El martes comenzó como cualquier otro día de la campaña electoral de José Alberto Alonso, líder sindical que se postula para alcalde en el balneario mexicano de Acapulco: se despidió de su familia con un beso, subió a su auto SUV Nissan Extreme y se dirigió al lugar programado para los timbreos de puertas.
Sin embargo, apenas a los 200 metros de su casa, una motocicleta se acercó y su conductor sacó una pistola e inmediatamente acribilló el coche a balazos. El guardaespaldas de Alonso respondió al fuego y los atacantes huyeron. El candidato que había logrado escapar de lesiones, fue enviado luego al hospital por estrés.
“Cuando te metes en política, sabes que puede haber repercusiones, pero nunca de esta manera”, declaró Alonso, de 36 años, desde su lecho de enfermo.
México ha sufrido una temporada de campaña especialmente sangrienta y violenta antes de los comicios de mitad de período del 6 de junio, cuando el país renovará los 500 escaños de la cámara baja del Congreso. Elegirá gobernadores en 15 de sus 32 estados y cientos de alcaldes y legisladores locales.
Al menos 34 candidatos han sido asesinados desde que comenzó la campaña el 6 de abril, mientras que más de decenas fueron amenazados a punta de pistolas y atacados. Las autoridades mexicanas han registrado 398 amenazas o ataques a candidatos.
Gran parte de la violencia ocurre en estados como Guerrero, al sur de la Ciudad de México, donde numerosas facciones criminales luchan por el comercio de la amapola de opio y realizan extorsiones y redes de secuestros en Acapulco. Pocos casos se resuelven alguna vez, aunque el gobierno federal ha brindado protección a los candidatos en los rincones más difíciles del país.
“Los grupos criminales han aprendido la lección en los últimos años de que no importa lo que hagan, incluido el asesinato de candidatos o el ataque a instituciones públicas, porque no hay consecuencias”, dijo Falko Ernst, analista senior de México para International Crisis Group, la organización no gubernamental para la resolución y prevención de conflictos internacionales.
“Si miramos el desempeño de las instituciones judiciales mexicanas en la resolución de los asesinatos de políticos, es prácticamente cero. Eso crea enormes incentivos para matar candidatos y salirse con la suya”.
Muchos de los ataques tienen como objetivo a candidatos que se presentan para la administración local, ya que los grupos criminales buscan aumentar su control territorial.
“El objetivo de ganar control sobre el próximo alcalde es asegurar que este alcalde garantice el acceso a dos recursos del premio: el dinero público y la policía”, dijo Gema Kloppe-Santamaría, investigadora criminal mexicana de la Universidad Loyola de Chicago y autora del libro En el vórtice de la violencia: linchamiento, justicia extralegal y estado en México.
La campaña se ha suspendido en decenas de municipios de todo el país debido a la violencia. El partido gobernante Morena -también conocido como Movimiento Regeneración Nacional por el nombre de la asociación civil que le dio origen- dejó de hacer campaña en la parte sur del estado de México, la región más poblada del país, que rodea la Ciudad de México, luego de que una emboscada en marzo mató a 13 policías estatales y federales.
El presidente del partido de Morena, Mario Delgado, tuiteó el viernes que él y otros dos políticos fueron interceptados por hombres armados con fusiles de asalto en el estado de Tamaulipas, ubicado en el noreste y separado por el río Bravo de EEUU, un semillero del crimen organizado, para luego ser liberados ilesos.
“Hay algunos municipios donde haces campaña, pero no puedes hablar de asuntos municipales, otros donde puedes traer un equipo de campaña, pero no puedes realizar mítines”, informó Isaac Monroy, delegado de Morena en el estado de México.
Los ataques han sido descarados. A principios de mayo, un exfiscal estatal fue asesinado a tiros en una calle mientras hacía campaña para la alcaldía en el norte del estado de Sonora. El martes, Alma Barragán, candidata a la presidencia municipal por Movimiento Ciudadano (MC), fue asesinada mientras realizaba una manifestación en el estado de Guanajuato, asolado por el conflicto.
El presidente Andrés Manuel López Obrador -llamado AMLO- afirma que su gobierno está brindando protección a los candidatos. No obstante, acusó a los medios de sensacionalismo de los asesinatos para desacreditar su gestión.
Los grupos criminales a menudo ofrecen a los funcionarios públicos la opción de “plata o plomo”: aceptar sus sobornos o enfrentarse a la muerte.
“Hay mucho chantaje, y los que dicen que no terminan así”, declaró Ramón Bernal García, un ex detective que participa en el pequeño partido Fuerza por México (FxM) -fundado en 2019 que se considera de centroizquierda progresista- cerca de Ciudad de México. Parte de la violencia y la intimidación también se debe a los partidos políticos rivales, dijo Bernal.
Alonso nunca recibió amenazas, aunque dice que, en retrospectiva, hubo señales de problemas. Los carteles de campaña con su rostro juvenil fueron robados y destrozados. Algunos miembros del personal de la campaña recibieron advertencias veladas para que detuvieran su trabajo.
Aún no pudo decir qué motivó el intento de asesinato, especialmente porque Fuerza por México, el partido que ayudó a fundar, está disputando su primera elección y votando en cifras de un solo dígito a nivel nacional. Sin embargo, aseguró que estaba decidido a permanecer en la carrera.
“He recibido muchos mensajes amables de personas que están hartas del crimen”, dijo. “Me golpeó hoy porque soy candidato, pero seré vocero de todos los que sufren violencia aquí en Acapulco”.
Traducción de Alfredo Grieco y Bavio