voto de este sábado, las repercusiones se sentirán en toda la región.
¿Quiénes son los candidatos?
El favorito es Lai Ching-te, del Partido Progresista Democrático (PPD) y vice de la actual presidenta Tsai Ing-wen, obligada a abandonar el cargo por la legislación que limita el número de mandatos. Lai representa la opción de la continuidad junto a su candidata para la vicepresidencia, la exenviada de Taiwán en Estados Unidos Hsiao Bi-Khim.
El PPD cree que para mantener el actual statu quo de paz, Taiwan debe construir relaciones más sólidas en el escenario mundial, y especialmente con Estados Unidos. Algunos analistas creen que Lai no es tan querido en Washington como Tsai o como Hsiao, una de las posibles razones para elegir a Hsiao como vicepresidenta pese a que sea objeto de sanciones por parte de Pekín. El gobierno chino desprecia abiertamente a Lai, al que califican de “completo alborotador”.
El candidato principal de la oposición es el exagente de policía y popular alcalde de Nueva Taipéi Hou You-yi, miembro del partido conservador Kuomintang (KMT). El KMT, que durante mucho tiempo luchó contra una imagen de elitismo, espera que las raíces obreras de Hou atraigan a un amplio abanico de votantes, ya que el partido lucha por unir a su base de mayor edad con los jóvenes taiwaneses.
Pero esa imagen de hombre corriente también es el punto débil de Hou cuando surge la pregunta sobre la experiencia en política exterior que hace falta para mantener el delicado equilibrio de Taiwán entre China y Estados Unidos.
Hou sostiene que aumentar los vínculos económicos y abrir el diálogo con China es la mejor forma de preservar la paz, aunque rechazó la idea de la independencia de Taiwán y el modelo de “un país, dos sistemas” que sugirió el partido comunista chino, lo que dejó a algunos votantes sin saber qué piensa exactamente sobre la cuestión china.
La novedad en la carrera presidencial es Ko Wen-je, del recién creado Partido Popular de Taiwán (PPTW).
Ko es un popular exalcalde de Taipéi que trabajaba como cirujano hasta su entrada en política en 2014. Aprovechando su formación científica, Ko trató de presentarse como un tecnócrata, una persona competente para ocupar el cargo de la presidencia.
Pero la alusión a sus credenciales médicas no siempre dio buenos resultados. En octubre causó indignación cuando comparó la relación entre China y Taiwán con el tratamiento de un cáncer de próstata. A menudo los pacientes con cáncer de próstata viven bien durante muchos años, dijo, mientras que extirpar la próstata “puede provocar una muerte aun más rápida”. Se suponía que la metáfora subrayaba la importancia de coexistir con el enemigo, pero recibió muchas críticas (también, de la Asociación Urológica de Taiwán).
Aunque Ko diga que en el tema de China el PPTW representa una “vía intermedia” entre las posturas del PPD y del KMT, lo cierto es que sus políticas se parecen más a las del KMT.
¿Cuáles son los principales problemas?
Cómo tratar con China se convirtió en el tema dominante en la recta final de la campaña. Taiwán vivió mucho tiempo bajo la amenaza de una invasión, pero en los últimos años aumentó la tensión, debido a la mayor intensidad de las maniobras militares de China y a los informes de los servicios de espionaje de EEUU en los que se dice que China podría ser capaz de anexionarse Taiwán en los próximos diez años.
Tanto China como el partido taiwanés KMT presentan la votación como una elección entre guerra y paz. Pero son argumentos que en otras ocasiones no lograron ahuyentar a los votantes del PPD. Cuando Tsai, del PPD, fue reelegida en 2020 con una clara ventaja, la represión de la democracia en Hong Kong era uno de los temas de debate. Una advertencia para Taiwán, dijo entonces Tsai, que en diciembre de 2023 repitió el mensaje durante un mitin por la candidatura a la presidencia de Lai. “No queremos una paz al estilo de Hong Kong; queremos una paz digna”, dijo la presidenta saliente.
Para Hou, del KMT, votar al PPD sería equivalente a “enviar a todo el mundo al campo de batalla” porque provocará la guerra con China.
En comparación con otras partes del mundo la inflación de Taiwán fue baja (de 2,92% en noviembre) pero mucha gente siente que la vida se encareció demasiado. Más de un tercio de la población sostiene que el crecimiento económico es el problema más acuciante para el próximo presidente, convirtiendo al tema en el principal para los votantes.
Tanto Lai como Hou prometieron aumentar el salario mínimo, algo especialmente importante para los votantes jóvenes. Según Hou, el PPD no fue capaz de mejorar el nivel de vida. En su programa, el candidato del KMT incluye políticas sociales nuevas, como un aumento en el número de guarderías financiadas por fondos públicos y ayudas a jóvenes que quieran comprar su vivienda.
Pero hasta los debates sobre economía terminan derivando en discusiones sobre política exterior. “Los desafíos económicos que enfrenta Taiwán, y las soluciones propuestas, no pueden separarse completamente de la relación con China”, dice Bonnie Glaser, experta en Taiwán y directora del centro de estudios estadounidense German Marshall Fund.
Taiwán es un pequeño archipiélago rocoso cuya energía depende casi en un 97% de importaciones, una circunstancia que lo hace especialmente vulnerable ante posibles perturbaciones en el suministro. Para muchos votantes, la seguridad energética es una preocupación clave tras los apagones masivos que en 2017, 2019 y 2022 afectaron a millones de hogares.
Aunque el gobierno de Taiwán se fijó objetivos para aumentarlas, las actuales reservas de gas, carbón y petróleo durarían unos 200 días en caso de un bloqueo de China. De ahí que vuelva a hablarse de resucitar el programa de energía nuclear, que había perdido importancia desde la llegada de Tsai al poder en 2016. De acuerdo con los planes del gobierno, la última central nuclear que aun queda operativa dejará de producir energía en 2025.
Hou prometió reconstruir la capacidad de energía nuclear de Taiwán, pero un referéndum celebrado en 2021 en el que se votó en contra de reanudar la construcción de una central nuclear sugiere que muchos votantes siguen siendo escépticos.
¿Qué significan para China las elecciones en Taiwán?
Pekín sigue de cerca la votación y se espera que en los próximos días incremente las presiones sobre la isla. “La reunificación de la madre patria es una inevitabilidad histórica”, dijo el presidente chino Xi Jinping en su discurso de año nuevo. El PCCh aun cuenta con lograr su objetivo mediante presiones políticas y económicas, antes que con una guerra total. En Taiwán, el Ministerio de Asuntos Exteriores está documentando los intentos de China de interferir en las elecciones y ya anunció que publicará sus análisis después de la votación.
Según Tim Niven, director de investigación en la ONG Doublethink Lab, con sede en Taipei, “la guerra psicológica [de China] durante un largo período está influyendo en el discurso político local y en el relato de fondo”.
En una newsletter reciente, el analista especializado en China Bill Bishop consideraba improbable un ataque militar inmediato de China ante una victoria de Lai, pero añadió que no habría que sorprenderse “si Pekín no espera hasta la toma de posesión en mayo para empezar a tomar medidas”. Una posible respuesta, sugirió, es la suspensión del acuerdo comercial de 2010 que fue objeto de disputas recientes. Algunos analistas también prevén un aumento en las maniobras militares de China alrededor de la isla.
Gane quien gane las elecciones de este sábado, la relación con Washington no se definirá hasta noviembre, cuando se conozca el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses. Las elecciones de enero en Taiwán marcarán la pauta geopolítica global para 2024, pero es mucho lo que aún queda en juego.
Traducción de Francisco de Zárate.